manuel_zelayaEl gran propósito transversal es la defensa de la democracia como forma de gobierno, y como consecuencia, el fomento de la paz, la eliminación del terrorismo y la armonía internacional.

(Desde Santiago de Chile) LA DÉCADA DE LOS SETENTA quedará grabada en la memoria histórica de América Latina como una época en que los conflictos sistémicos de las sociedades de la región, no encontrando cauce en la organización democrática, derivaron en múltiples levantamientos militares. Esta forma de resolución de conflictos se esparció, cual sarampión internacional, contagiando a un importante número de naciones del subcontinente, atenuando la preservación de la paz mundial, que con fuerza redoblada emergía nuevamente, tras cruentos conflictos como el de los Estados Unidos con Vietnam.

LAS HUELLAS DE LATINOAMÉRICA

Las huellas emocionales, políticas e históricas de esos años aún subsisten, de una u otra forma y con mayor o menor intensidad, entre los países de Latinoamérica. Los mandatarios de Perú y Bolivia se han enviado sendos mensajes recíprocos, cara a cara o por intermedio de sus representantes diplomáticos o políticos, creando un clima de insana intranquilidad en sus naciones; no debemos olvidar que hace muy pocos años la Guerra del Cóndor puso frente a frente el fuego de los cañones de estos vecinos.

En la Argentina los recuerdos de los llamados «gobiernos gorilas» aún pintan la escena de los debates políticos del país, a pesar de que estos días la atención está centrada en la reciente pérdida de poder de los Kirchner-Fernández, a causa de la derrota en las urnas del ex presidente argentino, lo que además precipitó su renuncia al liderazgo del justicialismo nacional. En la costa del pacífico sur, en Chile, la relación antagónica de la derecha pro Pinochet y la izquierda pro Allende, junto a varias colectividades que giran en torno al centro, aún no logran superar los diecisiete años de gobierno militar.

«Toda forma de militarismo o intervención armada que quiebre los sistemas democráticos merece el repudio de la comunidad internacional, sea mediante la vocería directa de los estados o por voz de organismos supranacionales.»

RECUPERANDO LA DEMOCRACIA

El objetivo actual de la comunidad internacional no es agruparse en torno a líneas de gobierno de las izquierdas o las derechas tradicionales, esto se resuelve finalmente en las urnas, mediante sistemas de comicios desarrollados según métodos de la democracia. El gran propósito transversal es la defensa de la democracia como forma de gobierno, y como consecuencia, el fomento de la paz, la eliminación del terrorismo y la armonía internacional.

La OEA (Oragnización de los Estatos Americanos) ha sido clara respecto a la intervención militar en Honduras: toda forma de militarismo o intervención armada que quiebre los sistemas democráticos merece el repudio de la comunidad internacional, sea mediante la vocería directa de los estados o por voz de organismos supranacionales. Incluso un órgano como la Alianza Bolivariana para Las Américas (ALBA), institución impulsada por Chávez, que en plazo ejecutivo se reunió en la vecina Nicaragua, manifestó su repudio por la asonada, aún cuando algunos de ellos enfrentan serios cuestionamientos locales por prácticas consideradas reñidas con la democracia.

EL GOLPE CONTRA ZELAYA

El anuncio del Presidente Manuel Zelaya de realizar una consulta popular para preguntar al pueblo si estaba de acuerdo en consultar adicionalmente, en las elecciones programadas para el 29 de Noviembre de 2009, acerca del establecimiento de una Asamblea Constituyente, fue la gota que rebalsó el vaso. Sus detractores consideraron que Zelaya se estaba abriendo el camino para la reelección indefinida a la cabeza del país.

A las cinco de la madrugada del domingo 28 de Junio (2009) dos centenares de militares ingresaron a la residencia del Presidente constitucional, esgrimiendo una orden emanada del poder judicial. Apenas vestido en pijama y permitiéndosele llevar unos pocos efectos personales fue trasladado en una rápida columna militar al aeropuerto con destino a Costa Rica. La intervención es una clara salida de cauce del sistema democrático, aunque la Corte Suprema de Honduras declaró que los militares intervinieron «para defender la ley de aquellos que abiertamente hablaron y actuaron en contra de las provisiones constitucionales».

Asimismo, la presta ratificación posterior del Congreso de la destitución del presidente Zelaya profundiza el quiebre de la institucionalidad. El rápido nombramiento de Roberto Micheletti, por el Congreso, no hace sino agrietar aún más las fisuras que se han producido con el levantamiento, el recién nombrado, convencido de que lo ocurrido es «un proceso regular» declaró vehemente que «No llego a esta posición bajo la ignominia de un golpe de Estado, llego a la Presidencia como producto de un proceso de transición absolutamente legal»

«Es un momento de unirse y regar profusamente todos los árboles democráticos de la región, para fortalecerlos y preservarlos de futuras amenazas, pues el bien superior es la convivencia pacífica entre todos los hombres del mundo.»

REGANDO LOS ÁRBOLES DEMOCRÁTICOS

Si los levantamientos armados, en circunstancias como las de Honduras, son suficientes para quebrar los sistemas democráticos, entonces estamos ad portas de un peligroso punto de inflexión, no podemos permitir cruzarlo a la zona de concavidad opuesta. Si estos mecanismos de resolución de controversias internas son considerados «absolutamente legales», quiere decir que durante miles de años, desde el auge de la cultura griega hasta hoy, millones de seres humanos han estado equivocados. Quizás en más de 2.000 años de ejercicio y difusión, de esta forma de gobierno, sus raíces no han sido capaces de hundirse en las profundidades nutritivas de las sociedades, particularmente en la América Latina, que de cuando en cuando es sobrevolada por los zumbidos de algunas mentes afiebradas.

Es un momento de unirse y regar profusamente todos los árboles democráticos de la región, para fortalecerlos y preservarlos de futuras amenazas, pues el bien superior es la convivencia pacífica entre todos los hombres del mundo.