Los valores son captados intuitivamente por las emociones y por los sentimientos, que son parte constitutiva de la conciencia humana, junto a la inteligencia y a la voluntad.
La inteligencia identifica racionalmente objetos también inmateriales (conceptos, juicios, raciocinios, figuras geométricas, números, etc.) que los reconoce y dispone en procesos intelectuales que desarrolla el pensamiento.
Así como la vista y el tacto no pueden dejar de percibir objetos materiales, las emociones y los sentimientos captan inevitablemente valores.