Por Miguel Huezo Mixco (para Safe Democracy)

Miguel Huezo Mixco explica por qué las declaraciones sobre la inseguridad y la crítica situación de criminalidad realizadas por Douglas Barclay (embajador de Estados Unidos en El Salvador) han estremecido al país. Huezo Mixco cree que la agenda Barclay ha puesto el dedo en la llaga no sólo al alentar a los medios de comunicación a decir lo que debieron decir antes sobre la delincuencia y los planes de gobierno, sino que han servido para enviar un potente mensaje al empresariado salvadoreño para que pague sus impuestos. Y además, han transmitido un claro mensaje a los dos mayores partidos (ARENA y FMLN) para que disminuyan sus enfrentamientos.


Miguel Huezo Mixco es escritor y ensayista salvadoreño. Ha publicado tres libros sobre temas culturales. Forma parte del Equipo editorial del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD El Salvador.

DURANTE LAS ÚLTIMAS SEMANAS, el nombre de Douglas Barclay es el que más se escucha en los círculos gubernamentales, empresariales, políticos y diplomáticos, ya no se diga en la prensa y hasta en las conversaciones del ciudadano común. Este diplomático norteamericano –que está a punto de retirarse de su misión al frente de la embajada de Estados Unidos en El Salvador– produjo un estremecimiento general al señalar públicamente las preocupaciones de su gobierno frente a la crítica situación de criminalidad que atraviesa el país, y a la cual, en sus propias palabras, se debe poner un alto… ¡ahora!.

La criminalidad ha venido incrementándose en El Salvador de manera escandalosa desde la implementación del Plan Mano dura seguido de otro llamado Súper Mano dura en 2003. La policía hizo un enorme despliegue publicitario y de prensa para dar a conocer sus operativos de captura de pandilleros, casi siempre realizados con lujo de fuerza. Muchos observadores independientes, como la Fundación de Estudios para la aplicación del Derecho (FESPAD), pronto evaluaron los planes oficiales como ineficaces, ya que le otorgaban un peso excesivo a la parte punitiva y poco o nada a la parte de prevención y rehabilitación.

OBSTÁCULO PARA EL DESARROLLO
Es verdad que los servicios de seguridad pública llevaron a centenares de pandilleros a la cárcel, pero la misma policía ha revelado que los centros de detención son ahora un refugio seguro para líderes criminales que planean y ordenan acciones delictivas desde sus bartolinas. Los salvadoreños viven situaciones espeluznantes en la calle: asaltos a mano armada con saldos mortales en el servicio de transporte público, extorsiones a comerciantes y a vecindarios enteros, incluso a los parientes de la tropa salvadoreña que se encuentran en Irak, al lado de Estados Unidos.

Barclay advirtió que la situación de inseguridad puede echar a perder las oportunidades creadas por el Tratado de Libre Comercio suscrito con Estados Unidos, pero también otras iniciativas económicas y comerciales importantes, como el Acuerdo de la Cuenta del Milenio que recién ha otorgado una millonaria donación para la construcción de una carretera que atravesará el país a lo largo de la empobrecida zona norte.

A diferencia de sus usuales posiciones –en general de respaldo a la gestión gubernamental–, esta vez se han sumado a los reclamos los principales dirigentes empresariales del país, insistiendo en que la criminalidad no sólo se ha incrementado, sino que también amenaza con convertirse en un obstáculo para el desarrollo y la gobernabilidad del país. La dirigencia empresarial agrupada en la poderosa ANEP (Asociación Nacional de la Empresa Privada) le dio al gobierno dos semanas para dar señales de un cambio en sus planes y políticas de seguridad pública. El piso se ha movido para un gobierno que se ha venido jactando de poseer un plausible nivel de aceptación entre la ciudadanía.

POLARIZACIÓN POLÍTICA Y MEDIÁTICA
El discurso de Barclay, sin embargo, no sólo vino a poner en la agenda el tema de la seguridad pública, sino también otros igualmente espinosos. Por ejemplo, hizo un llamado vehemente para que se paguen impuestos, una expresión que puede interpretarse como un mensaje al empresariado salvadoreño. Meses atrás, los empresarios le doblaron el brazo al Ministro de Hacienda Guillermo López Suárez, quien terminó destituido tras hablar de un posible incremento en la carga tributaria a los grandes empresarios. En su lugar fue nombrado William Handal, quien se encargó de tranquilizar a los empresarios asegurando que no habría más impuestos.

Otro de los temas de la agenda Barclay tiene que ver con la polarización, especialmente entre los dos mayores partidos, el gobernante ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) y el opositor FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional). Los debates que suelen protagonizar ambas fracciones políticas en el seno de la Asamblea Legislativa son objeto de crítica por parte de numerosos líderes de opinión, y la población misma viene expresando un creciente desencanto por el clima de enfrentamientos permanentes.

Pero el tema de la polarización no debiera ser sólo achacado a los políticos, sino también a los medios de comunicación y no sólo en el manejo informativo. Algunos columnistas permanentes de los principales periódicos del país, marcadamente progubernamentales, se cuentan entre los personajes que más envenenan el enrarecido clima político del país. Un estudio del PNUD de hace dos años advertía una marcada tendencia al uso de metáforas de guerra en los titulares de prensa. En el último año, uno de los dos mayores periódicos salvadoreños creó un código para escribir sobre violencia y seguridad pública.

BARCLAY MARCA EL CAMINO
Con todo, la situación está lejos de resolverse. El publicista Hermann Bruch, que encabeza un grupo de ciudadanos que busca tener un papel más activo en la difícil coyuntura salvadoreña, escribió: Es penoso ver cómo –después del discurso del embajador– los principales diarios se han atrevido a decir lo que debieron decir antes… Los medios de comunicación ahora tienen permiso de hablar. En un debate transmitido por una estación radial, en el que participaron los directores editoriales de los principales periódicos del país, nunca se dijo una expresión autocrítica sobre la contribución de los medios al clima de enfrentamiento que domina la escena nacional.

Son muchos los que están usando la agenda Barclay como brújula para moverse en estas revueltas aguas. Diversas entidades y personas han encontrado en esos planteamientos un respaldo a sus propias argumentaciones sobre la ineficacia de los planes gobierno, los cuales han venido siendo defendidos como exitosos por el presidente Antonio Saca y su gabinete de Seguridad pública.

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