Ricardo Israel Z. analiza la candidatura del ex obispo Fernando Lugo a la presidencia de Paraguay y dice que si bien las elecciones han sido previsibles a lo largo de su historia del país, con Lugo ha surgido un elemento novedoso de incertidumbre. El ex obispo Lugo no es un aparecido, sino que tiene una trayectoria reconocida en los sectores más excluidos.

CUANDO SE PIENSA EN PARTIDOS-ESTADO EN AMÉRICA LATINA el primer ejemplo que viene a la memoria es el del Partido Comunista de Cuba. El segundo, las siete décadas que estuvo en el poder el PRI mexicano. Sin embargo, hay un tercero muy exitoso, se trata del Partido Colorado que lleva 59 años en forma ininterrumpida en el poder –a partir de 1947–, tanto bajo la dictadura de Alfredo Stroessner como ganando elecciones en democracia.

Esta vez aparece alguien diferente encabezando las encuestas. Se trata del obispo emérito de San Pedro, Fernando Lugo, quien colgó la sotana para postular a la presidencia en 2008. Hay clérigos en la región que han sido exitosos electoralmente como Aristide en Haití, y Eugenio Pizarro en Chile, quien ejerce en ministerio libre dentro de la Iglesia Católica, después de haber obtenido el 4,7 por ciento de los votos como candidato del Partido Comunista en las elecciones de 1993.

PARTICIPACIÓN SACERDOTAL
De hecho la participación sacerdotal en política está regulada en el Código de Derecho Canónico, artículos 285 y 287. El ex obispo Lugo no es un aparecido, sino que tiene una trayectoria reconocida en los sectores más excluidos, ya que su diócesis era una de las más pobres del país. Su protagonismo social se transformó en político cuando encabezó una manifestación masiva en contra del actual presidente Nicanor Duarte Frutos, en rechazo del fallo judicial que le permitió ejercer la doble función de ser presidente de Paraguay y encabezar el Partido Colorado, lo que a juicio de muchos está prohibido por la Constitución.

Aparentemente, lo que Duarte buscaba era bloquear los movimientos opositores dentro de su propio partido, lo que se une al impulso de una reforma constitucional para permitir su reelección en 2008. Sin embargo, nada de esto ha dado buenos resultados a Duarte quien estaría desistiendo de su intento a favor de encabezar la lista para el Senado, aunque nada se puede dar por seguro.

BUSCANDO EL CAMBIO NECESARIO
El ex obispo, Fernando Lugo, ha actuado con habilidad política, entendiendo que para ser electo no basta con su llegada a los guaraníes y a la gente de menores recursos en general. Por ello ha invitado a un movimiento amplio, una especie de partido instrumental cuyo único objetivo es sacar al coloradismo del poder. Así ha dicho que no importa de dónde provengan, qué ideología tengan, ni a qué partido pertenezcan aquellos que quieran sumarse a su proyecto que, a su criterio, buscará consensuar, concertar, construir y realizar el cambio necesario. En otras palabras, busca sumar a todos los que pueda a un movimiento amplio, cuya base es el discurso anti-corrupción.

Lugo también es el promotor de la Concertación Nacional, que agrupa a cinco partidos de la oposición con representación parlamentaria, incluyendo a aquellos con pasado izquierdista, y quienes fueron perseguidos por Alfredo Stroessner (incluyendo a familiares de Lugo). Es así como líderes de izquierda anunciaron la formación del Movimiento Tekojoja, creado para apoyar su candidatura.

ALGUNOS INTERROGANTES
La primera pregunta es si basta figurar bien en las encuestas para ganar una elección presidencial. Le resultó a Rafael Correa en Ecuador, pero fracasó Ollanta Humala en Perú.

La segunda es si logrará imponerse a una maquinaria tan aceitada como la del Partido Colorado que incluye a casi toda la Administración Pública, a las Fuerzas Armadas y a redes de clientelismo que abarcan todo el país.

La tercera es cómo lograr un programa de gobierno convincente con grupos tan diferentes. No se logró con la caída de Stroessner, ¿se obtendrá ahora? ¿Estamos hablando de una ensalada rusa –como dice el oficialismo– o de un movimiento amplio, que sería la única forma de ganar?

Paraguay es un país con una buena integración étnica y lingüística de los guaraníes, pero es pobre, con altos niveles de contrabando, con problemas de seguridad en la triple frontera y con pésima distribución del ingreso. Es además un país pequeño, sin salida al mar, y cada vez más a disgusto en el MERCOSUR. Por esta razón, ha tenido un acercamiento tal a Estados Unidos que ha llegado a permitir la presencia de tropas estadounidenses en su territorio.

POPULISMO Y GLOBALIZACIÓN
Paraguay es también un país donde las elecciones han sido previsibles a lo largo de su historia. Con Fernando Lugo ha surgido un elemento novedoso de incertidumbre. El interrogante es si la novedad durará hasta 2008, y si su discurso a favor de los desposeídos será suficiente para ganarle al Partido Colorado.

En todo caso, es una confirmación más de lo que demostraron tantas elecciones en el último año en América Latina. Su realidad es demasiado variada para restringirla a izquierdas o derechas, ya que no hay ninguna tendencia única, y es necesario analizar país por país. En verdad, para tener respuestas hay que indagar si los candidatos son o no populistas en lo interno, y si están a favor o en contra de la globalización en el ámbito internacional.

Con Lugo todavía no hay respuesta ni a lo uno ni a lo otro.