Inestabilidad constitucional en el país que menos crece a nivel regional
Para retomar su crecimiento acelerado, Tailandia debe lograr cambios drásticos en toda su estructura política, económica y financiera.
ADEMÁS: ¿Ruido de sables democráticos en Bangkok?, por Rubén Campos
Zidane Zeraoui es experto en asuntos globales y profesor de Relaciones Internacionales en el Tecnológico de Monterrey, México. Es coordinador de la Maestría en Estudios Internacionales de la misma universidad.
EL AÑO 2007 ES DOBLEMENTE SIGNIFICATIVO PARA LA DINASTÍA RAMA en Tailandia (el país de los Thai, de los hombres libres).
El noveno rey ha conmemorado recientemente sus seis décadas desde su coronación en el año 1947 y para éste, su aniversario número 80, lo que lo convierte en el monarca más longevo de la dinastía, desde que ésta se estableció en 1782, pero también en el más antiguo líder a nivel mundial.
Todos los lunes, la mayoría de los thais salen a su trabajo con camisas o playeras amarillas, símbolo de la realeza tailandesa, para mostrar su adhesión a la monarquía. Sin embargo, los festejos que ya empezaron desde el año pasado se ven ensombrecidos por varios elementos.
MONARQUÍA, BUDISMO Y NACIONALISMO THAI
El golpe de Estado sin derramamiento de sangre del 19 de septiembre pasado encabezado por Surayud Chulanont, ha dejado una sombra sobre el porvenir del país. En la Tailandia de la monarquía constitucional, cualquier gobierno debe recibir el beneplácito del rey, lo que fue hecho con la junta militar para legitimarla. Además, el primer ministro derrocado fue varias veces criticado públicamente por su Majestad Rama IX por su política económica que se interpretó como anti-nacionalista.
Tailandia descansa sobre tres pilares: la monarquía, el budismo y el nacionalismo THAI. Precisamente, Taksin Shinawatra, aunque muy popular como líder del gobierno thai, fue fuertemente criticado, inclusive por el rey después de haber vendido sus acciones en las comunicaciones a una empresa de Singapur, acto juzgado desleal a la nación que permitió su derrocamiento, con un beneplácito tácito de su Majestad.
No obstante, a pesar de la bendición real, la situación económica del país se vio afectada por el cambio de régimen. Mientras que los mercados de valores en Asia conocieron durante 2006 tasas de rendimiento muy altas (131 por ciento para China, 34 por ciento para Hong Kong, 47 por ciento para la India, 55 por ciento para Indonesia, 22 por ciento para Malasia, etcétera), el Mercado de Valores de Bangkok cayó 5 por ciento, el más bajo de la región.
UNA CARTA MAGNA CADA 4 AÑOS
Para retomar su crecimiento acelerado al instar de sus vecinos, Tailandia debe lograr cambios drásticos en toda su estructura política, económica y financiera. Con el golpe de Estado, la junta militar decidió promulgar una nueva Constitución, la número 17 desde 1932 cuando se estableció la monarquía constitucional, es decir, una nueva carta magna cada 4,4 años.
La inestabilidad constitucional del país es un fuerte impedimento para atraer las inversiones extranjeras. El país recibió solamente dos mil millones de dólares de inversiones directas cuando China logró atraer a más de 70.000 millones en 2005, Hong Kong más de 30.000, Singapur 15.000, Corea 8.000.
Además, el debate actual sobre la nueva constitución se ha centrado tanto en los mecanismos para impedir fraudes electorales y en incrementar las sanciones a los partidos y políticos que incurren en tales delitos, como en la inclusión del budismo como religión del Estado por algunos monjes que están politizando la actividad religiosa, fenómeno inaudito en la religión oriental por estar centrada en la parte espiritual del hombre más que en lo material. Parece ser que la ola integrista que invadió el Islam, el judaísmo y el cristianismo que ganó el hinduismo, está llegando también al budismo.
NEPOTISMO Y CORRUPCIÓN
La estabilidad política se ha visto también perturbada por la misma influencia del ex primer ministro derrocado, Taksin Shinawatra. El antiguo líder del partido Thai Rak Thai (los Thais aman a los Thais) tiene una imagen muy controvertida en el país. Para los sectores populares, fue quien se ha preocupado de sus necesidades en la medida que generalizó los préstamos a los sectores bajos para la adquisición de vivienda y de vehículos utilitarios (taxis, etcétera) para poder independizarse tanto del alquiler de casas como de los coches.
Pero por otra parte, la generalización del nepotismo y la corrupción de su régimen le han alienado a las capas altas e intelectuales de la sociedad que respaldaron al golpe militar. El proceso actual que se lleva a cabo en contra de Shinawatra, busca rescatar 73.000 millones de bahts (más de 2.000 millones de dólares) de la fortuna del ex primer ministro que está repartida en 21 cuentas entre sus propios familiares. La Corte Suprema también decidió confiscar el enorme terreno comprado por la esposa de Shinawatra, Khunying Potjaman, en la misma Bangkok. A pesar de los esfuerzos de la junta militar el ex primer ministro logró extraer 21.000 millones de Bahts (casi 618 millones de dólares) de sus diversas cuentas. La justicia tailandesa también busca perseguir a los miembros cercanos de Shinawatra por evasión de impuestos, prestanombres, etc.
El otro punto fundamental para atraer inversiones reside en la transparencia del mercado de capitales para evitar que el nepotismo pueda desvirtuar las reglas del mercado. Sin embargo, es en la aplicación de la ley que el país requiere sus mayores esfuerzos. Tailandia tiene leyes y regulaciones bastante completas sobre todos los campos de la actividad económica; pero la intervención del factor político permite pasar por encima de la ley y de las regulaciones para favorecer a los cercanos al poder y presionar a las actividades independientes.
60 AÑOS QUE NO PARECEN LUCIR
Las consecuencias del golpe de Estado no son los únicos elementos que afectan el desarrollo del país. La situación en la parte meridional de Tailandia es otro factor de preocupación.
En las tres provincias del sur del país a mayoría musulmana, se ha desarrollado un movimiento separatista desde hace varios años, apoyado por Malasia según Bangkok. En los últimos meses, la guerrilla se ha enfocado a los ataques a los soldados y policías y a quemar a las escuelas para crear una situación de conflicto que conllevaría a toda la población a levantarse contra el gobierno thai.
Con toda esta serie de asignaturas pendientes, los 60 años de Rama IX no parecen lucir, a pesar de la apariencia de tranquilidad del país. Su posición más allá de la cuestión política cotidiana le permite ser el árbitro permanente de los cambios constantes de la política nacional. Es el garante de la estabilidad en medio del cambio permanente.
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