Taiwán tensa la cuerda
Las aspiraciones de la isla ponen en alerta a Beijing
Por más esfuerzos que haga el líder taiwanés Chen Shui-bian para lograr que la isla ingrese en Naciones Unidas, se trata de una petición contraria a la legalidad (justo o no), que empieza a provocar tensiones en la propia Taiwán y mayores recelos en China.
POCO IMPORTA QUE las cartas remitidas a la Organización de las Naciones Unidas le vengan de vuelta o que el propio Secretario General asegure y reitere lo que todo el mundo sabe: justo o no, es legalmente imposible que Taiwán ingrese en la ONU. Pese a ello, Chen Shui-bian sigue adelante con su estrategia que responde, en lo esencial, hasta cuatro motivaciones.
En primer lugar, la electoral, ya que la movilización en torno a dicha exigencia y la celebración de una consulta popular le permite mantener la iniciativa, hacer que gran parte del debate político en la isla gire en torno a su propuesta, y mantener en pleno estado de revista a su base militante y electoral en un esfuerzo que se aventura exigente y dilatado (las legislativas son enero y las presidenciales en marzo de 2008).
En segundo lugar, la política, ya que su reivindicación entra de lleno en la cuestión clave del futuro de la isla. Preguntar a sus 23 millones de ciudadanos si desean que Taiwán forme parte de la ONU equivale a sondearles sobre su posición a propósito de la independencia respecto a China.
Ese matiz marca las diferencias entre Chen, líder del Partido Democrático Progresista (PDP), y Ma Ying-jeou, líder del Kuomintang (KMT), quien también plantea llevar a cabo la consulta, pero manteniendo la denominación de República de China.
En tercer lugar, la partidaria, ya que un éxito de la estrategia en curso permitirá el afianzamiento del espacio político del PDP, en condiciones nada fáciles, marcadas por el repunte de las denuncias de corrupción en el entorno presidencial y que habían hecho peligrar seriamente la influencia de Chen en el partido.
Por último, la personal, ya que una victoria del PDP y sus tesis puede hacerle más llevaderos los procesos judiciales que le aguardan una vez abandone esa presidencia que ahora le proporciona una inmunidad a prueba de irregularidades graves y confirmadas.
¿UN ACTO DE SECESIÓN?
La tensión ha sido la estrategia de Chen a lo largo de sus dos mandatos consecutivos. La exacerbación de las diferencias ha dividido la isla en dos segmentos políticos claramente diferenciados: los azules y los verdes. Muchos procesos electorales tienden a resolverse por la mínima diferencia (como ocurrió en las presidenciales de 2004 y más recientemente en las municipales de Kaohsiung, la segunda ciudad de la isla). Pero también multiplica los enfrentamientos con el continente, quien estos días calificó a Chen de conspirador, alertando de las graves consecuencias de la hipotética celebración del referéndum.
En Australia, en un encuentro celebrado en la cumbre informal de la APEC (Cooperación Económica del Asia-Pacífico), Hu Jintao indicó a George W. Bush que Taiwán está entrando en un periodo altamente sensible y potencialmente peligroso. Hu calificó la iniciativa de Chen como un acto de secesión. Bush se comprometió a ejercer sus buenos oficios y mediar ante las autoridades taiwanesas para que el referéndum (que parece difícil de evitar) adquiera una importancia desmesurada y provoque una crisis grave en el estrecho de Taiwán, en lo que, paradójicamente, se interpreta como un velado mensaje a las autoridades continentales para que no se tomen tan en serio y a pecho la polémica iniciativa de Chen. A renglón seguido, Washington anuncia nuevas ventas de armas a la isla.
Para Beijing esta no es una cuestión baladí. La denuncia efectuada el pasado 4 de septiembre por el Pentágono acerca de supuestos ataques informáticos por parte de China, sin mencionarla expresamente (y desmentidos oficialmente), pudieran indicar que Beijing se está preparando para una guerra electrónica global que podría ser de gran importancia en el escenario del Estrecho. Su primer objetivo sería hacer inoperantes los sistemas de la flota del Pacífico de Estado Unidos en caso de conflicto militar con Taiwán. Pese a cuanto pudiera desaconsejar la celebración de los Juegos Olímpicos en 2008, esa combinación de advertencias e indicios no debiera tomarse a la ligera.
Publicado por:
mariana
fecha: 26 | 09 | 2007
hora: 4:59 pm
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me parece muy injusto que Taiwan no sea aceptada en la ONU. El unico motivo para esto es el chantaje de la Rep. Popular China, a quien todas las potencias temen por motivos … comerciales.
Vergonzoso.
Seria bueno que el autor del articulo explicara porque’
«: justo o no, es legalmente imposible que Taiwán ingrese en la ONU».
Publicado por:
Xulio
fecha: 27 | 09 | 2007
hora: 8:44 am
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Sin entrar en la cuestión de lo justo o injusto (que no es el objeto del artículo), reconociendo que se trata de un problema político que no ha sido resuelto aún, conviene tener presente que hoy, la República de China (o República de Taiwán según el PDP, aunque no constitucionalmente) es un Estado de hecho, pero no de derecho, solo reconocido por algo más de veinte Estados en el mundo.
El artículo 4 de la Carta de Naciones Unidas establece:
«1. Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.
2. La admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad. «
Por otra parte, la Oficina de Asuntos Legales de Naciones Unidas rechazó la solicitud de convertirse en miembro de pleno derecho de Naciones Unidas, citando como argumento una resolución de 1971 (la 2758) en la que Naciones Unidas reconoce a la República Popular como el único representante legítimo de China en este organismo internacional. Esa resolución sustituyó a la República de China, establecida en Taiwán a partir de 1949, una vez perdida la guerra civil con el PCCh, por la República Popular China, con capital en Beijing.
El regreso a NNUU, para ser legal y posible, debe observar el procedimiento establecido en la Carta, cosa que hoy parece fuera de lugar. Ningún miembro del Consejo de Seguridad lo recomendaría, y caso de hacerlo, el veto chino se impondría. En términos legales, insisto.
Conviene recordar que desde 1949 hasta la llegada al poder del PDP, las autoridades taiwanesas del KMT se proclamaban como el Gobierno legítimo de toda China -y no solo de la isla-, y hace pocos años plantearon su regreso a la ONU. El PDP quiere que Taiwán sea Taiwán, y no la República de China y para ello debe modificar la Constitución vigente, cosa que tampoco tiene nada fácil, a expensas de lo que resulte en las elecciones legislativas previstas para enero próximo.
Publicado por:
Carlos J. Gómez Martínc
fecha: 05 | 10 | 2007
hora: 11:18 am
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Es lamentable que el juego de los interese sustituya una vez mas a la justicia. Una organización como la ONU y sus defensores que se llenan la boca de defensa de la democracia y derechos humanos, lo cual es una mentira clamorosa, prefieren aceptar las tesis del gigante totalitario que la reclamación de la democrática Taiwán.
Se dirá que el juego del poder no permite enfrentar a la emergente China, pero eso es lo mismo que se dijo de la Alemania nazi, la URSS, etc.. Pero si debe ser así, por lo menos que no se engañe con miserables discursos sobre democracia y libertad.