Cumbre de la FAO en Roma: ¿éxito o fracaso?
Crece el consenso sobre qué medidas adoptar para aumentar el suministro de alimentos
¿Vaso medio lleno o medio vacío? Pese a las críticas, el reciente encuentro de la FAO en Roma finalizó con diversos e importantes logros, como el posicionamiento de la agricultura y los alimentos como principales tema de la agenda política internacional, junto a la Energía y el cambio climático, dice el autor. En segundo lugar, se materializaron ayudas por más de 6.500 millones de dólares.
(Desde Madrid y Roma) COMO SIEMPRE SUCEDE con los temas sometidos a controversia (es el caso de la discusión sobre cómo solucionar el problema del hambre), las evaluaciones que se hacen de reuniones como la reciente Cumbre Alimentaria de Roma son tremendamente variadas y muchas veces contradictorias. Algunos dicen que fue un gran éxito y otros afirman que fue un gran fracaso, porque la reunión se distinguió por la ausencia de soluciones al problema del hambre.
Seguramente esto se deberá a que la opinión depende del cristal con que se mire. Y, por lo tanto, mi opinión está dada a partir de mi cristal. Soy funcionario de la FAO desde hace 30 años y estuve en la Cumbre de Roma en el ruedo y no tras la barrera. Y como soy de la FAO, pero no faoísta, creo poder mirar los resultados de esta Cumbre con una cierta objetividad de criterio y con la experiencia que me dan los años de participante activo en estas lides.
Estas reuniones internacionales hay que evaluarlas a partir de lo que pueden ofrecer como resultado, y no como si se trataran de la panacea para dar solución definitiva a los problemas que se quieren resolver. Y a partir de esta premisa, me inclino por pensar que en esta Cumbre se obtuvieron mejores resultados de lo esperado.
AFIRMACIONES BASADAS EN EL DESCONOCIMIENTO
Pero antes de entrar en sus logros, creo pertinente ir despejando algunas de las sombras que sobre ella han lanzado sus críticos. Se ha apuntado a la FAO como institución que ha sido incapaz de prever lo que está sucediendo y de identificar con claridad las causas de la crisis provocada por el aumento del precio de los alimentos. Son frases fuertes, muchas veces sustentadas en el desconocimiento. «Las críticas olvidan que las organizaciones de la ONU son organismos intergubernamentales que expresan lo que sus Estados miembros acuerdan y dependen de presupuestos exiguos» Hace tiempo la FAO viene advirtiendo que la producción de cereales ha estado por debajo del consumo durante siete de los últimos 8 años.
Y en repetidas ocasiones hemos hecho referencia sobre las causas: dos de naturaleza estructural como son, por una parte, el aumento importante de la demanda, sobre todo la que proviene de países emergentes como China e India, y por otro lado, una escasez de oferta debida, entre otras cosas, a problemas climáticos como sequías, inundaciones, huracanes, irregularidades en las lluvias, en fin, fenómenos vinculados de una u otra manera al cambio climático. Además, hemos señalado otras causas coyunturales como el alza de los precios del petróleo que incide en los procesos de producción de alimentos, el desarrollo de los biocombustibles, movimientos financieros especulativos que se producen sobre los commodities agrarios, algunas medidas adoptadas unilateralmente por algunos países que restringen el comercio, y hábitos de consumidores (sobre todo en países desarrollados) «Ingenuo es pensar que una Cumbre por el sólo hecho de realizarse puede resolver un problema milenario como el del hambre» que han decidido acaparar productos alimentarios ante la supuesta amenaza de que no habrá alimentos para todos en el corto plazo.
Otros críticos han señalado la falta de voluntad de las organizaciones internacionales en ayudar al desarrollo social y económico de los países pobres. Estas críticas olvidan que las organizaciones del sistema de Naciones Unidas, entre ellas la FAO, son organismos intergubernamentales que expresan lo que el conjunto de sus Estados miembros acuerdan por consenso y dependen de presupuestos exiguos que no permiten realizar intervenciones como las que se necesitan. Sin ir más lejos, el presupuesto de la FAO en un año es de 450 millones de dólares, una ínfima migaja comparada con lo que diariamente se gasta en armamentos, por ejemplo.
Tampoco ha faltado la crítica de siempre: mucho bla, bla, bla en estas reuniones y al final los pobres y los hambrientos siguen esperando. Ingenuo es pensar que una Cumbre por el sólo hecho de realizarse puede resolver un problema milenario como el del hambre.
RESULTADOS POSITIVOS
Entrando en materia de logros, creo que lo más valioso de este encuentro de Roma es que por primera vez desde que fueron fundadas las Naciones Unidas hace casi 63 años, se ha posicionado el tema de la agricultura como el principal tema de la agenda política internacional. «Se materializaron contribuciones por más de 6.500 millones de dólares en una reunión que no tenía por objeto solicitar apoyos financieros» En esto, sin duda, ayudó el que el alza de los precios de los alimentos no sólo afectara a los más pobres entre los pobres, sino que también se percibiera como una amenaza en los países desarrollados y en los emergentes, donde los consumidores tienen voz y formas de ejercer presión sobre los gobiernos en caso de que las cosas lleguen a situaciones extremas. El mejor indicador de que el tema es importante lo muestra la cantidad de asistentes a esta reunión: representantes de 181 países, 43 jefes de Estado, más de 3.000 delegados nacionales, 60 organizaciones internacionales, 64 organismos de la sociedad civil, y casi 1.300 periodistas.
En segundo lugar, se materializaron contribuciones por más de 6.500 millones de dólares en una reunión que no tenía por objeto solicitar apoyos financieros. Algunas de estas donaciones son recursos frescos e inmediatos, otras se entregan en un arco de 5 años. «Las organizaciones de la ONU han iniciado ya la aplicación de medidas y ejecución de proyectos de lucha contra el hambre en países concretos»Entre estas aportaciones cabe destacar los 1.500 millones del Banco Islámico de Desarrollo, los 1.200 del Banco Mundial, los 1.000 del Banco Africano de Desarrollo, los 1.500 millones de Francia, los 773 de España y los 590 del Reino Unido. Esta nueva financiación, se suma a otros 6.060 millones de dólares comprometidos en los primeros meses de este año.
En tercer lugar, se realizarán importantes reuniones internacionales en las que se dará seguimiento a los debates de Roma: reunión del Grupo de los 8 en Tokio del 7 al 9 de julio de este año; la Asamblea General de las Naciones Unidas que comienza en Nueva York el 20 de septiembre; y la reunión ofrecida por el Gobierno de España, a realizarse en fecha a determinar en el otoño de este año y en la que se podrán articular medidas concretas de lucha contra el hambre.
UNA TAREA QUE NOS INCUMBE A TODOS
A veces se tiende a focalizar más en el desacuerdo sobre biocombustibles y no en el consenso alcanzado sobre las medidas a ser adoptadas para aumentar el suministro de alimentos. En este sentido, cabe señalar que las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas (entre ellas la FAO) han iniciado ya la aplicación de medidas y ejecución de proyectos de lucha contra el hambre en países concretos.
La Declaración de la Cumbre, adoptada por aclamación, hizo un llamado a todos los donantes y al sistema de las Naciones Unidas a aumentar su asistencia para los países en desarrollo y propuso avanzar en dos líneas principales: llevar ayuda alimentaria inmediata para los que más sufren de hambre y dar un apoyo a la producción y al comercio agrícolas pidiendo a los países en vías de desarrollo que pongan en práctica las políticas y medidas para asistir al sector de agricultura familiar a incrementar su producción e integrarse con los mercados locales, regionales e internacionales.
Pero si de veras se quiere solucionar el problema del hambre hay que prestar atención a las palabras del Director General de la FAO, Jacques Diouf, quien afirmó en la Cumbre que cada año se necesitan 30.000 millones de dólares para ser invertidos en la agricultura y producir los alimentos que se necesitan. Este dinero debería provenir de los propios países afectados por los problemas de seguridad alimentaria y de los países que ya han alcanzado altos niveles de desarrollo. Los primeros deberán dar prioridad a la agricultura en sus estrategias nacionales y los segundos deberán aumentar sus actuales niveles de ayuda al desarrollo.
Se trata de una cifra exigua comparada con los 100.000 millones de dólares que correspondían al valor de los alimentos que se desperdiciaron en el año 2006.
- Por qué hay que aumentar la oferta mundial de alimentos y subsidiar a los pobres
por Joaquín Mirkin - El impacto del alza de los precios en América Latina
por Bernardo Kliksberg
Publicado por:
ANA MARIA
fecha: 18 | 06 | 2008
hora: 6:59 pm
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Da un poco de risa porque asistentes a congresos internacionales de alimentación están favoreciendo con gobierno pseudo izquierdistas-ampliamente apoyados desde el exterior-a concentraciones financieras que interesan en la titularidad de la tierra productiva.
Mientras tanto impiden el despegue de dichos paises ,posibilitando que se levanten potencias mundiales «eliminando convenientemente la competencia».