Líderes, centros y alianzas tras las elecciones legislativas del 27-M

Por Ricardo Angoso (para Safe Democracy)

Ricardo Angoso analiza los resultados de los recientes comicios municipales y autonómicos en España y concluye que los dos grandes partidos, PP y PSOE, deberán esforzarse para obtener los dos millones de votos del centro, que serán decisivos en las elecciones presidenciales de marzo de 2008. A continuación, cuatro conclusiones sobre el panorama político español, tras el empate técnico electoral.

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Ricardo Angoso es periodista especializado en cuestiones internacionales y coordinador general de la ONG Diálogo Europeo, con sede en Madrid.

UNA VEZ CONCLUIDO EL RECUENTO DE LOS VOTOS, el resultado es muy claro en España: el Partido Popular (PP) ha ganado en número de votos las elecciones municipales, si bien tiene muy condensado su voto en una serie de circunscripciones regionales (Castilla León, Ceuta, Galicia, La Rioja, Madrid, Melilla y Murcia), mientras sigue manteniendo un larga distancia de electores con respecto a los socialistas en otras comunidades autónomas determinantes (Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Euskadi y Extremadura), donde el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) arrasa literalmente, en algunos casos en conjunción con los nacionalistas.

En el resto de España (Baleares, Cantabria y Navarra), habrá todavía que esperar a la elección de los respectivos presidentes de comunidad, aunque no hay que descartar posibles alianzas entre los partidos regionales emergentes en lo tres casos con los socialistas; el odio congénito del PP hacia los nacionalismos les llevará a situaciones realmente adversas para intentar conformar coalición de gobierno en estas regiones. También le ocurrirá en el gobierno central llegado el caso.

GANAR AL CENTRO
La segunda conclusión es que las elecciones municipales y autonómicas vuelven a mostrar a las claras que en España los electores votan de una forma muy distinta en unas elecciones generales que en unas de carácter más cercano como han sido las recientes.

Extrapolar estos resultados de las legislativas a unas generales presidenciales es un error de libro, pues los partidos nacionalistas obtienen tradicionalmente siempre peores resultados en unas generales que en unas autonómicas y municipales. Los dos grandes actores políticos, PP y PSOE, obtendrían mejores resultados en unas generales y el PP nunca llegaría a la mayoría absoluta con estos resultados.

Es decir, ambos tendrán que hacer el esfuerzo de ganar al centro, ese espacio político de dos o tres millones de votos en donde se dirimen las elecciones en España. En este espacio, paradójicamente, tienen ventaja los socialistas.

LOS CANDIDATOS, MEJOR DE PESO
Como tercera conclusión, hay que destacar el elemento de la abstención, fenómeno que tradicionalmente afecta más a la izquierda que a la derecha en toda Europa. Con escenarios electorales por debajo del 70 ciento de participación, tal como ha ocurrido ahora (63 por ciento), a la izquierda española le resultará muy difícil mantener el control del legislativo y frenar al centro derecha.

Históricamente, la baja participación beneficia al PP y actúa en detrimento de la izquierda. Tan sólo desde un esfuerzo de movilización con candidatos de peso, lo que no ha ocurrido en Madrid, sabiendo vender bien los contenidos programáticos y presentando un proyecto de continuidad, el PSOE podrá tener éxito electoral y seguir revalidando su proyecto. Sirva como ejemplo el reciente caso de Canarias.

De lo contrario, los socialistas agotarán el proyecto iniciado por Zapatero en el 2003 y fracasarán en sus expectativas políticas. Candidatos desconocidos, sin contenidos programáticos e ignorando el medio en donde se mueven, por mucho marketing de diseño, no tienen ninguna posibilidad de éxito visto lo visto.

DIFERENCIA MÍNIMA
Y, por último y como cuarta conclusión, tenemos que reseñar que lo que se ha producido es un auténtico e inesperado empate técnico. Para un país como el nuestro, con más de una treintena de millones de electores, la actual diferencia entre ambas fuerzas, unos 160.00 votos, es mínima y un aumento o un descenso en la participación pueden influir directamente en el reparto de escaños en todo el país.

En ese escenario, habrá que buscar coaliciones con los demás actores políticos y el PP tiene muy poco que hacer: todos los partidos nacionalistas saben que pactar con esta fuerza derechista es el abrazo del oso (ejemplo del difunto CDS, Centro Democrático Social, integrado en el PP en 2005) e Izquierda Unida (IU) nunca lo hará.

Se acabaron los tiempos de los dos orillas anguitistas que hundieron al comunismo español para siempre. IU ya nunca más será alternativa real, sino una fuerza gradual con graves tendencias centrífugas (Cataluña y Euskadi) e irresolubles problemas internos. Simplemente, no cuenta en el diseño de la política nacional bipartidista.

GALLARDÓN, LÍDER NACIONAL
Finalmente, y esta es una consideración personal y no una conclusión postelectoral, el tirón electoral de Alberto Ruiz-Gallardón no es repetible con Mariano Rajoy, el anodino, aburrido y anti-carismático líder del PP.

Llegados a este momento, agarren la calculadora y resten los votos de Gallardón (875.571), al que se le vienen a unir tradicionalmente electores de centro izquierda, de los obtenidos por el PP (7.906.565) y el resultado es: 7.030.994.

El PSOE, sin no contamos los penosos resultados obtenidos por Miguel Sebastián (486.826), conseguiría sin contar con Madrid, 7.261.175. Ganaría las elecciones. El análisis del secretario de organización del PSOE, José Blanco, en la noche electoral, era certero: los comicios se perdieron por Madrid ciudad.

Gallardón se ha convertido en un líder nacional, con grandes expectativas, por encima de Aguirre; una derrota de Rajoy en las próximas elecciones abriría las puertas a este ambicioso líder. Atentos a los próximos movimientos, serán apasionantes.

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