Augusto Zamora analiza tres significativos movimientos hacia la integración regional en América Latina: uno, la nueva orientación de Alan García hacia Brasil; dos, la revisión que está realizando Evo Morales de los fundamentos de la Comunidad Andina de Naciones (CAN); y, tres, la posible resolución del histórico enfrentamiento entre Bolivia y Chile por la salida del primer país al mar. Zamora explica a continuación por qué si en México, Ecuador y Nicaragua triunfan las fuerzas de izquierda y, además, son reelectos Lula y Chávez, Latinoamérica entraría en un vertiginoso período de cambios, con el denominador común de la unidad.
Augusto Zamora R. es profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido abogado nicaragüense ante la Corte Internacional de Justicia entre 1983 y 2001. Es columnista del periódico El Mundo. Su última obra es «La paz burlada. Los procesos de paz en Centroamérica» (Editorial Sepha, Madrid, 2006).
EL ELECTO PRESIDENTE DE PERÚ, ALAN GARCÍA, ESCOGIÓ A Lula y Brasil para su primer viaje al exterior. Casi al mismo tiempo, el presidente Evo Morales reunía a una maltrecha y disminuida Comunidad Andina de Naciones (CAN), con el fin de revisar sus fundamentos, como forma de rescatarla del fracaso en que está instalada, agravado por el retiro de Venezuela.
En el ínterin, un grupo de parlamentarios de Bolivia y Chile firmaba un documento que refrendaba la demanda de Bolivia de una salida propia al mar.
Aunque los parlamentarios chilenos aclararon que actuaban a título personal y en Chile la derecha ponía el grito en el cielo, a nadie escapaba el significado del documento suscrito, en una cuestión que, para muchos en Chile –sobre todo militares– en un tema tabú.
TRES MOVIMIENTOS PARA LA INTEGRACIÓN
Se trata de tres movimientos significativos, que ilustran el impulso que recibirán los esfuerzos para lograr una más efectiva integración sudamericana, que pasa por encontrar acomodo a las distintas visiones planteadas, algunas de ellas antagónicas.
La visita de Alan García a Lula tiene dos significados claros. Por una parte, hacer demostración pública de que su alter ego político en la región es el presidente brasileño y su pragmática visión de la izquierda, tomando así distancia de la línea de Venezuela y Bolivia, confrontada con Estados Unidos. El presidente brasileño, además, puede servir de puente entre García y Hugo Chávez, pues Lula mantiene con ambos excelentes relaciones y, quizás, aspiren atraer a Chávez hacia un consenso regional.
CONFLUENCIA DE INTERESES
La segunda causa es económica. Perú es una salida natural al océano Pacífico para Brasil, país que tiene en marcha grandes infraestructuras hacia Perú. Brasil, a su vez, es un mercado no menos natural para Perú.
La confluencia de intereses es tan grande que buscar una asociación estratégica es casi obligado.
Fortalecería, además, la causa integracionista.
INTEGRARSE AL MERCOSUR
Evo Morales no quiere dejar que muera la CAN, no, al menos, sin intentar que, por medio de un relanzamiento de la misma, ésta pueda ser algo más que un club de mercaderes entregado a las políticas de libre mercado, avaladas por Uribe y Toledo. Buena parte del destino de la CAM depende de lo que decida Alan García y, luego de las elecciones de octubre de 2006, de quién triunfe en Ecuador.
Una tabla de salvación sería que la CAN se sumase al proceso de integración de MERCOSUR, pero tal posibilidad choca con los intereses de Estados Unidos y su principal aliado, Colombia.
LA INSPIRACIÓN DE CUBA Y VENEZUELA
El intento de Evo Morales –que, tras la cumbre celebrada los días 12 y 13 de junio, quedó como presidente pro tempore de la CAN– apunta más a oxigenar al enfermo, que no a curarlo.
Evo debe esperar a la toma posesión de García y a las elecciones en Ecuador, para saber qué rumbos seguirá la CAN. El presidente boliviano apuesta porque se inspire en el proceso de integración que promueve con Venezuela y Cuba, como se desprende de sus declaraciones al finalizar la cumbre: la crisis se debe a que hemos mercantilizado las relaciones en lugar de atender los problemas sociales y si vamos a salvar a la CAN, debemos pensar primero en los intereses de los pueblos, antes que en los comerciales. Si no se cumple con los pueblos, terminó diciendo Evo, la CAN no se salvará.
SUPERANDO VIEJOS CONFLICTOS
Más expectativas ha levantado en Bolivia la declaración de parlamentarios de Chile y Bolivia, sobre la salida al mar de este último país. El contencioso boliviano-chileno es el más antiguo del continente y, con diferencia, el de mayor trascendencia y dificultad. Su persistencia constituye un obstáculo insalvable de cara a cualquier proceso de integración y lastra las posibilidades de una alianza boliviano-chilena. No obstante, la sociedad chilena parece cada día más abierta a una solución equitativa de la controversia, de ahí que sea un paso significativo que diputados chilenos apuesten por resolver el centenario conflicto. Si tal se consiguiera, desaparecería el último gran obstáculo para avanzar, sin lastres ni rencores, hacia la unidad latinoamericana.
CAMBIOS HACIA LA UNIDAD
La integración regional se refuerza de la mano de una renacida izquierda. Este año 2006 puede terminar de cambiar el rostro de la región. Si en las elecciones a celebrarse durante 2006 en México, Ecuador y Nicaragua triunfan las fuerzas de izquierda y, además, son reelectos Lula y Chávez, Latinoamérica entraría en un vertiginoso periodo de cambios, con el denominador común de la unidad.
Los cercanos 200 años de independencia podrían celebrarse anunciando una segunda independencia.
Publicado por:
Carlos J. Gómez Martín
fecha: 28 | 06 | 2006
hora: 9:38 am
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El análisis del profesor Zamora es de un voluntarismo un tanto sorprendente en un fino analista como él.En primer lugar, parece difícil que el modelo García, por lo menos el de la campaña electoral, pueda ajustarse a lograr acuerdos sólidos con Chávez y Morales, cuyas «volatilidades» políticas son conocidas, como el acuerdo que el primero quiere firmar con la «gran democracia» de Corea del Norte. Así mismo, en este momento el CAM está formado por países con regímenes contradictorios, cuyo encaje parece difícil cuando no imposible. Incluso si en Ecuador triunfase la izquierda alineada con Chávez o Morales no es factible que Colombia y Perú se plieguen a sus dislates.
Tampoco parece factible que se pongan de acuerdo sobre el modelo de integración latinoamericano, ya que los planteamientos son muy dispares y el modelo indigenista no parece ser el mas adecuado.
Por último, respecto a un posible acuerdo de Chile y Bolivia sobre la salida al mar de este último no parece fácil que los chilenos cedan soberanía ni que los segundos se contenten con facilidades de acceso, por lo que el problema puede radicalizarse a la vista de los posicionamientos del Sr. Morales.
Creo que estamos muy lejos de una integración latinoamericana y mas cerca de nuevas crisis interiores y regionales.