Canadá y la victoria del vencido
Stephen Harper renueva la confianza al aparecer como único candidato viable
La crisis financiera mundial, que hubiera podido derrumbar las expectativas del conservador Stephen Harper en Canadá, le ha servido para aparecer como el único candidato con una opción viable, aunque se trate de una victoria relativa, muy lejos de la mayoría absoluta.
(Desde Toronto) EN MENOS DE CUATRO AÑOS, los canadienses fueron llamados a ir tres veces a las urnas para consolidar un Gobierno con una mayoría parlamentaria. Nuevamente, el 14 de octubre pasado surge de la votación popular otro primer ministro minoritario que ya anunció la posibilidad de convocar a nuevas elecciones en dos años más, tiempo que la Constitución permite, si el gobierno minoritario no sufre de un voto de desconfianza. Lo que es muy probable que se realizara debido a que el promedio de vida de los gobiernos minoritarios fue de menos de 18 meses, 579 días exactamente. Sin embargo, las elecciones del 14 de octubre pasado fue la de menor votación popular con un 59,1 por ciento de los inscritos. Aunque para Canadá este porcentaje significa la menor participación histórica, es en el contexto continental una de las más altas. «La primera decisión del líder conservador es dar la prioridad a la economía con una estrategia tomada del programa de los liberales»
Para muchos críticos en Canadá, el Partido Conservador perdió, porque no logró su objetivo de alcanzar los 155 parlamentarios para detener la mayoría absoluta de los 308 escaños del Parlamento federal. A pesar de las críticas, el nuevo Parlamento tienen el mayor número de mujeres de toda su historia, 68.
La peculiaridad del parlamentarismo canadiense es la no obligatoriedad de constituir una coalición mayoritaria para gobernar, lo que ha conllevado a repetidas elecciones para consolidar el poder del gobierno. Precisamente, cuando el partido conservador asumió la presidencia en el 2006, rápidamente buscó convocar a elecciones anticipadas frente a la crisis de su eterno rival, el Partido Liberal, para buscar una mayoría absoluta, que el electorado le ha negado, pero la primera decisión del líder conservador es dar la prioridad a la economía con una estrategia tomada del programa de los liberales.
UN JUEGO INEQUITATIVO
Con 143 escaños (de 127 anteriormente) el Partido Conservador renueva el mandato de Stephen Harper. El Partido Liberal ve su presencia en el parlamento caer drásticamente pasando de 95 a 76, mientras que el Bloc Québécois (BQ) se consolida con 50 y el Nuevo Partido Democrático (NDP) de Jack Layton sube a 37, dejando solamente dos curules independientes. «La primera víctima de la elecciones es el líder liberal, quien deberá anunciar su renuncia al liderazgo del partido»
El Partido Conservador, que nació en el 2006 de la fusión de dos pequeñas formaciones, rápidamente se ha consolidado como la principal fuerza política del país, frente a las crisis del Partido Liberal, en particular el escándalo financiero en el Québec. Con 37,63 por ciento de los votos (11 por ciento más que el Liberal, que logró el 26,24 por ciento), tiene 67 escaños más. Pero el BQ, con solamente el 9,97 por ciento de apoyos alcanza 50 curules, y el NDP con casi el doble del porcentaje (18,2 por ciento) solamente 37 parlamentarios. El caso dramático es el Partido Verde que desaparece del Parlamento, a pesar de haber obtenido 6,80 por ciento de los votos, lo que contrasta con los independientes que con solamente 0,65 por ciento logran colocar a 2 diputados.
«El NDP, con 18,2 por ciento de los votos y siendo una formación joven, puede considerarse como una relativa victoria» La inequidad del sistema es simplemente la ley de la concentración de los votos. El BQ concentró sus votos en una sola región, el Québec, lo que explica su alto número de diputados, mientras que el Nuevo Partido Democrático tiene mayor presencia, pero a nivel nacional, lo que le significó un poco cosecha de escaños.
La primera víctima de la elecciones es Stéphane Dion, líder liberal, quien deberá anunciar en los próximos días su renuncia al liderazgo del partido. El número de diputados logrados por el partido tradicionalmente dominante en el país, es el menor de toda su historia que se remonta hasta el siglo XIX.
«A pesar de incrementar su participar electoral, los verdes pierden su única voz en el Parlamento Federal» El NDP, con 18,2 por ciento de los votos, puede considerarse como resultante de una relativa victoria, siendo una formación joven. En el 2006, tenía solamente 17,5 por ciento y gira alrededor de la figura de Layton, que tiene el respaldo de una gran parte de la comunidad china del país por tener una esposa oriental. También fue el candidato que más ha gastado durante esta campaña (20 millones de dólares canadienses). A diario sus anuncios aparecían en todos los canales canadienses, mientras que ningún otro candidato hizo un uso tan intensivo de los medios masivos de comunicación. Esta cantidad podría parecer poco elevada, pero si consideramos que la campaña electoral arrancó el 8 de septiembre del 2008, estamos hablando de solamente cinco semanas.
LA DESAPARICIÓN DE LOS VERDES
El Partido Verde, que logró 6,8 por ciento de los votos, no alcanzó a colocar ni un solo diputado. En realidad, el movimiento ecologista nunca había podido tener representantes en el Parlamento Federal. Su presidenta actual, Elizabeth May, de independiente se unió al partido solamente en 2008 y le aportó el único escaño que el movimiento tenía entes de las elecciones.
«El discurso del Partido Verde no aporta nada novedoso a un país que ya tiene una reputación más que sobrada de cuidar a la naturaleza» El error estratégico de May fue haber buscado contender contra el carismático Peter MacKay en Central Nova. Aunque esta última provincia es su lugar de nacimiento, la responsable del movimiento ecológico no tenía ninguna posibilidad de derrotar a MacKay, lo que conllevó la pérdida del único escaño de la formación política.
A pesar de incrementar su participar electoral (de 4,8 por ciento a 6,8 por ciento), hoy los verdes pierden su única voz en el Parlamento Federal.
La poca presencia de los verdes e la vida política de Canadá se debe a varios factores. Por un lado el Partido Liberal ha retomado el discurso ecologista, como su apoyo al protocolo de Kyoto. Por otra parte, el discurso del Partido Verde no aporta nada novedoso a un país que ya tiene una reputación más que sobrada de cuidar a la naturaleza, con un gran número de parques, inclusive cerca de las ciudades como en el caso de Toronto, rodeada por parques y reservas ecológicas.
UN PROGRAMA LIBERAL
La crisis financiera internacional y su impacto en la economía canadiense, con un precio del barril de petróleo en constante caída, la primera decisión del primer ministro conservador Harper fue anunciar un plan en 6 puntos, que retoma la estrategia planteado por el Partido Liberal.
Cuando el Partido Conservador asumió el poder en 2006, el superávit nacional era de 13.200 millones de dólares canadienses, que se redujo a 9.600 en 2007. Sin embargo, se prevé que para el ejercicio fiscal 2009-2010, Canadá tendrá por primera vez en más de un cuarto de siglo un déficit que podría llegar a los 10.000 millones de dólares.
Esta perspectiva empujó al premier canadiense a anunciar, un día después de las elecciones, su plan económico de 6 puntos: dar unos pasos apropiados para que el sistema financiero no se convierta en una desventaja competitiva; discutir la situación económica del país en la reunión en Québec entre Canadá y la Unión Europea; reunir al Parlamento Federal este otoño para revisar en noviembre el presupuesto económico y financiero previo; participar en la reunión de los ministros de finanzas del G20 (las 20 naciones más ricas del mundo que monopolizan el 90 por ciento de la economía mundial) y posteriormente en el G8; mantener una cuidadosa atención a los gastos gubernamentales; y, finalmente, lograr una estrategia concertada con los primeros ministros de las provincias.
Así, la crisis financiera mundial que hubiera podido derrumbar las expectativas de Stephen Harper, le ha servido para aparecer como el único candidato con una opción viable, si bien no ha logrado el suficiente convencimiento del electorado para que le otorgara la mayoría absoluta.
Una vez más, Canadá debe lidiar con un gobierno minoritario que muy probablemente no terminará dos años de los cuatro que le implica su mandato.
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