Por Arantxa Flores Romero (para Safe Democracy)

Arantxa Flores analiza la figura del presidente venezolano Hugo Chávez y cree que su estilo y sus formas han radicalizado a la sociedad venezolana y polarizado el debate político, produciendo un retroceso para la pluralidad. Flores cree que el liderazgo de Chávez ha producido al mismo tiempo ciertos avances, como el mayor involucramiento de importantes sectores sociales en la discusión política, y en un quiebre con el orden bipartidista de antaño (Acción Democrática y COPEI); este escenario está dando lugar al florecimiento de nuevos proyectos para la alternancia democrática del poder, y podría desembocar en un nuevo multipartidismo.


Arantxa Flores Romero es politóloga licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid y París I y tiene un Master en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Georgetown. Es especialista en política comparada (América Latina y Oriente Medio) y en transiciones democráticas y gobernabilidad.

DE ENTRE LOS LÍDERES TRADICIONALES Y NO TRADICIONALES, los venezolanos eligieron en 1998 al más outsider de todos, y al prototipo de líder carismático: Hugo Chávez, miembro de las Fuerzas Armadas y cabeza del fallido golpe de Estado (1992), quien logró proclamarse presidente luego de las elecciones democráticas del 6 diciembre de 1998, y que cuenta a día de hoy con un importante apoyo popular, ratificado por las urnas.

RETROCESO PARA LA DEMOCRACIA
Hugo Chávez es, sin dudas, un líder carismático, salvador y luchador, que insiste continuamente en un discurso basado en creencias, emociones, frustraciones, agresividad y rigidez. Desde mi punto de vista, estos atributos han contribuido a la radicalización de la sociedad venezolana, y en definitiva a una polarización de la arena política.

Chávez utiliza la palabra de manera primaria y maniquea, y ha conseguido desvirtuar las prácticas elementales de la comunicación de masas. Ha perjudicado los principios básicos como el respeto a la pluralidad; ha hecho que el debate público caiga en una espiral de deterioro.

AVANCES EN EL SISTEMA DE PARTIDOS
Paradójicamente, este tipo de liderazgo ha sido el artífice del cambio en la forma en que los venezolanos se relacionaban con su sistema político: una gran parte de los ciudadanos han pasado de una actitud pasiva e incluso apática a convertirse en verdaderos activistas políticos.

Hemos asistido asimismo a cambios muy profundos y a la reconfiguración del sistema de partidos. En unos pocos años, Venezuela pasó de ser un sistema bipartidista, donde los partidos tradicionales –Acción Democrática y COPEI– se alternaban en las legislaturas, a un sistema de partido hegemónico donde el Movimiento V República (MVR) aparece como la alternativa.

Pero el asunto no queda allí. Se está produciendo en Venezuela el florecimiento de un sistema multipartidista novedoso donde otros líderes proponen sus ideas y proyectos de país en vistas de las próximas elecciones presidenciales en diciembre de 2006. Desde el veterano Teodoro Petkoff a Julio Borges por Primero Justicia, a Roberto Smith por Venezuela de primera o William Ojeda por Un solo pueblo.

GRANDES DESAFÍOS
Las estrategias de comunicación de los candidatos se encaminan hacia valores como transparencia, pluralidad, rendición de cuentas y al advenimiento del estado de Derecho, tan deseable en la construcción de las sociedades democráticas, y eso es sin dudas un paso adelante.

De producirse una alternancia en el poder, el nuevo líder deberá ser capaz no sólo de transmitir un mensaje propio y unas creencias acordes a los valores democráticos fundamentales, sino que deberá aportar también hechos y resultados frente a los grandes retos de Venezuela en los terrenos institucionales, económicos, y en la erradicación de la pobreza y en la integración regional.

Sin dudas, todo un desafío para los tiempos que corren.

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