ahmadineyadchavez.jpgLas relaciones de Chávez, Morales y Correa con Irán y Rusia despiertan preocupación, no sólo por su estrategia antiestadounidense, sino porque en los países andinos la utilización de la violencia mediante la intimidación es financiada y respaldada por regímenes autoritarios, dice el autor.

(Desde Bogotá) LA FAMOSA FRASE que subtitula este análisis, de un héroe cuyo emblema era un corazón, que entretenía hace algunos años en televisión, se ha convertido en una pregunta recurrente en la región suramericana y especialmente en los pueblos andinos frente a las peligrosas acciones y relaciones de los mandatarios que promueven el socialismo del siglo XXI. Las relaciones de algunos con Irán y Rusia, por sólo mencionar las dos más peligrosas.

Las relaciones de Chávez, Morales y Correa con Irán despiertan una gran preocupación, especialmente si se considera que a estas naciones las une el populismo en contra de Estados Unidos, país que en la región tiene como principal aliado a Colombia, específicamente en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. «Existen evidencias de intención intervencionista en Colombia por parte de políticos venezolanos»

En el mismo escenario se debe considerar la autorización que le hizo Chávez a Rusia para que realice maniobras militares en su territorio, las cuales abiertamente, como lo manifiesta el propio Chávez, representan comportamientos propios de una alianza estratégico -militar. Al respecto en palabras del propio Chávez la presencia de estos aviones en Venezuela es un aviso. Rusia está con nosotros somos aliados estratégicos. Es un mensaje al imperio. Venezuela ya no es aquella pobre y solitaria, explotada y humillada en el suelo, declaró el mandatario en un acto público.

VIOLENCIA PROMOVIDA Y FINANCIADA

«Más allá de las declaraciones a favor de las FARC, el gran problema es el grado de terror que estos personajes generan en un espacio donde debe primar el debate de las ideas»Sin querer inducir a una paranoia, estos hechos deben visualizarse a la luz de dos hechos adicionales que para nada están aislados los unos de los otros. El primero tiene que ver con las recientes evidencias de intención intervencionista en Colombia por parte de políticos venezolanos, entre ellos un ex parlamentario andino por ese país, la cual terminó con su deportación por encontrarse interviniendo en política en una reunión en el municipio de Ibagué.

El segundo, los recientes vídeos de encapuchados que promueven la revolución bolivariana en la Universidad Nacional en Bogotá, acciones que no son más que una representación evidente de intimidación a los estudiantes de dicha universidad.

«Preocupa que se desestimen las relaciones de Venezuela con Irán, porque no existe la posibilidad de establecer relaciones en razón a la religión y el idioma» Contrario a lo que algunos piensan, más allá de las declaraciones a favor de las FARC y la revolución armada, el gran problema es el grado de terror que este tipo de personajes genera en un espacio en el que debe primar el debate de las ideas y la libre expresión orientada al análisis y los planteamientos democráticos.

Esta serie de hechos vistos en conjunto, deben ser una alarma frente a lo que está pasando en la región, pues se está promoviendo en todos los países andinos la utilización de la violencia a través de la intimidación, financiada y respaldada por regímenes  autoritarios.

UN NUEVO EPISODIO DE TENSIONES

Sin perder de vista lo anterior, resulta preocupante que ingenuamente se desestimen las relaciones del gobierno de Miraflores con Irán, señalando que no hay una real relación más allá de algunas visitas diplomáticas, bajo el argumento que no existe la posibilidad de establecer relaciones de carácter comercial o político en razón a la religión y el idioma. «En medio de todo esto queda Colombia, que teniendo que continuar su lucha contra las FARC, debe esperar pasmada el desarrollo de los sucesos» Esto es lo más absurdo que puede pensarse, es claro que para el terrorismo o para adelantar acciones opresivas no es necesario establecer toda una serie de parámetros de entendimiento.

De la misma forma, los actuales acontecimientos en Bolivia, sobre los cuales únicamente queda desear una solución por la vía del diálogo y el respeto mutuo, con la suspensión del Embajador de Estados Unidos en estrecha relación con la misma acción del presidente Chávez, quien siempre está presto a tomar acciones irresponsables y populistas, son el inicio de lo que puede ser un nuevo episodio en el capítulo de las tensiones en la región, esta vez bajo el argumento de luchar contra el imperialismo yanqui.

Absurdo sería no reconocer que estos hechos responden a una secuencia lógica de intereses y compromisos adquiridos por parte de los mandatarios de Venezuela y Bolivia.

UNA CLARA RELACIÓN

No cabe la menor duda que en medio de todo esto está Colombia, en su lucha contra los narcoterroristas de las FARC y los grupos emergentes de los paramilitares al servicio de los cárteles de la droga, quien debe esperar casi pasmada al desarrollo de los sucesos. Pero esto es lo que más preocupa. «¿Quién nos defenderá de los mismos rusos que atacaron Georgia? ¿Y de los iraníes que apoyan a los grupos extremistas islámicos que lideran las acciones terroristas a nivel mundial?»

¿Que hará la comunidad internacional? ¿Estará dispuesta a colaborar con Colombia y con los ciudadanos y ciudadanos de estos países que quieren conservar la democracia y el ejercicio efectivo de sus libertades? ¿Mirará hacia otro lado, olvidando que en el territorio colombiano existe una organización terrorista pseudomarxista que se vende al servicio del mejor postor, ya sean los narcotraficantes o los líderes radicales con intensiones expansionistas y antinorteamericanas? ¿Existe una relación entre los intereses de Irán en la región respecto a tener la capacidad de enriquecimiento nuclear? ¿Tendrá esto relación con el uranio de las FARC y el ordenador del líder terrorista Raúl Reyes?

Es clara la relación de Rusia e Irán con Chávez, Morales y Correa, sus acciones a nivel mundial y regional, sus intereses, sus muestras de asociarse en contra de un enemigo al que denominan común.

Y frente a esto, ¿quien podrá defendernos? ¿Quién nos defenderá de los mismos rusos que atacaron Georgia? ¿Y de los iraníes que apoyan a los grupos extremistas islámicos que lideran las acciones terroristas a nivel mundial? ¿Y de los mandatarios que se niegan a reconocer el carácter terrorista de las FARC y que promueven acciones de intimidación en Colombia y Bolivia?