lula_obama_zapatero.jpg¿Suponen los actuales gobiernos de Estados Unidos, España y Brasil el punto de contrapartida al anterior esquema del Triángulo de las Azores, y por ende, una nueva forma de entender la política exterior, la Defensa y la Seguridad? El autor cree que sí.

(Desde Buenos Aires) LOS PRESIDENTES BARACK OBAMA, José Luis Rodríguez Zapatero y Luiz Inazio Lula da Silva han entendido el desafío de un cambio de ciclo en similar sintonía keynesiana, internacionalista y social-demócrata frente a la crisis global. Pueden representar, en tal sentido, la contra-imagen más aproximada del llamado Triángulo de las Azores, conformado por George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar, en los preparativos de la invasión a Irak en marzo de 2003.

«Sus propias presidencias son el resultado de una modernización y ampliación de las coaliciones partidarias representadas» Si aquél fue el esquema de ingreso en las coaliciones de voluntades con las cuales Washington pretendía superar el viejo multilateralismo de posguerra, el actual podría asomar como parte de un renovado multilateralismo de articulaciones regionales abiertas, que viene a tomar la posta tras el estrepitoso final del momento unipolar. Estas coincidencias pueden empezar a plasmarse en hechos visibles en las próximas cumbres del G-20 en Londres y de las Américas, en Trinidad y Tobago, previstas para abril, pero se pondrán a prueba en escenarios más complicados y seguramente imprevistos según sean capaces de generar una malla de contención y respuesta rápida a los principales conflictos, amenazas y desafíos.

Veamos algunos puntos en común.

SELECCIÓN DEL ENTORNO Y PRIORIDAD A LOS TEMAS DE DEFENSA

En primer lugar, en la selección de sus equipos para conducir las políticas de defensa y seguridad nacional, conjugan experiencia de gestión, prestigio académico e intelectual, pensamiento político innovador y pragmático, independencia de criterios respecto de lobbies y compromisos de sector o grupo partidario. «En los tres casos los temas de la defensa y la seguridad resultan prioritarios y trascienden las políticas de gobierno para el área» Sus propias presidencias son el resultado de una modernización y ampliación de las coaliciones partidarias representadas; con liderazgos que trascendieron en su convocatoria las fronteras de sus bases electorales tradicionales. Los partidos que representan, el Partido Demócrata, el PSOE y el PT, tradicional e históricamente distantes de la política militar y la problemática de las Fuerzas Armadas, han tomado la delantera –por necesidad o por virtud– con un pensamiento propio en materia de Defensa, intervención en conflictos internacionales y manejo inteligente del hard power (o smart power).

En segundo lugar, en los tres casos se asumió que los temas de la defensa y la seguridad resultan prioritarios y merecen una atención y tratamiento especiales en la agenda nacional en tanto políticas de Estado que trascienden las políticas de gobierno para el área y que precisan un planeamiento de mediano y largo plazo. En la práctica esto se traduce, entre otras cosas, en la convocatoria a equipos de notables y especialistas para la elaboración de un documento que expresa los consensos básicos sobre el interés nacional, los desafíos y amenazas. Este documento es el resultado de un impulso gubernamental pero surge de un ámbito estatal en el que participan expresiones reconocidas de un más amplio espectro.

ESTRATEGIA DE SEGURIDAD

En tercer lugar, se define una concepción para la cual Defensa, Derechos Humanos y Desarrollo resultan componentes inseparables y complementarios de una Gran Estrategia de Seguridad. «Los tres gobiernos comparten un parecido diagnóstico de la situación internacional que da por agotado un ciclo de unilateralismo» Cambia la predisposición clásica a entender estos asuntos como objetivamente contrapuestos o movilizadores de intereses sectoriales conflictivos, de igual modo que deja de concebirse limitaciones o menoscabos de unos en función de los otros, según el caso.

Civiles y militares encargados de dirigir, participar, implementar las políticas y decisiones relacionadas con la Defensa, en tiempos normales o excepcionales, en situaciones de paz o de conflicto, deben asumir el sentido complejo, integral y multidimensional de la preservación de la seguridad humana como objetivo central de las políticas estatales, en un contexto de plenitud democrática, protagonismo de la sociedad civil e interdependencia con los países vecinos.

«El elenco de política exterior, defensa y seguridad nacional de Obama es elocuente respecto de los equilibrios buscados» En cuarto lugar, los tres gobiernos comparten un parecido diagnóstico de la situación internacional que da por agotado un ciclo de unilateralismo, que critica fuertemente la doctrina de guerra preventiva y la estrategia de lucha contra el terrorismo llevada adelante por los gobiernos de George W. Bush, que reconoce la emergencia de nuevos actores en un escenario de mayor inestabilidad, multipolaridad y multiplicación de focos de conflicto, diseminación de redes y dinámicas que son o pueden ser fuentes de amenaza; que plantea la necesidad de dar respuestas conjuntas y combinadas a nivel multilateral, gubernamental y no gubernamental, incluyendo la reforma de los organismos y regímenes internacionales establecidos; que promueve iniciativas multilaterales múltiples y simultáneas en materia de seguridad internacional, con énfasis en la prevención y el control de conflictos, la intervención humanitaria, la reconstrucción de estados (nation-building) y el desarrollo de asociaciones con contrapartes que impliquen compromisos, beneficios y responsabilidades recíprocas.

OBAMA BUSCA EQUILIBRIOS

La primera etapa de la gestión del presidente Obama en materia de política exterior y seguridad nacional tiene objetivos y tiempos inmediatos y mediatos en los que se habrán de combinar en proporciones variables las continuidades y los cambios. Su elenco de política exterior, defensa y seguridad nacional es elocuente respecto de los equilibrios buscados en tal sentido: Hillary Clinton por un lado, Robert Gates por el otro, deberán reflejar un consenso bipartidario inverso al existente durante los primeros años de George W. Bush: ahora será el Departamento de Estado el que lidere y la Secretaría de Defensa la que acompañe a la diplomacia.

Del mismo modo, el prestigioso general James Jones, ex comandante de la OTAN, al frente del Consejo Nacional de Seguridad, y el almirante Dennis Blair, al frente de la Dirección Nacional de Inteligencia, deberán compartir la mesa de trabajo del presidente con los influyentes Susan Rice, embajadora ante la ONU, y León Pannetta, designado director de la CIA.

En la agenda próxima, aunque no la más urgente ni prioritaria, está la Cumbre de las Américas de abril. Como parte de la de más mediano plazo cabrá seguir de cerca la reelaboración de la Estrategia de Seguridad Nacional vigente, plasmada en los documentos respectivos del 2002 y 2006, que deberá dar a luz en 2010.

Será el momento en el que se podrá ver cuánto cambio conceptual y de implementación supondrá el paso de la Doctrina Bush, signada por el 11-S 2001, la guerra de Irak y los neo-conservadores, a la Doctrina Obama, si es que algo con tal nombre llega a dar a luz. Hay razones para pensar que sí, tales los vientos de urgente y necesaria renovación en los tiempos que corren.