Transcurrida una década de la crisis financiera del sudeste asiático, puede afirmarse que la región se presenta hoy mucho más madura desde el punto de vista económico y bursátil. Políticamente, se han dado avances y retrocesos, mientras que a nivel regional sigue en potencia la idea de reforzar los lazos de integración. Es preciso aún superar cuestiones irresueltas, entre las que destaca la consolidación democrática y la distribución equitativa de la riqueza.

HACE DIEZ AÑOS, LOS OJOS DEL MUNDO estaban puestos en las bolsas y monedas del sudeste asiático mientras éste vivía un estrepitoso momento conocido como la Crisis Financiera Asiática que fue la primera gran crisis de los mercados globalizados.

En aquel momento, los pronósticos para la región eran al menos desalentadores, comparándose con la situación vivida por América Latina a principios de los años ochenta que llevó a una década perdida temiéndose los mismos resultados.

Asia vivió una historia diferente con un rendimiento económico destacado que la está llevando a una posición de mucho mayor peso en la jerarquía internacional.

Para entender cómo ello ha influido e influye, en gran medida, en el proceso de integración regional del sudeste asiático haremos aquí un breve balance de la situación política y económica que ha caracterizado a este decenio .

LAS CUENTAS Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES

El impacto de la crisis a nivel regional osciló entre el caso de Tailandia, con seis años de duración y un descenso del 6,1 por ciento en la tasa del Producto Interior Bruto (PIB), y el de Singapur, quien se recuperó en 2 años y cuya economía creció un 3,7 por ciento.

«Hay más democracias que se están fortaleciendo, el pluralismo político ha avanzado y hay mayor información disponible»Actualmente, las economías del sudeste asiático crecen, aunque el grado de crecimiento varía según el país. Para estas economías, la lección mejor aprendida tras la turbulencia es la importancia de mantener una suficiente cantidad de reservas internacionales. Según recientes estadísticas, el total de la región ronda los 3,5 trillones de dólares.

Si bien la crisis está superada, la región afronta un nuevo desafío: evitar la trampa de la clase media, es decir, revertir la tendencia, la idea de que la clase media no puede ascender a los estratos más altos. En la última década se dieron dos procesos relacionados con esta idea y aparentemente opuestos: por un lado, disminuyeron los índices de pobreza, pero, por otro, también aumentó la desigualdad en la distribución de la riqueza.

AVANCES Y RETROCESOS EN LA ESCENA POLÍTICA

Un caso destacado es el de Birmania (actual Myanmar), donde los políticos no sólo no cumplieron sus tibias promesas de devolver al país un sistema democrático, sino que tampoco permiten que se exprese ninguna voz manifestando esos anhelos. La revolución azafrán acontecida el pasado septiembre demostró una vez más que la retórica política muchas veces dista de la realidad que viven los ciudadanos.

«Son principalmente las acciones llevadas a cabo en época de crisis las que determinan con mayor vigor la posibilidad de una integración regional real» En un entrevista realizada hace diez años al entonces ministro de Relaciones Exteriores de Birmania, Ohn Gyaw, éste declaraba que su país entraba a una etapa donde se priorizaría la gente, la paz, el desarrollo y la democracia. Lo prometido en aquel momento sigue haciéndose esperar.

El panorama político en otros países es un tanto más alentador, ya que algunos como Malasia, Indonesia e incluso Filipinas han avanzado en el establecimiento de instituciones democráticas dejando de ser el Ejecutivo mucho más predominante sobre los otros poderes republicanos.

A nivel general, puede afirmarse que hay más democracias que se están fortaleciendo, el pluralismo político ha avanzado y hay mayor información disponible.

CREACIÓN DE UNA COMUNIDAD DEL SUDESTE ASIÁTICO

Financiera y económicamente el sudeste asiático se presenta hoy mucho más maduro que hace diez años. Políticamente, se han dado avances y retrocesos, mientras que a nivel regional sigue en potencia la idea de reforzar los lazos de integración.

El ASEAN+3 (Japón, China y Corea del Sur) también cumple diez años y lo festeja liderando el proceso de integración en el este de Asia.

Si bien el diálogo político-diplomático entre los diferentes países es vital a la hora de negociar la integración, son principalmente las acciones llevadas a cabo en época de crisis las que determinan con mayor vigor la posibilidad de una integración regional real.

Sólo cuando el desarrollo económico justo, el afianzamiento del sistema democrático y la consolidación real de la creación de una comunidad del sudeste asiático se conjuguen, estaremos entrando, finalmente, al siglo de Asia.