La importancia de unas elecciones justas y libres en Pakistán
Arsenal nuclear en manos de los islamistas radicales, ¿es una posibilidad real?
Resulta crucial que las postergadas elecciones en Pakistán se desarrollen en un clima de justicia y libertad; de otro modo, es muy probable que el país se suma en otro nuevo período de crisis y violencia. Los poderes occidentales, especialmente Estados Unidos, deben asegurar que así ocurra. Quién se ha beneficiado con el asesinato de Benazir Bhuto. Quién no.
(Desde Islamabad) EL ASESINATO DE LA LÍDER DE LA OPOSICIÓN Benazir Bhuto tuvo lugar el pasado 27 de diciembre. Benazir Bhutto murió cuando un atacante le disparó y luego se inmoló ante sus seguidores, mientras ella abandonaba una reunión política en Rawalpindi, una ciudad próxima a la capital. Alrededor de 20 personas perdieron la vida en el ataque. El espantoso asesinato de Benazir Bhutto provocó además disturbios espontáneos que causaron la destrucción de propiedades públicas y privadas, incluyendo las oficinas de la Comisión Electoral de Pakistán y de la Liga Musulmana de Pakistán (Pakistan Muslim League).
El caos acontecido no tiene precedentes en la historia de Pakistán. Los manifestantes irrumpieron violentamente en varias ciudades en los días siguientes al atentado, y los daños ocasionados a las propiedades se valoran en torno a los mil millones de rupias. Al menos 61 personas murieron en estas protestas.
“un número considerable de pakistaníes creen que el Gobierno de Musharraf está, al menos, indirectamente envuelto en el asesinato de Benazir Bhutto” Éste era el segundo ataque suicida contra Benazir Bhutto desde su turbulento regreso, el pasado octubre, de su exilio de ocho años. Alrededor de 140 personas murieron en el primer ataque en Karachi. Mucho tiempo antes, los dos hermanos de Benazir habían muerto en circunstancias sospechosas. Su padre, Zulfiqar Ali Bhutto, fue ahorcado en 1979 tras ser depuesto del poder por los militares.
¿Quién asesinó a Benazir? Son varios los enemigos de Bhutto. El gobierno de Musharraf ha acusado del asesinato a elementos de los grupos talibanes pakistaníes y a otros radicales islamistas. El Partido Popular de Pakistán (PPP) ha culpado al mismo gobierno de Musharraf. Mucha gente sospecha que los elementos islamistas radicales, en confabulación con ciertos elementos de los servicios secretos de Pakistán, están envueltos en el asesinato.
Anteriormente, Benazir había señalado a miembros del partido dirigente acusándolos de respaldar a militantes para asesinarla. Mucha gente lo cree ahora, pese a las reiteradas negaciones del Gobierno. “Tras el 11-S, Estados Unidos se convirtió en un respaldo cada vez más activo de Musharraf, donando más de 10 mil millones de dólares en ayuda militar y financiera a Pakistán” La credibilidad del Ejecutivo de Musharraf está por los suelos. Sin sorpresas, un número considerable de pakistaníes creen que el Gobierno está, al menos, indirectamente envuelto en el asesinato de Benazir Bhutto. El PPP pide ahora una investigación internacional sobre el mortal incidente. El Gobierno, por su parte, no se muestra demasiado receptivo a la idea de una investigación internacional al estilo de la realizada para investigar la muerte del ex primer ministro libanés, Rafik Hariri. La gente, asimismo, no confía en su propio Gobierno para conducir una investigación imparcial sobre el asesinato de Benazir Bhutto. El desorden público ha puesto mayor presión sobre los hombros del presidente Musharraf, quién lucha ahora por mantener el orden público y permanecer en el poder.
EL RESPALDO DE ESTADOS UNIDOS
De momento, Musharraf permanece en el poder gracias a la asistencia de Occidente. Los poderes occidentales se resisten a ver a Pakistán sumida en la anarquía y el caos allí donde los islamistas tomen el poder. Armas nucleares bajo control de los islamistas supone la peor pesadilla para Occidente. Con todo, la posibilidad de que los islamistas radicales se hagan con el poder en Pakistán y, por lo tanto, con el arsenal nuclear, es bajísima, no existe.
Es la paranoia de Occidente la que ve a Pakistán en manos islamistas. Occidente ha estado engañado por la amenaza islamista en Pakistán. Los líderes occidentales respaldan a Musharraf porque es un modernista secular y liberal. Los radicales islamistas representan una maldición. La guerra global al terror se está llevando a cabo para terminar con la amenaza radical.
Anteriormente, el presidente George W. Bush constituyó un firme apoyo al presidente Musharraf, quien ha sido un aliado clave en la guerra al terror. Tras el 11-S, Estados Unidos se convirtió en un respaldo cada vez más activo de Musharraf, donando más de 10 mil millones de dólares en ayuda militar y financiera a Pakistán. Estados Unidos sustentó también en su día la idea de un acuerdo entre Bhutto y el presidente Musharraf, en virtud del cual compartieran el poder. Mientras tanto, las opciones para Estados Unidos son limitadas.
La nueva situación política tras la muerte de Benazir ha supuesto un contragolpe para Musharraf y el Ejército, lo que puede amenazar incluso el poder de Musharraf en Pakistán. Estados Unidos sólo ha limitado la influencia en la política pakistaní. Hace tan sólo unos meses, Musharraf había mantenido conversaciones directas con Benazir Bhutto, que habían preparado el terreno para su retorno del exilio. Los aliados occidentales, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña, mantenían esperanzas de que Benazir Bhutto y Musharraf se unieran contra la amenaza militante creciente y estimularan la campaña contra el terrorismo. Aparentemente, existían señales de que el liderazgo de Al Qaeda se había autoreconstituido en el interior de Pakistán, lo que era visto como un riesgo para la seguridad global.
LA HERENCIA DE BENAZIR BHUTTO
“Benazir fue considerada como una líder valiente, liberal y modernista, que había traído la esperanza a las masas desgraciadas. Pero también como una mujer secular, demasiado occidentalizada, traidora del Islam y títere de los norteamericanos” El liderazgo del Partido Popular de Pakistán (PPP) actuó rápidamente, tras la muerte de la líder de la oposición. Bilawal, el hijo de 19 años de Benazir Bhutto fue nombrado nuevo líder del partido. Se trata de un estudiante de primer curso de la Universidad de Oxford, que volverá a Reino Unido para completar sus estudios. Benazir Bhutto quiso que Bilawal completara su educación antes de envolverse en la política. Asfi Ali Zardari, marido de Benazir, liderará mientras el PPP para mantener firme el poder en manos de la familia Bhutto, y asegurar así que Bilawal pueda en última instancia heredar el legado político de su madre. Zardari, por cierto, fue generalmente acusado de enredar los dos efímeros gobiernos de Bhutto marcados por la corrupción. Llegó a ser conocido como el Sr. Diez Por Ciento, debido a las numerosas acusaciones de recibir sobornos de los contratos estatales. Muchos miembros del partido prefirieron ver a Makhdoom Amin Fahim, cabeza de otra familia feudal, como líder del PPP. Fue él quien condujo el partido mientras Bhutto se mantuvo en el exilio y Zardari permanecía encarcelado.
Es muy probable, a la luz de los hechos, que en las próximas elecciones del 18 de febrero se otorgue un gran porcentaje de los votos al PPP.
La percepción más extendida es que la pérdida de Benazir ha resultado devastadora para Pakistán, y que su asesinato ha dejado un vacío incalculable que no será fácilmente reemplazado. Benazir fue siempre considerada como una líder valiente, liberal y modernista, que había traído la esperanza a las masas desgraciadas del país.
Pero era vista también por sus enemigos como una mujer secular, demasiado occidentalizada, traidora del Islam y títere de los norteamericanos. Sin embargo, toda especulación en torno a que el asesinato de Bhutto estimulará a la oposición islamista en Pakistán y más allá de sus fronteras está demasiado lejos de ser verdad. La idea de que los islamistas radicales han asesinado a Benazir ha de ser, aún, probada. De todos modos, el gobierno de Musharraf y muchos en Occidente insisten en que es éste el caso.
“Algunos círculos occidentales se muestran preocupados ante la posibilidad de que la confusión doméstica generada por el asesinato de Benazir pudiera poner en peligro la seguridad del arsenal nuclear de Pakistán” ¿Por qué asesinarían los islamistas radicales a Benazir? ¿Qué obtendrían ellos con su muerte? Ello está siendo debatido infinitamente estos días, en Pakistán. Quién más tiene que ganar con la muerte de Benazir es el liderazgo de la Liga Musulmana de Pakistán, que permaneció inamovible hasta la llegada de la líder del PPP en la política electoral de Pakistán. ¿Sugiere ello que el liderazgo del la Liga Musulmana de Pakistán la mató? Es demasiado pronto para especular sobre ello. Algunas personas lo sugieren; mientras, el Gobierno de Pakistán se muestra firme en su acusación de asesinato a Al Qaeda y a los talibanes.
Increíblemente, el Gobierno de Musharraf alega continuamente tener pruebas de que Al Qaeda y los talibanes están detrás del ataque suicida a Benazir Bhutto. Existía, en realidad, una posibilidad de que los asesinos obtuvieran ayuda de muchos islamistas extremistas de Pakistán. Algunas personas especulan que fue asesinada por sus oponentes políticos de la Liga Musulmana de Pakistán en confabulación con algunos elementos de los servicios secretos. Muchos de los apoyos de Benazir Bhutto han acusado abiertamente al Gobierno de Musharraf por el ataque.
El asesinato, en fin, se ha convertido en una gran controversia y nunca sabremos quién asesinó a Benazir; el debate sobre quién la asesinó, pues, persistirá.
EL FUTURO DEL GOBIERNO
El gobierno de Musharraf parece perder su control sobre Pakistán. Algunos círculos occidentales se muestran preocupados ante la posibilidad de que la confusión doméstica generada por el asesinato de Benazir Bhutto pudiera, de algún modo, poner en peligro la seguridad del arsenal nuclear de Pakistán. Sin embargo, el Gobierno de Musharraf ha rechazado las voces que sugieren que los militantes islámicos pueden atacar o infiltrarse en las instalaciones secretas donde las armas nucleares se hallan almacenadas. Mientras tanto, las cercanas elecciones legislativas se han pospuesto hasta el 18 de febrero. Estas elecciones se han convocado para introducir en Pakistán un gobierno civil, tras años de dominio militar. La Liga Musulmana de Pakistán del presidente Musharraf pretende ahora recuperar parte de su decaída popularidad y dejar la compasión para las pérdidas de la oposición; ninguna ola compasiva puede durar mucho tiempo. El Gobierno de Musharraf ha sido advertido de que debe proceder con mucho cuidado en las elecciones parlamentarias, porque la nueva situación política plantea una amenaza potencial para Pakistán. Siguiendo al asesinato de Bhutto, existe ahora, supuestamente, una nueva percepción en Sindh, según la cual los pastunes asesinaron a otro Bhutto. El tema de las percepciones en política son peligrosas; sin embargo, esta percepción probablemente se desgastará.
“La indignación pública se ha canalizado, básicamente, contra el presidente Musharraf, y ello se explica por varios factores” Se espera ahora que el Presidente Musharraf no pierda la ocasión y una al país incluyendo a todo el mundo a lo largo del espectro político para liderar contra las fuerzas extremistas. El enemigo, de acuerdo con el presidente Musharraf, son los extremistas que desean establecer un Estado teocrático en Pakistán. Pero mucha gente sigue sin convencerse.
Como resultado de la inestabilidad provocada por el asesinato de Bhutto, la lucha contra el terrorismo en las áreas tribales y fronterizas se ha reducido en tanto que Musharraf se ha centrado en el asunto de la tranquilidad doméstica. El líder de la oposición Nawaz Sharif puede ahora jugar un papel significativo, construyendo puentes con el gobierno de Musharraf para favorecer una suave transición hacia la democracia, que era precisamente lo que Bhutto estaba intentando hacer.
Años de fuerte crecimiento económico han hecho aumentar la clase media pakistaní, que ahora desea la autoridad de las leyes democráticas. Los partidos islamistas radicales constituyen una minoría en la política pakistaní y las fuerzas políticas democráticas centrales son claramente más poderosas que las islamistas. Resulta crucial que las elecciones sean creíbles, y esa credibilidad requiere observadores internacionales o un acuerdo transitorio que permita a todos los partidos mayoritarios participar en la organización de las próximas elecciones parlamentarias de febrero.
LOS FACTORES QUE DEBILITARON A MUSHARRAF
¿Cómo se explica el reciente desorden en Pakistán? La indignación pública se ha canalizado, básicamente, contra el presidente Musharraf, y ello se explica por varios factores. El factor más importante que ha creado esta hostilidad remite al hecho de que a los pakistaníes ahora les desagrada Musharraf. Ha permanecido en el poder demasiado tiempo y los pakistaníes ya han tenido suficiente de él. Llegó al poder en 1999, y ello supone mucho tiempo para los pakistaníes. Es la hora de que, amablemente, abandone el poder; sin embargo, él, sencillamente, no quiere abandonarlo. Aparentemente, la avaricia de poder ha terminado derrotándole. Ello resulta lamentable, pues gozaba de un gran apoyo popular en sus primeros años al mando del timón de Pakistán. No ha sacado ninguna lección del destino de Ayub Khan y Zia ul Haq, quienes perdieron el respaldo popular tras el mismo número de años. Es su hora de abandonar el poder, pero no lo hará.
“la mar creciente no eleva todos los barcos. Son las intervenciones deliberadas del Estado las que consiguen que ello ocurra. Desgraciadamente, en Pakistán no ha ocurrido así, y la pobreza ha provocado el resentimiento contra el Gobierno” El segundo factor surge de la manera en que Musharraf ha manejado la cuestión del extremismo y el terrorismo en Pakistán. Existe una percepción popular según la cual Musharraf es un títere de América, listo para hacer lo que los americanos desean que haga. A los pakistaníes no les gusta la forma en que el gobierno de Musharraf ha venido tratando a los islamistas. Su política de eliminación de los talibanes en la NWFP (Provincia de la Frontera Noroeste) genera resistencia y también la forma en la que ha ordenado el asesinato de otros islamistas radicales como el incidente de Mezquita Roja.
El tercer factor que explica la hostilidad pública hacia Musharraf proviene de su brutal asalto sobre la judicatura y los medios de comunicación, durante el pasado año. Musharraf intentó despedir al Jefe de la Justicia de Pakistán, Iftikhar Muhammad Chaudhry, quien era visto como un obstáculo en su candidatura como presidente reelecto. Musharraf falló en su primer intento, pero tuvo éxito en el segundo, cuando logró echar a Iftikhar Chaudhry, junto con la mayor parte de sus colegas jueces del Tribunal Supremo.
Ello supuso demasiado para los pakistaníes. El hecho fue visto como la pérdida de la esperanza puesta en el constitucionalismo y en la autoridad de las leyes que la judicatura del Orden Provisional Constitucional (PCO, en sus siglas originales en inglés), impuesto tras la proclamación del Estado de Excepción. Entonces, Musharraf intentó censurar a los medios de comunicación, en concreto a los electrónicos, porque la representación negativa de su propia persona estaba siendo de nuevo visto como una amenaza para su reelección como presidente de Pakistán. Al final Musharraf tuvo éxito en sus planes cuando pudo restringir canales de Televisión obligándoles a aceptar rígidas condiciones para operar. Y todo bajo el referido Estado de Excepción que proclamado días antes.
El cuarto factor remite a la enorme disparidad económica que existe en Pakistán entre ricos y pobres. Aunque el país ha alcanzado un buen crecimiento económico durante los últimos años, los pobres no han obtenido ningún beneficio de ello. Un buen crecimiento económico en un país no ha de conducir necesariamente a la distribución equitativa de la riqueza. Es sobradamente conocido el fenómeno, y ya se ha reflejado en otras regiones, como América Latina y África.
Digamos que la mar creciente no eleva todos los barcos. Son las intervenciones deliberadas del Estado las que consiguen que ello ocurra. Desgraciadamente, en Pakistán no ha ocurrido así, y la pobreza ha provocado el resentimiento contra el Gobierno de Musharraf. Resulta obvio. El gobierno de Musharraf simplemente ignora esta cruda realidad que le amenaza.
CÓMO Y CUÁNDO ACTUARÁ OCCIDENTE
La pobreza masiva existe en Pakistán a pesar de las negaciones y la propaganda del gobierno de Musharraf. La gente pobre se ha levantado en esta ocasión, lo que era de esperar, tal y como ha sucedido en otros lugares. Pero el Gobierno de Musharraf no parece muy preocupado por este hecho. El PPP, a su juicio, es un partido político populista que tiene un apoyo desproporcionado en las clases pobres de Pakistán. Es visto como el partido de los pobres gracias a la herencia populista de Ali Bhutto Zulfiqar.
¿Qué pasará en Pakistán? Las elecciones se han retrasado debido al cálculo según el cual la Liga Musulmana de Pakistán necesita tiempo para reponerse de lo que ha entendido como una pérdida en su posición electoral inmediatamente antes de las elecciones generales. Las elecciones han de mantenerse tal y como se ha prometido, y deben ser justas y libres, pues de otro modo el país entrará en un nuevo período de inestabilidad y desorden. Los poderes occidentales, especialmente Estados Unidos, deben asegurar que así ocurra.
Pakistán atraviesa una seria crisis política y sólo unas elecciones generales justas y libres garantizarían una salida segura y posible. Ningún otro mecanismo funcionará. Pakistán no puede fracasar; es demasiado importante lo que hay en juego. Un fracaso de Pakistán tendrá consecuencias inimaginables en la región. Nos da miedo hasta especular sobre ello. Sólo una oportuna intervención permitiría evitar otra crisis en Pakistán. Mucho depende cómo actúe Occidente, especialmente Estados Unidos, y de cuán pronto lo haga. Es importante, para todos, que dejen esto claro.
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