Microcréditos para combatir la pobreza

Por Bernardo Kliksberg (para Safe Democracy)

Bernardo Kliksberg cuenta la ejemplar historia del Premio Nobel de la paz, Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank (Banco de la Aldea), quien creó el microcrédito productivo en Bangladesh destinado a los pobres y sacó de la pobreza a cientos de miles de personas. Kliksberg cree que es hora de que América Latina –tierra de contrastes y pobreza desbordante– aplique la fórmula Yunus. Conozca a continuación la historia de un brillante economista que dejó la teoría económica y movilizó la cooperación, el capital social y la responsabilidad.


Bernardo Kliksberg es uno de los mayores expertos mundiales en lucha contra la pobreza y dirige desde Washington la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo patrocinada por el BID. Es asesor especial de Naciones Unidas, UNESCO, UNICEF, PNUD y otros organismos internacionales, y autor de 40 libros, el más reciente el best seller «Más ética, más desarrollo» (publicado en España por el INAP), además de centenares de artículos técnicos activamente utilizados internacionalmentede. Ha asesorado a más de 30 países en alta gestión, incuyendo a diversos presidentes y a numerosas organizaciones públicas de la sociedad civil y empresariales.

EL DESTINO DE MUHAMMAD YUNUS, Premio Nóbel de la Paz 2006, era el de otros economistas egresados de buenas universidades estadounidenses: ser un académico o un (muy bien pagado) consultor.

Sin embargo, cuando en 1974 cientos de miles de personas murieron de hambre en Bangladesh (su país natal) reflexionó: mientras la gente moría de hambre en las calles, yo enseñaba elegantes teorías económicas. Y me empecé a odiar a mí mismo, a la arrogancia de pretender tener todas las respuestas.

EL BANCO DE LA ALDEA
Fue a la aldea cercana de su elitista Universidad a aprender. Una mujer le mostró las sillas de bambú que producía. Trabajaba muy duramente pero seguía en la miseria total: para producir tenía que apelar a los prestamistas, y revenderles las sillas. Pagaba un 10 por ciento de interés diario. Sólo le quedaban dos centavos de dólar por día. Ni la banca privada, ni la pública querían prestar a los muy pobres. No tenían garantías. Yunus vio que con 27 dólares podía ayudar a 42 personas a producir dignamente. Había descubierto la idea del microcrédito.

Me sentía avergonzado por pertenecer a una sociedad incapaz de dar los 27 dólares, explica. Y fundó el Grameen Bank (Banco de la Aldea), con un diseño heterodoxo.

COOPERACIÓN, CAPITAL SOCIAL Y RESPONSABILIDAD
Ante todo es un banco de los mismos pobres. Sus más de 6 millones de prestatarios tienen el 92 por ciento de las acciones.

Por otra parte, la burocracia es cero. Los funcionarios del banco no debían esperar en oficinas donde llegaran los pobres, sino que debían ir donde estaban, vivir entre ellos, y captar sus necesidades. Como no había garantías, tampoco papeles.

Todo ello reducía los costos de las operaciones. Y todo ello con dos ideas maestras: una, privilegiar a las mujeres, porque la mujer es madre, es familia, y sabrían utilizar muy bien el dinero. Otra, que para pedir un préstamo tenía que haber un grupo de cinco; el préstamo era individual pero el grupo se hacía responsable para que cada uno pagara. Allí movilizó la cooperación, el capital social y la responsabilidad.

El Grameen Bank ha entregado préstamos por 5.700 millones de dólares (94 por ciento a mujeres) en Bangladesh.

Y tras 20 años alcanzó los 12 millones de personas. Más de 100 países lo han replicado.

CONSEJOS PARA AMÉRICA LATINA
¿Cuáles son las lecciones de Muhammad Yunus para América Latina?

1) Los economistas y las elites deben salir de la oficina, hablar con los pobres y planear soluciones junto con ellos. Deben ser sensibles, es decir deben compartir la indignación que llevó a Muhammad Yunus a hacer lo que hizo.
2) Yunus ha prevenido sobre América Latina que: mucha gente tomó la idea de llevar el microcrédito a los pobres sólo como una forma de hacer dinero, en lugar de ayudarlos. Cuidado con este tema.
3) El papel de la mujer debe ser central.
4) La preocupación debe ser colectiva. La calidad de una sociedad no debe medirse por el nivel de vida de los que mucho tienen sino por el de sus capas más pobres, destaca.

Una lección adicional. Cuando se le comunicó que había ganado el Premio, el Comité del Nóbel le preguntó qué mensaje quería transmitir. Y Yunus señaló: lo único que quiero transmitir es que la pobreza es una creación artificial. No es parte de la civilización humana y podemos cambiar la situación. Lo único que debemos hacer es rediseñar nuestra instituciones y políticas y no habrá personas que sufrirán de pobreza.

En América Latina, tierra de contrastes y pobreza desbordante, es hora de aplicar la fórmula Yunus.

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