Por Zidane Zeraoui (para Safe Democracy)

Zidane Zeraoui analiza el sistema político en México –a semanas de las elecciones presidenciales– y afirma que la democracia ha confiscado la esencia de la libertad de los ciudadanos en favor de los intereses partidarios. Zeraoui cree que la democracia mexicana es un sistema sumamente caro, con subvenciones de varios cientos de millones de dólares, que van a parar siempre a las arcas de los políticos, sea que ganen o pierdan las elecciones. Y alerta del gran negocio de los partidos mexicanos, que evaden cualquier tipo de competencia.


Zidane Zeraoui es profesor de Relaciones Internacionales y coordinador de la Maestría en Estudios Internacionales en el Tecnológico de Monterrey, México.

LA DEMOCRACIA PARTIDISTA EN MÉXICO HA CONFISCADO la esencia de la libertad del ciudadano en favor de los intereses de los partidos.

El sistema político, por ejemplo, privilegia a los partidos sobre las personas, no permitiendo a ningún mexicano presentarse para un puesto de elección popular si no es a través de una organización política.

CASTAÑEDA Y GONZÁLEZ, AFUERA
En estas elecciones presidenciales –de julio de 2006–, dos figuras nacionales trataron de buscar el respaldo partidista para su participación en la contienda electoral, pero al no haber encontrado este apoyo, no puedan presentarse a título personal para participar a las próximas elecciones.

Jorge Castañeda, ex-secretario de Relaciones Exteriores de México, se lanzó en la campaña electoral desde hace más de dos años, pero ningún partido buscó atraerlo como su candidato lo que conllevó a su eliminación de la contienda.

El caso de Jorge González, dueño de la mayor cadena de farmacias del país, es sumamente interesante. A pesar de no haber logrado ser el candidato oficial de algún partido, sigue presentando spots en las cadenas televisivas para promoverse «para servir a Dios y al pueblo», sin hacer referencia directa a la elección presidencial en la medida que la ley electoral no permite los candidatos independientes.

TODO QUEDA ENTRE LOS PARTIDOS

Si la ley es restrictiva y permite solamente a los partidos participar en la contienda electoral es por la existencia del financiamiento de los órganos políticos.

En efecto, todos los partidos reciben del Estado grandes cantidades monetarias (en México las contribuciones de particulares es marginal) para sus gastos de campaña que pueden rebasar varios centenares de millones de dólares.

Es esta prebenda que explica el celo de los partidos a excluir cualquier competencia en este campo, es decir la competencia de individuos.

EL ESTADO PAGA

La democracia mexicana es un sistema sumamente caro (financiamiento a los partidos, gastos electorales del Instituto Federal Electoral o los institutos estatales, etc.), pero que termina en las arcas de los políticos, sea que ganen o no las elecciones. Se vive de la política financiada por el Estado.

El sistema mexicano es una enorme estructura política que nutre a todos los partidos políticos nacionales y en donde cualquier competencia es indeseable. Sin embargo, en la medida que son los partidos (en el Congreso) que deben votar las leyes para permitir las candidaturas ciudadanas, éstas nunca se lograrán.

La democracia S.A. es un verdadero negocio partidista.