Recuperar la confianza en las instituciones, lograr un mayor equilibrio entre los poderes públicos, favorecer la pluralidad de partidos, replantear la relación del gobierno con los medios de comunicación, reducir los índices de pobreza y la elevada tasa de inflación, limitar el intervencionismo económico y garantizar unas reglas de juego para atraer a la inversión extranjera, afrontar la inseguridad y restablecer la prioridad de las relaciones en el marco de la política exterior: tales son los retos que Cristina Fernández de Kirchner deberá afrontar para ubicar a Argentina en el sitio que se merece.


CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER asume la presidencia de Argentina. Por primera vez, una mujer elegida en las urnas ocupará el sillón de la Casa Rosada. CFK, como se conoce de forma generalizada a la nueva mandataria en los medios, recoge el testigo de su marido Néstor Kirchner, que le cederá el mandato para gobernar el país hasta 2011.

«En los últimos años, Argentina ha fortalecido en exceso el poder del presidente, que se jactaba de no haber reunido ni una sola vez a su Consejo de ministros, y ha dado escaso protagonismo al Parlamento»

Habrá que ver si es una presidencia continuista o rompe con las políticas de su marido. En principio, todo apunta a que la ex senadora buscará una consolidación del crecimiento económico que consiguió Néstor Kichner desde que entró en el poder en 2003.

Para su gestión, Cristina Fernández de Kirchner mantendrá casi el mismo gabinete que tenía su marido, aunque con cambios en el Ministerio de Economía y la creación de una nueva cartera, la de Ciencia y Tecnología.

La pregunta que se impone ahora es ¿cuáles son los retos más importantes que deberá afrontar CFK?

LA TAREA DE ALCANZAR LA CALIDAD DEMOCRÁTICA

En primer lugar, la nueva presidenta debe intentar mejorar la calidad democrática del país. Hay que recordar la apatía y el escepticismo de la población en las pasadas elecciones. Sólo acudieron a las urnas el 73 por ciento de los argentinos, siendo el voto obligatorio. La cifra más baja de participación desde que se instauró la democracia, en 1983.

Para alcanzar ese objetivo debería conseguir un mayor equilibrio entre los distintos poderes. En los últimos años, Argentina ha fortalecido en exceso el poder del presidente, que se jactaba de no haber reunido ni una sola vez a su Consejo de ministros, y ha dado escaso protagonismo al Parlamento. También el poder judicial ha perdido independencia respecto al Ejecutivo. Uno de los primeros objetivos del gobierno CFK será completar buena parte de los juzgados vacantes en el primer semestre de 2008.

«Cristina tendrá que renegociar 32 de los 53 contratos de los servicios públicos, entre los que figuran sectores clave, como el transporte, el gas, la energía y la telefonía. El gran desafío será cómo adecuar el costo de las tarifas, congeladas desde el año 2002 por las medidas populistas del ex presidente»

El omnímodo poder presidencial también ha perjudicado al sistema de partidos políticos. El continuo y brutal transfuguismo, unido a las dificultades para que exista una pluralidad de partidos –y no una amalgama de siglas que al final sólo representan los personalismos de algunos candidatos–, merman la calidad de las instituciones argentinas. Al final, el peronismo no deja de ser un populismo clientelar de los poderes locales y provinciales, lo que favorece la práctica de la corrupción, otro de los retos del nuevo gobierno. CFK tiene medios para conseguirlo, pues de los 24 distritos en los que está divida Argentina, 19 son gobernados por los kirchneristas que tienen mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados de la Nación como en la de Senadores.

Por otro lado, los Kirchner no han dado apenas ninguna entrevista a los medios de comunicación argentinos. En las democracias actuales, los medios representan uno de los controles del poder político; en este aspecto también deberá mejorar el nuevo gobierno.

SUPERAR LA POBREZA Y LA INFLACIÓN

Desde el punto de vista económico, hay que reconocer que Argentina lleva creciendo varios años de manera ininterrumpida a tasas cercanas al 8 por ciento, lo que le ha ayudado a recuperarse de la fuerte crisis sufrida en 2001.

«CFK buscará pulir la imagen internacional de su país con un mayor acercamiento a Estados Unidos, Europa, Chile o Brasil, así como mediante un suave alejamiento de Venezuela y Bolivia»

Los índices de pobreza permanecen altos, en torno a un 23 por ciento, y todavía hay 10 millones de pobres en el país. El paro se ha reducido al 8 por ciento, pero, sin embargo, el mayor problema lo presenta la inflación que, según los datos oficiales del el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), está en el 7,5 por ciento, algo que nadie cree y que la mayor parte de los economistas cifran en torno al 18 por ciento.

Cristina Kirchner tendrá que renegociar 32 de los 53 contratos de los servicios públicos, entre los que figuran sectores clave, como el transporte, el gas, la energía y la telefonía. El gran desafío será cómo adecuar el costo de las tarifas, congeladas desde el año 2002 por las medidas populistas del ex presidente. La nueva mandataria deberá acabar con el intervencionismo económico del que hizo gala su esposo pues podría dañar la entrada de capital extranjero en algunos sectores. Las empresas extranjeras demandan seguridad jurídica y unas reglas del juego estables.

INSEGURIDAD Y RELACIONES EXTERIORES

Junto con la inflación, la inseguridad es otra de las principales preocupaciones de la población argentina a la que tendrá que enfrentarse el nuevo ejecutivo.

En cuanto a la política exterior, en el contenido no se esperan grandes cambios aunque sí en las formas. Los malos modos de Néstor Kirchner, que nunca ha dado las credenciales a los embajadores extranjeros en Argentina; los desplantes dados a mandatarios internacionales; el enfrentamiento con Uruguay por la crisis de las papeleras; su alianza con Hugo Chávez… no parece que éstos sean los pasos que definan el camino a seguir por la ex senadora.

Cristina Fernández buscará pulir la imagen internacional de su país con un mayor acercamiento a Estados Unidos, Europa, Chile o Brasil, así como mediante un suave alejamiento de Venezuela y Bolivia.

Si CFK no es capaz de alcanzar esas metas, el futuro de Argentina estará más cerca de su lado latinoamericano que de su lado europeo.

Nota: El autor de este análisis ha cubierto las recientes elecciones argentinas para la cadena TELEMADRID desde Buenos Aires.