José Luis Martínez denuncia la rígida política de Irán en cuestiones morales, cuya principal manifestación radica en la represión y degradación de la mujer. Pero la violación de los derechos elementales va más allá de la política o de la religión: hostiga a todo aquél que no comparte los preceptos del régimen, según el autor. El secuestro reciente de la ciudadana estadounidense de origen iraní, Haleh Esfandiari, en Teherán da buena fe de ello.


EL ESPINOSO ASUNTO DE LA CARRERA NUCLEAR DEL RÉGIMEN IRANÍ deja en muchas ocasiones otros temas en segundo plano. La violación de los derechos de las mujeres es una constante en el gobierno de los ayatolás. La situación actual la resume la Premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi, quien lidera una campaña para conseguir un millón de firmas contra las leyes discriminatorias hacia la mujer que imperan en su país: La vida de una mujer vale la mitad que la de un hombre; a veces, ni si quiera eso.

Amnistía Internacional denunció el irrespeto de los derechos humanos y la pena de muerte. La organización denuncia que Irán aún mantiene las lapidaciones y continúa ejecutando a menores; Amnistía Internacional intenta evitar que seis mujeres, un hombre y 24 menores sean ejecutados en Irán. Según sus datos, durante 2006 se produjeron 177 ejecuciones. 2 fueron lapidaciones. 4, ejecuciones de menores. Sólo en enero de 2007 se suman 19 ejecuciones más, aunque la cifra real podría ser muy superior.

VIOLACIÓN DE DERECHOS ELEMENTALES
La última movida del régimen teocrático fue la detención de la ciudadana estadounidense de origen iraní Haleh Esfandiari, (ver el artículo de The New York Review of Books, Liberad a Haleh Esfandiari), quien dirige el programa de estudios sobre Oriente Medio en el Woodrow Wilson International Center for Scholars, en Washington. Fue apresada el 8 de mayo en Teherán y encarcelada en la prisión de Evin, donde se recluyen a los presos políticos, cuando se disponía a regresar a Washington tras visitar a su madre, una viuda de 93 años.

Las autoridades iraníes confiscaron también los pasaportes de otras dos iraníes que también tienen la nacionalidad estadounidense, entre ellas una periodista de la radio oficial estadounidense en farsi Radio Farda, Parnaz Azima. The New York Times, sostiene que Esfandari, quien mantiene una amistad con la hija del ex presidente iraní, el moderado Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, podría ser víctima de una rivalidad entre éste y el actual presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad.

Pero como en otros asuntos, al régimen teocrático no le preocupa la condena internacional. Y ante muchos silencios cómplices, sigue adelante violando derechos elementales que están más allá de la política y la religión.

LA LUCHA CONTRA EL MAL VELO
Las fuerzas de seguridad del gobierno iraní –ejército y policía– lanzaron incluso hace pocas semanas la denominada lucha contra el mal velo, cuyo objetivo es aconsejar o detener durante algún tiempo a las mujeres iraníes que vayan vestidas al estilo occidental o también a las que no usen el velo islámico, obligatorio en el país presidido por el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.

El Plan para la lucha contra el mal velo se aplicaba en el pasado, pero sólo durante los meses de verano, en los que el insoportable calor obligaba a las mujeres a quitarse de forma parcial el velo o el chador, que cubre todo el cuerpo de la mujer desde la cabeza hasta los pies. A partir de este año, será una lucha permanente, según se anunció oficialmente.

En la aplicación de dicho plan participan también efectivos del cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica y de las milicias paramilitares de los basiyies que, como primera medida, aconsejarán a las mujeres que no se ponen el velo tal como exigen las normas impuestas en Irán.

De no respetar dichas reglas, el segundo paso sería llevar a las rebeldes a la comisaría, donde permanecerán hasta que un varón de la familia –el padre o el marido– las obligue a utilizar el velo de forma correcta.

Las autoridades no han precisado, sin embargo, cómo serían sancionadas las mujeres que, pese a las presiones, insistan en vestirse al estilo occidental. En casos similares en el pasado las rebeldes eran castigadas con decenas de latigazos.

En un intento de justificar dichas medidas, las autoridades iraníes alegan que el 85 por ciento de los casos de agresión contra las mujeres en las calles del país se deben a que éstas no usan el velo como es debido. Está prohibido el uso de pantalones cortos o faldas estrechas y cortas, así como los pañuelos pequeños que dejan fuera parte del cabello de la mujer.

REPRESIÓN EN EL DÍA DE LA MUJER
Este año las manifestantes concentradas frente al parlamento iraní con motivo del Día Internacional de la Mujer sufrieron una violenta represión, en un episodio que confirma la pésima situación de los derechos femeninos en ese país.

Las organizadoras fueron golpeadas por la policía, según indicaron testigos a la organización Meydaan (Ámbito de Mujeres) al portal Advarnews, que calcularon la concurrencia en 300 personas. Las organizaciones internacionales de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Washington, y Amnistía Internacional, con sede en Londres, reclamaron la liberación inmediata de las activistas detenidas.

Mientras, el diario conservador Keyhan acusó a las feministas y defensoras de los derechos de las mujeres de estar patrocinadas por lo que denominó ejecutivos de los planes estadounidenses para derrocar delicadamente a la República Islámica.

La situación actual es una vergüenza para el gobierno islámico. Un hombre que ve a las modelos en la calle ya no presta atención a su esposa a su vuelta a casa, lo que destruye los cimientos de la familia, declara Mohammad Taghi Rahbar, un diputado conservador citado por la prensa iraní.

DEROGAR LAS LEYES DISCRIMINATORIAS
Los reclamos por la igualdad entre hombres y mujeres son tan amenazadores para la sociedad patriarcal que harán todo lo posible para evitar que la idea se propague e infecte a la sociedad. El sitio de Internet de la campaña internacional fue censurado tres veces en cinco meses, dos de ellas en las últimas semanas.

La campaña pretende abolir el derecho de los hombres a repudiar a sus esposas y a mantener la custodia de sus hijos, una ley que permite que puedan tener hasta cuatro mujeres en forma permanente y varias más en forma temporal y otra que otorga a las declaraciones judiciales de ellas la mitad del valor que a las de los hombres.

La abogada y activista Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz, se unió a Irene Khan, directora de Amnistía Internacional, para exhortar al gobierno a derogar las leyes discriminatorias contra las mujeres.

En una carta abierta denunciaron que las iraníes deben hacer frente a la seria y generalizada discriminación por las leyes que las excluyen de importantes ámbitos de participación política. También sostuvieron que las mujeres tienen derecho al mismo estatus que los hombres según el sistema legal iraní y que ya llegó la hora de que esto se haga realidad.

La misiva se refirió a la campaña de firmas y subrayó que es hora de que el gobierno iraní tome en cuenta esas voces y ponga fin a la discriminación legal contra las mujeres en Irán.

OTAN CULTURAL
Cuando el conservador Mahmud Ahmadinejad fue elegido presidente en junio de 2005 todo el mundo esperaba una política más rígida y severa en cuestiones morales, y ya se está implementando. Incluso, ahora se anunció que se fabricarán bicicletas islámicas para las mujeres, pensadas para ocultar las formas femeninas mediante una cabina que cubriría la mitad del cuerpo. La imaginación para reprimir no tiene límites.

La nueva campaña represiva para el uso del velo cuenta con el beneplácito de la presidencia. Uno de sus asesores ha felicitado al jefe de los servicios de seguridad por su iniciativa. Constato que sus fuerzas han entrado en acción contra esta invasión cultural, a la que podemos llamar en su forma más indecente una OTAN cultural, escribió en su mensaje de felicitaciones Mehdi Kalhor.

Ser mujer en Irán en el siglo XXI, pues, es un oficio peligroso.