Por Piero Ignazi (para Safe Democracy)

Piero Ignazi explica el giro que ha dado la política exterior de Italia desde la elección de Romano Prodi como primer ministro, y señala que el país ha tenido poco apoyo de sus pares europeos mientras Berlusconi estuvo en el poder, y por ello se volcó hacia Estados Unidos como único aliado internacional. Pero con el cambio de liderazgo (desde el centro-derecha al centro-izquierda) Italia se ha retirado de Irak, ha criticado a Guantánamo, y aún más, ha comenzado a cuestionar su permanencia en Afganistán. Sepa a continuación por qué las relaciones entre Italia y Estados Unidos nunca volverán a ser igual, y cómo, de ahora en más, Romano Prodi está decidido a tomar sus propias decisiones al margen de Bush.


Piero Ignazi es profesor de Política Comparada en la Universidad de Bologna. Ha estudiado en esta universidad, en la European University Institute (Florencia) y en el MIT. Dirige el Master de Relaciones Internacionales de la Universidad de Bologna. Su principal área de investigación es el sistema de partidos en toda Europa, con particular énfasis en los partidos de extrema derecha.

LA POLÍTICA EXTERIOR DEL GOBIERNO ITALIANO estaba predestinada a cambiar de rumbo, tarde o temprano. Mientras Berlusconi estuvo al mando del gobierno, tuvo que hacer frente a la gran hostilidad desplegada por los líderes europeos provocada por su poco ortodoxo comportamiento en el ámbito internacional, así como por las acusaciones de corrupción.

Desesperado por encontrar apoyo, Berlusconi se volcó hacia su única alternativa: Estados Unidos. En la Administración Bush encontró un socio y aliado, pero tuvo que dar en garantía la incondicional promesa de seguir sus pasos. Ahora, con Berlusconi fuera del poder, Romano Prodi es un soplo de aire fresco para los italianos.

LAS RELACIONES ESTADOS UNIDOS-ITALIA
Volvamos al equilibrio entre las dos costas del Atlántico, al equilibrio en Oriente Medio, aclamaba Prodi durante su campaña. Volvamos al multilateralismo y a una unida y poderosa Unión Europea.

Las relaciones ya están cambiando. En un encuentro reciente entre el Ministro de Asuntos Exteriores de Italia Massimo D’ Alema y Condoleeza Rice, D’ Alema criticó abiertamente la situación en Guantánamo, cuestionó a la Administración Bush y defendió la salida de Irak por parte de Italia. El único punto de común acuerdo fue la continuación de la presencia de Italia en Afganistán.

SOBREPASANDO LÍMITES
Aparte del cambio de gobierno, dos importantes cuestiones han contribuido a acentuar la ruptura entre el gobierno italiano y el norteamericano. La primera es la investigación sobre la muerte de Nicola Callipari, el agente de inteligencia italiano asesinado por las tropas estadounidenses durante el rescate de los periodistas secuestrados en Irak. Estados Unidos no ha cooperado con la investigación, ni ha respondido adecuadamente al resentimiento de Italia.

La segunda cuestión es la captura por parte de la CIA de un supuesto terrorista en Milán, sin la aprobación del gobierno italiano. Mientras algunos sostienen que la operación fue realizada con la ayuda de los agentes de inteligencia italianos, el gobierno de Italia continúa negando cualquier intervención y culpa a Estados Unidos de haber sobrepasado sus límites de actuación.

VOCES DE OPOSICIÓN
La retirada de las tropas italianas de Irak fue un shock para la Administración Bush, quien solicitó inmediatamente a Italia que aumentara su presencia en Afganistán como compensación de la salida de Irak.

El pedido de Estados Unidos fue duramente debatido en el seno del gobierno italiano, ya que la izquierda liderada por el partido Rifondazione Comunista, el Partido Verde y el Partido Comunista Italiano, abogaban por la retirada de Kabul, para terminar así con la actividad militar italiana en el mundo.

Finalmente, el gobierno se inclinó por los norteamericanos: Italia se quedará en Afganistán.

Sin embargo, es evidente que las relaciones entre Italia y Estados Unidos nunca volverán al mismo sitio. Bush ya no tiene a Berlusconi como títere para manipular y controlar.

De ahora en más, el primer ministro Prodi está decidido a tomar sus propias decisiones.

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