Sin noticias de Damasco
¿Qué hay detrás del silencio de Siria?
Aunque la diplomacia siria se mantenga cautelosa, la solución a los diversos conflictos que asolan a Oriente Medio pasa necesariamente por Damasco, pues es un actor implicado en todos ellos: desde la estabilización de Líbano, pasando por el conflicto entre Israel y Palestina, hasta la condena a la carrera nuclear de Irán, sin olvidar la ardua tarea de democratizar Irak. La cuestión radica en saber si el régimen sirio apostará por el diálogo o por las formas violentas a las que ya ha recurrido en más de una ocasión.
Por último, pero no en menor importancia, la diplomacia norteamericana se ha debilitado en esta zona del mundo y goza de una menor legitimidad a la hora de resolver los conflictos de la zona, tal como se ha visto en el contencioso palestino-israelí, que vive sus horas más bajas del proceso de paz, y en la reciente crisis libanesa (todavía no cerrada y a la espera de una chispa que genere nuevos episodios de violencia).
LÍBANO, ¿UNA PLATAFORMA TERRITORIAL CONTRA ISRAEL?
La diplomacia siria, pese a su descrédito en muchos ámbitos de la esfera internacional, ha fortalecido sus relaciones con Irán, apoya abiertamente a los grupos antiisraelíes de la región, como Hezbolá y Hamas, con el fin de acogotar a Israel, y sigue generando el terror y la inestabilidad en Líbano, donde nunca Damasco ha ocultado su objetivo real: convertir a este país en una nación subordinada a sus intereses políticos y en una permanente plataforma territorial para continuar con su estrategia terrorista contra Israel.
Los libaneses, por desgracia para ellos, ponen el territorio desde donde atacar a la entidad sionista y también los muertos, tal como se ha visto en las últimas intervenciones del ejército israelí contra Hezbolá. Y como guinda, además, cuenta con el apoyo de dos de las más importantes potencias petroleras: Venezuela e Irán, asunto no baladí dada la crónica crisis que padece la infuncional economía siria.
NEGOCIACIONES CONDENADAS AL FRACASO
Así las cosas, y vista la ceguera de la comunidad internacional ante el régimen sirio, que lleva desestabilizando a su vecinos desde hace décadas, lo que está claro es que Damasco no da señales de apostar por las recientes iniciativas norteamericanas para resolver la mega crisis que se vive en Oriente Medio.
La ceguera de la administración norteamericana, su tardanza en poner en marcha propuestas de desbloqueo y su permanente unilateralismo, desdeñando a sus socios y amigos europeos, han llevado a este callejón sin salida, a este punto muerto desde donde en un futuro habrá que buscar alternativas más audaces y con mayor carga política.
EL SEGUNDO PLANO RENTABLE
Sin embargo, aunque Damasco no dé demasiadas noticias y su diplomacia se mantenga en un cauteloso (cuando no sospechoso) segundo plano, habrá que contar con Siria con la vista puesta en afrontar los próximos y grandes desafíos regionales, a saber: la estabilización y normalización institucional de Líbano, donde numerosas fuerzas prosirias obstruyen el juego político y las instituciones; el conflicto entre Israel y los representantes palestinos, fragmentados y divididos ahora tras el golpe de Estado de Hamas contra la Autoridad Nacional Palestina; en el aislamiento y condena de la carrera nuclear de Irán, que debería ser motivo de preocupación y análisis para el régimen laico sirio, que no debería olvidar que el auge chiíí puede llevar a una crisis de incalculables consecuencias en toda la región, incluyendo aquí a Siria; y, finalmente, en la estabilización y democratización de Irak, cuya situación se torna en preocupante y cuyo flujo de refugiados hacia Siria y Jordania es ya imparable.
- La importancia del diálogo Jerusalén-Damasco
por Mario Sznajder
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