Por qué ha llegado la hora de recuperar el debate público
Ha llegado la hora de reivindicar en Estados Unidos la independencia de los políticos, debatir lo público y promover el bienestar de la sociedad en su conjunto.
Luis Méndez Asensio es profesor de postgrado en la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid y forma parte de la junta directiva del Instituto de Periodismo Preventivo y Análisis Internacional (IPPAI).
Es comentarista de política internacional en Radio Exterior de España y otros medios escritos. Es corresponsal del Grupo mexicano Reforma en España.
AL IGUAL QUE SUCEDE en otros tantos países del mundo industrializado, las fronteras de la política en Estados Unidos limitan cada vez más con las parcelas donde habitan los poderes fácticos, sobre todo en tiempos de guerra aunque ésta se libre a miles de kilómetros de distancia de la metrópoli. Los continuos llamamientos de los líderes del partido Demócrata para que las tropas estadounidenses abandonen Irak cuanto antes, no sólo están siendo torpedeados por George W. Bush y sus vetos presidenciales.
Los poderes fácticos, que en este caso ejercen su vigorosa influencia desde el sector de la industria bélica y el mundo mediático y financiero, actúan también de muros de contención para las proclamas de los demócratas. Todavía más.
QUIÉN DECIDE QUÉ
Las arengas de la oposición estadounidense hay que leerlas sobre todo en clave electoral, habida cuenta de que muchos de sus dirigentes, como Hillary Clinton, apoyaron en su momento y sin reservas la invasión militar de Irak. Evidentemente, no se necesitaba una bitácora especial para saber de antemano que el operativo guerrero contra el país árabe iba a traer más sinsabores que delicias.
Tampoco hay que ser un experto en estrategia militar para colegir que la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, deseable por lo demás, no se puede llevar a cabo de manera apresurada, así las elecciones aprieten y los demócratas quieran sacarle provecho en las urnas a la grave crisis abierta en Oriente Medio con una ocupación que arroja saldos muy negativos, no sólo en pérdidas humanas. El margen de maniobra del que dispondrán los demócratas en la Casa Blanca, si es que tumban a los republicanos en los próximos comicios, será muy similar al disfrutado por Bush durante sus dos mandatos, aunque la administración actual acepte de mejor grado las interferencias de los lobbies y existan importantes matices en la escala de valores, nacional e internacional, que defienden unos y otros.
En un planeta gobernado realmente por los poderes fácticos que con mayor ímpetu han emergido en el último siglo (corporaciones mastodónticas y ramificadas), en el que los programas de los partidos que se perfilan como alternativa de gobierno apenas difieren en lo sustancial, la clase política necesita mucho más que buenas intenciones para recuperar su credibilidad y devolverle el protagonismo a la ciudadanía.
¿SON INDEPENDIENTES LOS POLÍTICOS?
Como señalaba al principio del artículo, el caso de Estados Unidos no es excepcional. Los actores políticos parecen actuar cada vez más como los dobles de los auténticos figurantes que, apostados tras las bambalinas, marcan la agenda de los gobiernos con independencia de las ideologías.
Los líderes del entramado empresarial, mediático y financiero, junto a los dueños de la pujante industria de guerra, están mermando la autonomía de los políticos en general y de los que llegan al Ejecutivo en particular, ya que sus programas nacen hipotecados por las deudas (implícitas y explícitas) que han contraído con los sectores a los que se atribuye buena parte del paradójico crecimiento (macroeconómico) que experimenta el mundo industrializado y sin los cuales no hay navegación que valga tal como está prefigurado el sistema.
Por ello, es urgente la reivindicación de la independencia de los políticos frente a la de aquellos actores que sin representación popular alguna, pero bien posicionados en las gradas, buscan con especial tesón incrementar su cuenta de resultados. Sólo los gobiernos democráticos, bajo el palio del Estado, están en condiciones de velar por el bienestar de la sociedad en su conjunto, aunque todo apunte a un mayor robustecimiento de esos poderes invisibles que tan malamente están condicionando (y degradando) la vida pública.
Publicado por:
ana
fecha: 29 | 08 | 2007
hora: 3:57 am
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Acertado artículo,no solo el robustecimiento de esos poderes invisibles sino el choque de poderes invisibles de distinto signo puede ser mortal para la democracia.
Publicado por:
Dr. Vicente R. Gutiérrez Santos
fecha: 29 | 08 | 2007
hora: 11:14 am
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Las elecciones norteamericanas siempre presentan situaciones específicas. El Partido Demócrata quiere llevar a su mejor persona y líder a la Casa Blanca. Ya he presenciado dos reuniones de los ocho posibles candidatos en programas de TV por CNN. Parece que los dos son ahora los primeros en las encuestas del Partido..
A Hillary la conocemos suficientemente. Esposa de un expresidente por dos períodos consecutivos ha aprendido mucho del manejo de la Casa Blanca. Además es Senadora y como abogada era muy competente. Es mujer. Primera oportunidad en EEUU. El gran problema lo tenemos con Barack Hussein Obama, senador por sólo dos años, hombre sin experiencia aún, pero con cierto carisma que absorbe a los ciudadanos idóneos para que lo sigan. Su pasado de infancia no es nada optimista para el mundo occidental. Se le enseñó Islamismo en la Escuela de Wahabbick, DJakarta. Sus dos padres, el biológico era de Kenya. El siguiente, a partir de sus dos años (stepfather) fue el que lo envió a dicha Escuela. Era también musulmán. La situación del país hoy es muy delicada.
La formación en esa edad – seis a ocho años – siempre deja semillas. Barack nació en Hawaii y vivió lógicamente en DJakarta. Su madre, de raza blanca , descendiente de europeos, lo trajo para Chicago y ahí es donde se ha formado universitariamente y parece que bajo educación cristiana..
Así pues, la disyuntiva está más que clara. El ciudadano norteamericano primero debe tomar decisión en su membresía o no del Partido Demócrata. La segunda alternativa sería para la Casa Blanca como ciudadano americano. To be or not to be! Será o no será. Pero lo narrado va a misa. Ya veremos el próximo año.
Dr. Vicente R. Gutiérrez Santos,
Madrid
Publicado por:
ana
fecha: 01 | 09 | 2007
hora: 8:49 pm
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Dr VR Gutierrez Santos,está en lo cierto,no le quepa la menor duda.Los imperios anglosajones son prácticos en extremo y les da lo mismo cualquier cosa.