El trasfondo de un éxito indiscutible

Por Ricardo Angoso (para Safe Democracy)

Ricardo Angoso dice que Venezuela ha padecido en las últimas décadas el azote de una clase política corrupta e inmoral: ha soportado varios golpes de Estado, inestabilidad social y agudos períodos de crisis económica provocados por un mal manejo de la riqueza y una clara malversación de los fondos provenientes del petróleo. Angoso cree que la llegada de Chávez al poder situó el debate, precisamente, en lo contrario: la lucha contra la pobreza y la exclusión social y en la auténtica reforma del Estado. Entienda a continuación cómo logró Hugo Chávez Frías constituirse en el líder indiscutido de Venezuela buscando la modernización y la prosperidad social y económica (que no llega), ante una oposición ligada al golpismo y sin credibilidad.


Ricardo Angoso es periodista especializado en cuestiones internacionales y coordinador general de la ONG Diálogo Europeo, con sede en Madrid.

HUGO CHÁVEZ FRÍAS VUELVE a repetir mandato. Se trata del tercero, algo desconocido en la historia de este convulso país de algo mas de 27 millones de habitantes y una extensión de 916.000 kilómetros cuadrados.

Productor de petróleo y antaño una gran potencia económica, Venezuela ha padecido en el último siglo y medio el azote de una clase política corrupta e inmoral. Ha soportado varios golpes de Estado, inestabilidad social y agudos periodos de crisis económica provocados por un mal manejo de la riqueza del país y una clarísima malversación de los fondos provenientes del oro negro.

AGOTAMIENTO DEL SISTEMA POLÍTICO
En este estado de cosas, la aparición de Chávez –que enarboló la bandera de la lucha contra la corrupción y la pobreza desde sus orígenes– fue vista con simpatía por una amplia masa social de venezolanos cansados de presidentes corruptos y administraciones subordinadas a los intereses norteamericanos y ajenas a los anhelos populares. El emblema de esta época de fraudes masivos, corruptelas multimillonarias y destrucción de los bienes del Estado es el ex presidente Carlos Andrés Pérez, ahora exiliado en los Estados Unidos y gozando de una gran fortuna personal fruto del latrocinio organizado desde su mandato.

Los venezolanos acabaron hartos de un sistema bipartidista viciado, plagado de oportunistas y que no ofrecía soluciones ni a la crisis económica, ni a la social, que golpeaba sin diferencias a todas las clases sociales, pero especialmente a las más desfavorecidas. El sistema político venezolano estaba agotado y la población, exhausta.

ERRADICACIÓN DE LA POBREZA
Luego llegó Chávez al poder y situó el debate, precisamente, en lo contrario: la lucha contra la exclusión social sería la base sobre la que se debía de asentar la nueva administración y había que profundizar en una auténtica reforma del Estado. Puede ser que durante el mandato del actual presidente haya habido casos de corrupción, que se haya despilfarrado dinero público procedente de las entradas por la venta de petróleo y que incluso se haya fomentado la polarización.

Sin embargo, no es menos cierto que por primera vez en el país se han puesto en práctica algunas políticas destinadas a la erradicación de la pobreza, a la construcción de un sistema sanitario y educativo y a la reforma de la administración del Estado. El éxito de sus políticas será discutible, eso nadie lo duda en Caracas, pero por primera vez se sitúa el debate en la modernización social, política y económica y no en fracasas retóricas sacadas de los manuales de liberalismo económico.

UNA OPOSICIÓN LIGADA AL PASADO GOLPISTA
La oposición, además, no tuvo el coraje de desligarse del funesto pasado político de Venezuela. Apostó por las vías golpistas y violentas para arrancar a Chávez del poder y se alió con sujetos como Andrés Pérez e instituciones como la Iglesia católica para formar una imposible alianza antichavista. El resultado, tras casi una década en el poder del presidente Chávez, a la vista está. El candidato de la oposición, Manuel Rosales, apoyó el golpe de Estado contra Chávez y tuvo un protagonismo especial en aquellos confusos días: firmó el decreto que permitía el relevo del actual presidente y daba el testigo presidencial a otro golpista.

Que haya pretendido ser la alternativa real y democrática nos dice hasta qué punto la oposición venezolana está fuera de la realidad, que sigue presa de la inercia del pasado y que no tiene nada que ofrecer a los venezolanos. Es un cascarón vacío con destino hacia ninguna parte, no tiene proyecto ni sentido de Estado, sino tan sólo el deseo de llegar al poder sin importar los medios, sean legítimos o no.

EL LÍDER INDISCUTIDO
Con estos elementos, y con este vacío que impide la alternancia, pues la oposición no tiene credibilidad, Chávez se ha impuesto, como era lógico. En definitiva, lo tenía muy fácil. Los venezolanos son nacionalistas y el presidente ha sabido también tocar esa fibra, presentando a la oposición como los títeres de Washington y los aliados del innombrable Andrés Pérez, quien por cierto desde su fastuoso retiro sigue apoyando el irresponsable levantamiento armado contra Chávez.

Con esta gente, desde luego, no se va a ningún sitio y los venezolanos lo saben. Mientras la oposición –que no me atrevo a llamar democrática— sea conducida por un ex golpista, no se desligue del pasado y apueste por un cambio radical en sus discursos y formas, tan ajenos a la realidad de Latinoamérica, Chávez seguirá siendo el líder indiscutible de esta Venezuela que se asoma al siglo XXI buscando la modernización y una prosperidad social y económica que no llega.

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