Anticipó la decadencia uruguaya. Su universidad fue la vida.
Por Javier del Rey Morató, 31 de julio de 2009
El pasado 1 de julio se cumplieron cien años del nacimiento de Juan Carlos Onetti. Tiempo le costó al articulista entender la riqueza de los textos onettianos, y la dificultad que encontró para disfrutar de su lectura no fue obstáculo para alcanzar la comprensión de su complejidad, y para pasar buenos momentos con la prosa del rioplatense.
Nacido el 1 de julio de 1909 en Montevideo, fallecido el 30 de mayo de 1994 en Madrid, Juan Carlos Onetti fue recepcionista de un dentista, empleado de una empresa que vendía neumáticos, vendedor de entradas de fútbol en el Estadio Centenario, albañil, vigilante en el Servicio de Semillas del Banco de la República, camarero de la cantina de un ministerio, emigrante en Buenos Aires, empleado en un taller de automóviles y en una empresa que fabricaba silos para cooperativas agrarias. No pisó las aulas universitarias, ni las necesitó: su universidad fue la vida, y en sus agrestes aulas aprendió lo que luego trocó en literatura.