alangarciacuatro.jpgEl progreso experimentado por Perú desde que Alan García recuperó la presidencia es evidente: a los últimos resultados económicos –crecimiento de la producción, baja tasa de inflación y correcta disciplina fiscal–, hay que sumar el TLC con Estados Unidos y la elección de Lima como sede de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la UE, y de la cumbre de la APEC. Con todo, recientes casos de corrupción indican que aún queda mucho por hacer, comenzando por las reformas del sector público, educación y salud, grandes tareas pendientes.

(Desde Madrid) PARA LOGRAR UN CRECIMIENTO SOSTENIDO, los países en desarrollo necesitan inversiones de largo plazo, que logren generar empleo, modernicen y vuelvan competitivo el sector productivo. Es por eso que dichos países, entre los que se encuentra América Latina, buscan generar un clima de confianza para convertirse en receptores de inversión extranjera.

El presidente peruano, Alan García Pérez, ha interiorizado claramente este mensaje, tal como se pudo observar en su última visita a Madrid, al marcar claramente distancia (política y económica) con sus homólogos de países como Ecuador, Bolivia y Venezuela. “La posición de Perú en materia de apertura comercial está muy cerca de Colombia, pero muy lejos de Ecuador y Bolivia, cuyas políticas van acordes con el discurso de Chávez”

Los últimos resultados económicos de Perú, caracterizados principalmente por un alto crecimiento de la producción, una baja tasa de inflación y una correcta disciplina fiscal, podrían colocar al país como potencial receptor de inversiones en la región. De igual forma, la agenda internacional del presente año, en el que Lima será sede de la cumbre de la APEC y de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, así como la reciente ratificación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, ponen en vitrina al país.

GARANTE DE LA PROTECCIÓN DE LA INVERSIÓN

Alan García, aprovechando esta coyuntura, está sabiendo mostrar hacia el exterior una política coherente de apertura económica, de fomento y respeto de la inversión privada y de disciplina fiscal. En su paso por Madrid, dejó clara la diferencia del modelo económico peruano, de los modelos de corte nacionalista que profesan presidentes como Chávez, Morales y Ortega.

Y es que, dentro de la región, Perú es uno de los países que puede garantizar un marco de protección de la inversión privada y uno de los modelos de defensa de la leal competencia más modernos. “Es importante que el cambio reflejado en el segundo Gobierno de García no sea sólo un discurso para el público, sino que se plasme en la política diaria”

Asimismo, García sugirió la idea de negociar un Tratado de Libre Comercio entre Perú y la Unión Europea. Como es sabido, la UE ha decidido negociar con la Comunidad Andina en bloque, y no realizar negociaciones con los países miembros por separado. Pero, ¿podrá llegarse a un acuerdo entre los países de la Comunidad Andina? La posición de Perú en materia de apertura comercial está muy cerca de Colombia, pero muy lejana de países como Ecuador y Bolivia, cuyas políticas vienen acordes con el discurso de Chávez.

Es poco probable que la UE cambie su forma de negociar con los países andinos, pero es importante diferenciarse: el pedido del presidente peruano es una clara señal a los mercados sobre los objetivos comerciales del país.

MUCHO POR HACER

El cambio de política de García con respecto a su primer Gobierno es evidente y saludable para el país. Incluso ha recibido elogios de antiguos enemigos políticos, como Vargas Llosa, con quien tuvo un claro enfrentamiento desde fines de la década del ochenta. “se debe exigir un gasto público acorde con las necesidades y posibilidades, y no iniciar un crecimiento desmedido y poco eficiente del gasto” Es importante y necesario que este cambio no sea sólo un discurso para el público sino que se plasme en la política diaria. A pesar de los logros económicos, la aprobación popular de Alan García ha disminuido considerablemente con respecto al inicio de su gestión, quizás por el embalse de reclamos de la población y por los graves (y torpes) casos de corrupción de sus militantes. En otras palabras, al gobierno aún le queda mucho por hacer.

De otro lado, es importante que Alan García mantenga cuadros técnicos independientes en los principales ministerios y fortalezca las instituciones, y no cometa nuevamente el error de incrementar la burocracia con militantes del partido. Finalmente, se debe exigir al mandatario peruano que realice un gasto público acorde con las necesidades y con las posibilidades, y no (ahora que hay dinero en caja) iniciar un crecimiento desmedido y poco eficiente del gasto. Las reformas del sector público, educación y salud son tarea pendiente, y deberían estar en la lista de prioridades del gobierno.

En medio del diferendo marítimo con Chile, Alan García debería capitalizar el alto respaldo y un consenso político (raramente visto) que se tiene en este tema, para promover reformas que vuelvan más competitiva nuestra economía, y que beneficien a más peruanos.