Javier del Rey Morató examina las bases del poder de Hugo Chávez –magia de la Comunicación, petróleo y una oposición extraviada–, y en función de ello, augura un futuro problemático para Venezuela, ya que, a su juicio, el binomio petróleo y caudillismo mesiánico sólo genera subdesarrollo.

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UNA SOCIEDAD DECENTE ELIMINARÍA EL ROL DEL LÍDER, decía Noam Chomsky, y sus palabras nos hacen pensar en Venezuela. El periodista uruguayo José Luis Martínez se preguntaba en Safe Democracy adónde va Hugo Chávez. Ya tenemos la respuesta: hacia la dictadura, y hacia el fracaso.

Ahora cierra una emisora de televisión. Y mañana, ¿qué cerrará? Tras haber ganado las elecciones del 3 de diciembre pasado, le han entrado prisas, y emprende una huida hacia delante.

POPULISMO Y COMUNICACIÓN
Porque Hugo Chávez no engaña: el que ve su programa Aló Presidente conoce su lenguaje, sus pautas de argumentación, sus encendidas diatribas en pro del socialismo del siglo XXI (?) y contra George W. Bush. Formación militar, mestizo, vehemente, insaciable en su ambición de poder, Chávez nunca vio Caracas desde los barrios blancos, no pertenece a las dinastías políticas del país, no se parece al presidente Caldera, y muchos menos a Arturo Uslar Pietri.

Perpetró un golpe de Estado contra un régimen corrupto y formalmente democrático, y construyó su propio mito. Chávez es el típico caudillo latinoamericano populista, y da la impresión de haberse inspirado en un modelo al que quería imitar, emular, o superar. Es el gran mito venezolano. ¿Cómo lo consiguió? La explicación es sencilla: en los cuarteles de Venezuela –como en los del Perú– se conoce al pueblo mejor que en ningún otro sitio.

Y Chávez descubrió la magia de la comunicación, en un ejercicio lúdico que haríamos mal en subestimar: sabe comunicarse con el pueblo. Crea la sensación de proximidad. Le recuerda a la gente que es uno de los suyos, y que en el palacio de Miraflores hay quien vela por el bienestar de los venezolanos.

LAS CLAVES DEL PODER
El que coadyuvó a la construcción del mito de Chávez-caudillo fue Norberto Ceresole. ¿Quién era Ceresole? El personaje cabe en estas palabras: sociólogo, argentino, peronista, montonero, asesor del general peruano Velasco Alvarado… Vemos a Chávez y creemos estar ante una película argentina de los años cuarenta, con un actor venezolano y doblada al venezolano. Y si una emisora de televisión pone trabas a la hegemonía de sus juegos de lenguaje, Chávez la cierra, y aquí paz y después gloria.

Los juegos de lenguaje de Chávez –claves de su poder– son tres: el juego del enemigo declarado (Bush), el juego de la redención de la víctima (el pueblo), y el juego del personaje salvador (Chávez). Y hay una relación interna entre esos juegos, que se refuerzan y legitiman mutuamente.

En su ejecución está el secreto de su éxito. Bush le compra el petróleo, financia su revolución socialista, y le hace otro servicio inestimable: asume el rol de el malo de la película. Ante su agresión, la víctima encuentra al salvador, dadivoso, accesible, defensor de la causa de los pobres. ¡Niente nuovo sul sole! Getulio Vargas, Perón… Por eso será imbatible en futuros comicios.

LA OPOSICIÓN, EXTRAVIADA
¿Y qué hace la oposición? se preguntarán algunos. La oposición ni está ni se le espera. Anda extraviada –en Belén, con los pastores–, y no encuentra líder, lenguaje, símbolo ni registro desde el que comunicarse con un pueblo al que ha perdido de vista.

Hay Chávez para rato, porque:

Petróleo + expectativas defraudadas + corrupción + juegos de lenguaje + TV = Chávez

Pero además del poder electoral, existe el poder militar. Me dicen antiguos alumnos que no todos los militares están de acuerdo con Chávez. Me aseguran que no forman una masa crítica, pero sí un grupo de descontentos. Mis informadores son realistas, y saben que esos militares no son héroes ni patriotas: unos son honestos –o todavía no han sido corrompidos por los dólares del petróleo–, y otros quisieran corromperse más, y administrar –como hace Chávez– la corrupción de los otros. Hablando en plata: quisieran sustituirle.

FUTURO PROBLEMÁTICO
Algunos hacen un chiste: Chávez estaría haciendo gestiones para comprar la casa en la que Perón vivió su exilio, en la madrileña urbanización de Puerta de Hierro…

La pregunta de José Luis Martínez es del linaje de las preguntas relevantes. ¿A dónde va Hugo Chávez? Su autoritarismo mesiánico, ¿impulsará el desarrollo? ¿O es la trampa que perpetuará el subdesarrollo? ¿Chávez forma parte del problema o de la solución? El futuro se presenta problemático. Y es que nunca, en ninguna parte, petróleo y caudillo mesiánico han sido un binomio capaz de conseguir arrancar a un país del subdesarrollo, para ponerlo en el primer mundo: sólo producen subdesarrollo.

Ya conocemos las respuestas. Tal vez el problema es otro, y se llama Venezuela.

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