Japón – China: una cohabitación difícil
Con miras a un acercamiento sustancial
No resultará fácil que se produzca un acercamiento sustancial entre China y Japón tras la visita del primer ministro chino, Wen Jiabao. El autor señala que la aproximación será imposible si Beijing y Tokio no dejan las desconfianzas del pasado y los rencores de lado. De efectuarse, se pondría en jaque la posición arbitral de Estados Unidos a nivel regional.
(Desde Beijing) EL PRIMER MINISTRO CHINO, WEN JIABAO, iniciará una visita histórica a Japón, la primera en siete años. Wen se reunirá con los principales líderes japoneses y pronunciará un discurso en la Dieta o Parlamento.
En declaraciones previas a su viaje, el jefe de gabinete chino aludió al deseo de que esta iniciativa contribuya a derretir el hielo.
¿Qué posibilidad hay de que esto ocurra?
Sin lugar a dudas, ambas partes comparten el deseo de encauzar por otra senda unas relaciones que en los últimos años se han deteriorado mucho en lo político. Más allá de las cuestiones puntuales –esclavas sexuales, armas químicas, manuales de Historia, santuario Yasukuni, litigios en el mar de China oriental y en las islas Diaoyutai, Taiwán, etc.–, el problema de fondo al que ambos países se enfrentan es el rencor que aún subsiste en las relaciones bilaterales. Se ha avanzado mucho en las relaciones comerciales y económicas, pero muy poco en el entendimiento mutuo.
La clave reside en el ánimo de ambas naciones, en el que aún pesa lo suyo la consideración de antiguos enemigos, como si no hubieran pasado más de 60 años desde la última guerra.
LA TRANSFORMACIÓN DE ASIA
Asia está cambiando. La emergencia de China plantea importantes retos para Japón, acostumbrado a ejercer su liderazgo al abrigo de la protección estadounidense; la misma protección que desde ahora deberá compartir con China, que busca desempeñar un papel central en la región. Ambos traducen esas aspiraciones no sólo en una inflexibilidad notable a la hora de tratar los litigios bilaterales, sino también en las políticas internas basadas en la recíproca –y fácil– exaltación de los mutuos rencores.
El Japón de Shinzo Abe ha emprendido una nueva política que aspira a mejorar su posición internacional. Ello provoca la reacción encontrada de Beijing que, sin pasar página por lo que considera una falta de reconocimiento suficiente de las atrocidades del pasado, no duda en atribuirle intenciones revisionistas que amenazan con bloquear las ambiciones niponas, no siempre explicadas con claridad.
ESTADOS UNIDOS, ¿EN JAQUE?
Aunque deseable, no es fácil que se produzca un acercamiento sustancial entre China y Japón, que podría basarse en la excelencia de las relaciones económicas actuales como también en esa civilización común que comparten o en los anhelos de modernidad. En lo estratégico, ese acercamiento pondría en jaque la posición arbitral de Estados Unidos en la región, pero no podrá verificarse si Japón no asume tanto su pasado como el reencuentro con el mundo cultural asiático.
A Beijing le gustaría tirar el máximo provecho económico y tecnológico de su relación con Tokio, pero tampoco podrá lograrlo si alimenta hasta lo infinito las desconfianzas respecto a su ambición estratégica o la despacha superficialmente, etiquetándola como el resurgir del nacionalismo agresivo y expansionista de antaño.
Ambos necesitan tratar la complicada agenda bilateral con franqueza y perspectivas de largo plazo. Y sobre todo con amplias dosis de terapia y paciencia. Oriental, por supuesto.
Publicado por:
ANA
fecha: 10 | 04 | 2007
hora: 7:53 pm
Link permanente
Esto tiene futuro.Acuerdo de razas y/o cicilizaciones es el signo del siglo XXI.
Esto serà bien serio y prolongado
Como es asunto serio tambièn este artìculo està escrito en serio..
Publicado por:
Rebeca Morales
fecha: 29 | 12 | 2007
hora: 3:18 am
Link permanente
No es de extrañarse que los resentimientos y las desonfianzas sean producto de las relaciones del pasado. Sin embargo, ambas naciones pueden encontrar puntos en común derivados de su cultura y metas político- económicas. La pregunta seria: ¿Hasta que punto las dos naciones están dispuestas a coperar para lograr un mayor entendimiento en el ámbito bilateral?. Pues, queda claro que si bien los dos países han sido punta de lanza de desarrollo de la región, también existe un alto espíritu competitivo dentro de los mercados.
Publicado por:
Juan Castro
fecha: 01 | 05 | 2008
hora: 4:39 pm
Link permanente
El problema no solo es histórico, regional y sociopolítico, sino cultural. Los siete dragones dorados, además de China, Japón y las Coreas, son pueblos no solo demasiado cultos y refinados, sino que son guerreros por naturaleza; esto hace que les sea demasiado fácil lograr conflictos bélicos, pero demasiado difícil lograr acuerdos de paz.
No solo eso, buena parte de los intereses del mundo están concentrados en ese amplio territorio, pues no hay dinero ni tecnología que no pase por el este asiático; y un acuerdo de esta categoría pone en jaque no solo a Estados Unidos, sino a la Unión Europea y los países occidentales; cuyas economías y desarrollos han estado estancados desde hace algunos años.