El resurgimiento del ultranacionalismo

Por Arshin Adib-Moghaddam (para Safe Democracy)

Arshin Adib-Moghaddam cree que existe un particular interés en representar a Irán como una organización política irracional y antisemita de forma tal de movilizar a la opinión pública mundial ante acciones militares contra el país persa. Adib-Moghaddam recurre a la propia historia de los judíos iraníes para derribar tales mitos, y opina que, ahora más que nunca, se hace necesario un diálogo global.


Arshin Adib-Moghaddam, de origen iraní, es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Oxford. Ha publicado recientemente «La política internacional en el Golfo Pérsico: una Genealogía Cultural» (Routledge). Estudió en las Universidades de Hamburgo y Cambridge.

CUANDO EL PRESIDENTE DEL CONSEJO JUDÍO IRANÍ, Haroun Yashayaei, criticó mediante una carta al presidente Mahmud Ahmadinejad –condenando sus declaraciones sobre el Holocausto– estaba respaldado por un colectivo de intelectuales iraníes, artistas, poetas y semejantes de dentro y fuera del país.

Para aquellos con algún tipo de conocimiento sobre la presencia judía en la historia iraní era evidente a todas luces que los comentarios de Ahmadinejad podían atribuirse a una mezcla de ignorancia individual sobre las circunstancias del Holocausto y, más importante, a la conveniencia maquiavélica en un momento en el que el Estado iraní era blanco –en los medios de comunicación internacionales– de una campaña de demonización implacable.

Como tales, sus comentarios podrían ser comparables a las declaraciones del presidente estadounidense George W. Bush, quien comentó en varias ocasiones que, desde el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos permanece en una cruzada; o a las menciones del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, acerca de la inherente superioridad de los valores occidentales.

Efectivamente, no creo que sea una exageración colocar a Ahmadinejad en la misma categoría que a George W. Bush y a Silvio Berlusconi. Los tres pertenecen a la misma escuela política de pensamiento, que divide al mundo en blancos y negros, buenos y malos: una dicotómica visión de un mundo en el que estás con nosotros o contra nosotros.

UNA ANTIGUA HISTORIA
Lo irónico es que las deficiencias de Ahmadinejad son más evidentes en su conocimiento sobre su propia civilización, y especialmente respecto a los familiares e históricos encuentros con el judaísmo. Unas pocas lecciones en teología son suficientes para ver que la Biblia está dotada de alabanzas al antiguo Persia y sus maestros imperiales. El Antiguo Testamento describe al rey persa, Ciro el Grande, como el soberano sagrado y elegido de Dios, porque fue él quien dio refugio a los judíos cuando fueron perseguidos por el Rey de Babilonia, Nabucodonosor, en el siglo VI a. C. Estas acciones también explican por qué Ciro es mencionado en el Torá como un santo y salvador del pueblo judío.

En efecto, uno de los sucesores al trono persa, Jerjes I (Artajerjes) se casó con una mujer judía, Esther, la hija de uno de sus ministros. La tumba de Esther en la ciudad de Hamacan, al noroeste de Irán (originalmente llamada Ecabatana) atrae a los peregrinos judíos de toda Irán, especialmente durante la fiesta de Purim (los muros de la construcción explican los orígenes de Esther en hebreo).

PROPAGANDA IRAQUÍ Y GENOCIDIO NAZI
Debería señalarse, a modo de pie de página en la historia contemporánea del área del Golfo Pérsico, que el respaldo real y tangible de Irán a la persecución de los judíos fue utilizado por Sadam Hussein para demonizar la amenaza persa del este, durante la guerra de Irak e Irán (1980-1988).

Éste era el tema central de dos libros publicados en Bagdad a principios de los ochenta: Al-Madaris al-Yahudiyya wa-l-Iraniyya fi-l-‘Iraq (Las escuelas judías e iraníes en Irak), por Fadil al-Barrak; y Al-Harb al-sirriyya, khafaya al-dawr al-Isra’ili fi harb al-khalij (La guerra secreta: el misterioso papel de Israel en la primera guerra del golfo) por Sa’d al-Bazzaz. La primera obra alude a los antiguos repartos con el peligroso y destructivo impacto de las escuelas judías e iraníes en la sociedad iraquí; la segunda, ubicada en un tiempo posterior, a cómo Israel e Irán conspiraron para combatir a Irak, con especial referencia a la destrucción del reactor nuclear en Osirak por la Fuerza Aérea israelí in junio de 1981.

Lecciones ulteriores en la historia contemporánea de Irán demuestran que, en la época en que la Alemania Nazi estaba ocupada aplicando su Endlosung (solución final), los diplomáticos iraníes ofrecían cientos de pasaportes a los judíos europeos (en su mayor parte de Polonia) para facilitar el éxodo. A día de hoy, sigue habiendo una minoría polaca-judía considerable en Irán.

LA INTEGRACIÓN
La República Islámica garantiza por sí misma los derechos de la minoría judía en Irán, que es la más elevada en el Este de Asia aparte de Israel y Palestina. Entre 25.000 y 60.000, los judíos de Teherán, Shiraz, Isfahan, Boroujerd y Yazd tienen sus propios cementerios (el de Teherán puede visitarse incluso en Internet), los cuales, al contrario que en Europa y Rusia, están a salvo de las profanaciones de gamberros skinheads. Asisten a unas sinagogas repletas, envían a sus hijos a escuelas judías, compran su carne en carnicerías permitidas por la ley judía (kosher), están exentos de las prohibiciones respecto al alcohol y tienen representación política en el Parlamento iraní (majlis), garantizada por la Constitución.

Muchos iraníes judíos lucharon contra Saddam Hussein durante la Guerra de Irán e Irak (1980-1988), y el mismo Ahmadinejad honró a los veteranos de guerra iraníes judíos durante la ceremonia de conmemoración por la liberación de la ciudad suroeste de Khorramshahr de manos de las fuerzas de Saddam Hussein. Debería añadirse que, en agosto de 2006, el trabajo conjunto de la Asociación de la Comunidad Iraní Judía y del hospital judío Sepir, en Teherán, facilitó la distribución de soporte médico a los palestinos heridos por fuerzas israelíes durante la última Intifada.

ANTISIONISMO Y ANTISEMITISMO
El antisemitismo es una particular invención europea y la proyección de sus principios ideológicos y de su agenda política al mundo musulmán es intelectualmente ingrata y analíticamente deficiente. Esto no significa que no haya sentimientos antijudíos en la región. Los hay, pero hay más motivaciones políticas que raciales.

El equivalente a la postura de Ahmadinejad existe hoy en muchos países como consecuencia, en mi opinión, del resurgir de ideologías ultra-nacionalistas, que en sí mismas son intrínsecamente xenófobas, y de la continuada ocupación de los territorios palestinos por el Estado de Israel. El hecho real de este tipo de políticas no es, pues, el Holocausto per se. Es el Estado de Israel y su ideología sionista subyacente.

Esto explica por qué Ahmadinejad recibió el respaldo de organizaciones judías como Neturei Karta Internacional, una amplía organización mundial de judíos ortodoxos opositores al sionismo. El antisionismo, a diferencia del antisemitismo, es una postura política legítima de ser tomada, y, de hecho, son muchos los que seguirán expresando su desacuerdo como forma de protesta por los horrores cometidos en nombre del ideal sionista.

EL REVISIONISMO HISTÓRICO
Mientras tanto, es importante discernir la realidad de la ficción. La calculada ignorancia de los Estados y sus apogeos deberían reforzar nuestra empatía y alerta, especialmente cuando éstas sirvan para desenterrar sus mitos y sus distorsiones respeto a hechos históricos como el Holocausto o en relación a las muertes y destrucciones en la Franja de Gaza, Kabul, Bagdad o Grozny. Lo que se necesita, por encima de todo, es el diálogo, ideológicamente desapasionado e intelectualmente honesto.

Para aquellos lectores que piensen que esto es una mera demanda abstracta de un intelectual idealista, permítanme abordar un ejemplo muy especifíco:

DESENMASCARANDO A AMIR TAHERI
En mayo de 2006, bloggeros y periodistas de investigación expusieron la falsedad de una historia del periodista iraní Amir Taheri, inventada para presentar a Irán como un Estado antisemita. En un artículo del Nacional Post de Canada, Taheri aseveró que una nueva ley en Irán requeriría a los judíos iraníes ser señalados con una tira de tela amarilla cosida a su ropa, mientras que a los cristianos se les asignaría el color rojo. Los zoroastros portarían el azul Persia, como el color de su zona. De acuerdo con Taheri, los nuevos códigos permitirían a los musulmanes reconocer más fácilmente a los no musulmanes, luego podrían evitar darse la mano con ellos por error y de esa forma volverse sucios. Para reiterar el mensaje, el artículo corrió por todos lados con una fotografía de 1935 de un hombre de negocios judío en Berlín con una estrella amarilla de seis puntas cosida a su abrigo.

El National Post fue forzado a retractar el falso artículo. Pero por entonces el New York Post y el Jerusalem Post, que también reprodujo una foto de una estrella amarilla de la era Nazi sobre una foto del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, y el New York Sun habían recogido la historia.

Debería añadirse que en otra columna del New York Post de 2005, Taheri aseveró que el embajador iraní en la ONU, Javad Sharif, era uno de los estudiantes envueltos en el secuestro de los diplomáticos estadounidenses en Teherán entre 1979 y 1980. La historia fue retractada después de que Dwight Simpson, un profesor de la Universidad del Estado de San Francisco, escribiera al periódico explicando que la alegación era falsa. El día del secuestro del embajador de Estados Unidos en Teherán, Sharif era un estudiante graduado en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de San Francisco. Él era mi estudiante, dijo Simpson a los editores, y ejerció también como mi profesor asistente.

Más preocupante aún es el hecho de que Amir Taheri se encontrara entre un grupo de expertos en Irán y en Oriente Medio invitado a una reunión, con Tony Blair y George W. Bush, en la Casa Blanca en mayo de 2006.

CONTRA LA DEMONIZACIÓN DE IRÁN
Si vinculamos la primera parte de este artículo a la segunda, podemos discernir un nexo ideológico. Existe un particular interés en representar a Irán como una organización política irracional, antisemita. Al menos ello sirve para legitimar la demonización del Estado iraní, y, más importante, moviliza a la opinión pública a apoyar la acción militar.

La pelota está en nuestro campo. Desmarañar los mitos y distorsiones de los políticos y medios de comunicación transnacionales no puede constituir un esfuerzo en vano. Nuestro poder para disentir de la corriente principal es real y auténtico. Nuestros instrumentos, las investigaciones estudiantiles y los análisis críticos, son fuertes. Si alguien le dice otra cosa, o bien está crónicamente desilusionado, o bien es el agente de una ideología particular opuesta al diálogo internacional y a la empatía entre diversas culturas.

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