Por Asoka Ranaweera (para Safe Democracy)

Asoka Ranaweera explica la historia de Liberia desde su fundación hasta nuestros días y destaca los desastrosos efectos que la trágica guerra civil y la inestabilidad han causado en la región. En este sentido, Ranaweera cree que la reciente elección de la presidente Ellen Johnson-Sirleaf marca el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del país, y crea la posibilidad real de crecimiento económico y prosperidad. Sepa sin embargo a continuación por qué Liberia no podrá recuperarse ni crecer sino recibe el apoyo de la comunidad internacional.


Asoka Ranaweera es analista político y CEO de «Grid2Grid Networks Powered by People», con sede en Washington DC. Es experto en temas de Eurasia y de la región del Caspio. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor, y no reflejan necesariamente la opinión de los clientes, socios y/o afiliados de «Grid2Grid».

EN UN MUNDO CONSUMIDO POR LOS ACTUALES CONFLICTOS EN IRAK, COREA DEL NORTE O LÍBANO es extraño oír algo acerca del estado actual de cualquier otro país o región del mundo. Por lo tanto, debo confesar que el título de mi artículo fue elegido conscientemente para provocar al lector, para atraer su atención y ubicarlo, al menos por unos momentos, dentro de la realidad de Liberia, un país que siempre ha quedado al margen de los titulares internacionales y las portadas de los periódicos.

LA TIERRA DE LA LIBERTAD
Liberia significa tierra de la libertad en latín y fue fundada el 26 de julio de 1847 por esclavos americanos liberados. En un continente acosado por la inestabilidad y la pobreza, Liberia se transformó en una democracia relativamente próspera, y tuvo un desarrollo exitoso por más de cien años.

En 1980, sin embargo, un golpe llevado a cabo por el Sargento Samuel Doe marcó el comienzo de un período de extremo caos, destrucción sin razón y graves violaciones a los derechos humanos; aquello fue exportado hacia países de la región como Sierra Leona, Guinea y Costa de Marfil.

ROUND I (1989-96)
En 1989, Charles Taylor –quien fuera aliado del Sargento Doe y deviniera luego en su gran enemigo– invadió Liberia desde Costa de Marfil, acabando así con la inepta y autoritaria administración de Doe. El país entró en un período de violenta inestabilidad, que duró hasta 1996, y durante el cual varias facciones lucharon por el control del poder

Durante este período, Sierra Leona se sumergió en el caos, y su movimiento rebelde, el Frente Unido Revolucionario (FUR), intencionalmente patrocinado por Taylor, estuvo al frente de una brutal guerra civil.

Sería difícil, incluso ahora, olvidar las imágenes ampliamente publicadas de mutilaciones y asesinatos causados por el FUR sobre la población de Sierra Leona, cuyas sangrientas campañas llevaban nombres como Operación nada vivo.

ROUND II (1997-2003)
Aunque pueda resultar inexplicable, después de tanta barbarie, Taylor fue elegido presidente de Liberia y pronto se encontró envuelto en una nueva guerra civil contra un grupo rebelde que invadió el país desde la vecina Guinea. El motivo de todas estas guerras fue la abundancia en recursos naturales, fundamentalmente madera y diamantes (los troncos de la guerra y los diamantes ensangrentados).

Los activistas internacionales presionaron a Naciones Unidas para que impusiera embargos sobre el comercio de estos recursos, y finalmente Taylor fue forzado a exiliarse en Nigeria al tiempo que las tropas rebeldes se acercaban a la capital.

En la actualidad, Taylor está siendo enjuiciado en el Tribunal de La Haya por supuestos crímenes contra la humanidad. A pesar de que nadie conoce a ciencia cierta cuantas personas fueron asesinadas durante su presidencia, se sabe que hubo más de 200.000 muertos y que más de un millón de personas fueron desplazadas de sus hogares, sin mencionar las innumerables muertes y desplazamientos que tuvieron lugar en Sierra Leona y otros sitios de la región.

REGRESO A LA DEMOCRACIA
El 8 de noviembre de 2005, Ellen Johnson-Sirleaf, abuela, graduada de la Universidad de Harvard, exiliada política y ex funcionaria internacional, fue elegida como la primera mujer presidente de Liberia y la primera mujer presidente de un país africano.

Figura maternal de mente rápida y lúcida y gran determinación, se embarcó en la tarea de reconstruir el país. Junto con un equipo de antiguos exiliados –muchos de los cuales han estado trabajando en Estados Unidos y Europa por años– se enfrenta ahora a numerosos y complejos desafíos.

TIEMPO DE ACTUAR
Con todo lo que se está hablando sobre la capacidad de reconstruir o no el país y sobre la propia reforma institucional, se están perdiendo de vista las verdaderas necesidades de Liberia. Para que la presidente Johnson-Sirleaf sea capaz de llevar a su país hacia la estabilidad y prosperidad, necesitará apoyo financiero de la comunidad internacional.

Sin inversiones internacionales, y sin la condonación de la cuantiosa deuda externa de Liberia, el nuevo gobierno será incapaz de proveer los servicios básicos de agua y electricidad a su gente, ni podrá establecer tampoco un estándar mínimo de educación.

El mundo no puede simplemente sentarse e ignorar las necesidades de Liberia. La región ya ha tenido bastante guerra y violencia. Lo que Liberia necesita ahora es paz. Y el primer paso ya se ha dado: somos conscientes de la situación.

Ahora es tiempo de actuar.

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