George W. Bush 2001-2009: la ecología en último lugar
El movimiento ecologista y la preocupación por el medio ambiente tras el 11 de septiembre
Los atentados contra las Torres Gemelas cambiaron el mundo, y la guerra contra el terrorismo se convirtió en la prioridad número uno para Estados Unidos, que se vio forzado a centrarse en las amenazas provenientes de todas partes. Los demás temas, incluyendo el ecologismo y el cambio climático, palidecieron ante la nueva crisis global, y con ellos las políticas de protección al medio ambiente, señala la autora.
(Desde Madrid) AL ENTRAR EN EL SIGLO XXI, los norteamericanos se enfrentaban a un mundo en cambio y a una incipiente crisis medioambiental. Políticos, académicos, numerosos observadores y comentaristas a nivel mundial, habían vaticinado que ésta sería la era del ecologismo y la defensa del medio ambiente. Las naciones crearían alianzas para solucionar los problemas medioambientales, la mayor amenaza de la humanidad.
Pero los sucesos del 11-S cambiaron el mundo y las prioridades, que se convirtieron en otras. Ese día la guerra contra el terrorismo (War on Terrorism), se convirtió en la única prioridad y Estados Unidos se vio forzado a centrarse en las amenazas provenientes no sólo de Oriente Medio, sino de todas partes. Los demás temas, incluyendo el ecologismo, palidecieron ante esta nueva crisis global.
DOS FORMAS DE PERCIBIR EL MEDIO AMBIENTE
Los ecologistas norteamericanos esperaban expectantes la llegada de las elecciones del año 2000, ya que para muchos, el nuevo presidente de Estados Unidos crearía una iniciativa para liderar el esfuerzo global y hacer frente a la crisis medioambiental. La Liga de Votantes Conservacionistas (League of Conservation Voters) llevó a cabo más de una docena de eventos durante la campaña electoral, ya que por primera vez un político medioambientalista tenía posibilidades de llegar a la Casa Blanca. La Liga acuñó el lema: …Si Gore gana, ganará el planeta… Efectivamente, la figura de Al Gore movilizó a ecologistas de todos los ámbitos en cada Estado. «El partido demócrata aprovechó la coyuntura republicana e incluyó los temas medioambientales como parte esencial de su campaña electoral»
En contraste, los republicanos presentaban un candidato poco interesado por los temas medioambientales. George W. Bush criticó entonces el Clean Air Act y el Clean Water Act (leyes de protección del aire y del agua) y argumentó que las causas del calentamiento global debían de estudiarse más a fondo antes de actuar. Su punto de vista coincidía con los esfuerzos del partido republicano de presentarse como el partido de la desregulación, ante una era de protección medioambiental que incrementaría el poder del Estado y disminuiría la microsupervisión (micromanagement) de los burócratas de Washington.
El partido demócrata aprovechó esta coyuntura e incluyó los temas medioambientales como una parte esencial de su campaña electoral. Pero, el 7 de noviembre, Al Gore perdió por sólo 537 votos Fueron las elecciones más ajustadas de la historia. Estados Unidos se encontraba fuertemente dividido.
BUSH Y LA DESREGULACIÓN
Poco menos de un año más tarde, el atentado terrorista de las Torres Gemelas de Nueva York dejó petrificada a la sociedad americana y al mundo. «La retirada del protocolo de Kyoto provocó fuertes críticas en todo el mundo, pero no en la sociedad americana» Casi de inmediato, el país centró sus esfuerzos en combatir esta nueva amenaza e iniciar la invasión de Afganistán y posteriormente la de Irak. El cambio de prioridades de la política americana del gobierno de George W. Bush tuvo como consecuencia, desgraciadamente, sacrificar la protección del medioambiente.
La administración Bush declaró que las zonas protegidas de Alaska debían abrirse a la industria del petróleo para liberar al país de la dependencia de Oriente Medio. La población norteamericana, muy preocupada por los temas de seguridad y el terrorismo, no reaccionó ante el proceso de desregulación de las políticas medioambientales introducidas por el gobierno republicano. La decisión de retirar a Estados Unidos de las negociaciones sobre el protocolo de Kyoto en 2002 provocó fuertes críticas de ecologistas en todo el mundo, pero tuvo poco impacto en la sociedad americana.
«La degradación del medio ambiente es una amenaza real que se expande día a día» Las consecuencias de la desregulación ya se están notando. El impuesto de Superfondo de limpieza (Superfund clean-up tax) dejó de cobrarse a las empresas más contaminantes, cayendo finalmente en bancarrota.
También se redujeron las inspecciones de aire en las refinerías y se incrementaron los cierres de playas por el deterioro del mar a causa de los vertidos industriales a los ríos. Se incrementaron los niveles de mercurio en peces de las muestras hechas en lagos norteamericanos, así como la contaminación ambiental en ciudades y en el agua potable.
ÚLTIMA DE LAS PREOCUPACIONES
«El futuro nos dirá sí la decisión del pueblo americano ha sido sabia o no» No cabe duda de que la guerra contra el terrorismo es una necesidad real pues esta lacra debe ser atajada con fuerza, pero quizás debería ser una lucha en la cual tuviese también cabida la protección del medio ambiente pues su degradación constituye una amenaza real que se expande día a día.
Las acciones a corto plazo han demostrado ser insuficientes y sólo por medio de la educación, la planificación a largo plazo y un deseo real de querer hacer cambios ayudarán a trabajar en la dirección correcta.
En una encuesta publicada en agosto de 2006 se les preguntaba a los americanos que identificaran los temas que pensaban serían más importantes en una futura campaña electoral. Entre muchos temas mencionados, los temas medioambientales seguían estando al final de la lista. Parece que a pesar de los pronósticos negativos y las amenazas que sufrimos la ecología puede esperar.
El futuro nos dirá sí la decisión del pueblo americano ha sido sabia o no…
- El movimiento ecologista cobra fuerza en Estados Unidos
por Heike Pintor Pirzkall
Publicado por:
Camilo Vial
fecha: 17 | 07 | 2008
hora: 11:30 am
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Como siempre, muy interesantes todas las publicaciones de este sitio.
Sólo para reflexionar un poco: «No cabe duda de que la guerra contra el terrorismo es una necesidad real», creo que es una afirmación en base a una frase construída, según el marco conceptual (como diría George Lakoff) de los think tanks republicanos.
Efectivamente, a mi juicio, acabar con el terrorismo es una necesidad real. No hay dudas. ¿a través de la guerra?, ¿se acabará cuando uno el pie sobre el otro?, ¿se pondrá punto final a punta de balas?. ¿La «guerra» en Irak, es una contra el terrorismo o a favor de otro tipo de intereses que todos conocemos?.
Esto nos desvía del foco de este artículo, debido a la profundidad que requiere un análisis en esta materia. Sólo me gustaría decir que:
– La «guerra» que hoy tiene Estados Unidos, a todas luces, no es una guerra contra el terrorismo, sino que se aprovecharon de un cruel ataque de éste para proteger otros intereses.
– Es necesario entender los orígenes del terrorismo para acabar con él. No se trata de simples fanáticos que se agruparon de un día para otro a los cuales se puede eliminar con fusiles. Hay profundas razones arraigadas en la historia y la cultura que lo engendra, con una fuerte responsabilidad de occidente. La rabia no murió cuando mataron al perro. Si eliminan a un grupo terrorista, seguramente aparecerá otro que pcupe su lugar.
– El camino de las armas es la última vía que debemos tomar. Primero, las potencias mundiales, deben comprender que estas situaciones también están fuertemente influenciadas por la desigualdad, falta de oportunidades, política internacional impositiva, etc. Y que en la medida que los países que tienen terrorismo en su interior, están más estabilizados, con rentas per cápitas altas, un buen nivel de desarrollo, mayor estabilidad social, etc, tendrán menos potenciales terroristas. Y de pasada, países con esta estabilidad, estarán en mejores condiciones de participar en la economía internacional, lo que a las potencias -a y todo el mundo-, le conviene.
Gracias por publicar mi comentario.
Camilo