Castro sucede a Castro y se impone el gatopardismo
La permanencia en el poder de los «fidelistas» asegura la continuidad del régimen
Las expectativas generadas en el mundo frente a la renuncia de Fidel Castro se desvanecen. Nada augura cambios profundos, al menos en la línea expresada por líderes mundiales. Lejos parece el día en que Cuba se abra a la democracia, debata los derechos de las personas y se incorpore a la economía global, asegura el autor.
BAJO EL CALOR, propio de la isla en esta época, un anciano Fidel Castro, con la salud resentida y aparentemente con la misma lucidez y vehemencia que le ha caracterizado durante décadas, se sentó a su escritorio el 18 de febrero por la tarde, como había prometido el 15 de febrero. Escribió como siempre lo hizo, salvo que en esta ocasión su texto tendría el carácter de un hito divisor en la línea de la historia, de Cuba y de Occidente.
Al día siguiente, el diario oficialista rezaba en su portada Mensaje del comandante en jefe. En su primer párrafo estaba escrito el …no aspiraré ni aceptaré –repito– no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe…, que recorrió los medios de todo el mundo.
Muchos se quedaron con este fragmento y no se enteraron de la frase siguiente: … No me despido de ustedes…
TANTAS VISIONES COMO OPINANTES
“Chávez dijo categórico que nada cambiará, porque sólo unidos (al menos él y Cuba) saldrán adelante; respecto de Fidel, expresó enérgico que seguirá siendo el faro que iluminará sus caminos” Los principales mandatarios y políticos del hemisferio norte occidental no pudieron evitar referirse al hecho. En Estados Unidos, los candidatos a la presidencia, enfrascados en sus intensas campañas, se vieron en una posición embarazosa, pues cualquier opinión desafortunada o carente de precisión en la postura declarada puede ocasionar un importante costo en los votos esperados para la alta magistratura.
La palabra cambio sonó fuerte: cambio, hacia una verdadera democracia dijeron unos, otros, que deberían producirse elecciones libres, intentando expresar eufemísticamente que ninguno de los comicios ha sido libre e informado al estilo de las naciones desarrolladas. En la isla, el propio Fidel, al día siguiente respondió que tras ese cambio lo que está pensando Estados Unidos es ¡anexión, anexión! Como siempre en la política, y en el debate histórico y filosófico, las visiones e interpretaciones pueden ser tantas como el número de opinantes.
“Con un tacto claramente eleccionario, ninguno de los candidatos estadounidenses ha enfrentado directamente el asunto del embargo norteamericano” Condoleezza Rice declaró que Cuba debe iniciar un profundo proceso de cambio, pacífico y democrático, liberando presos políticos, respetando los derechos humanos y establecer un mecanismo de elecciones libres y limpias.
El contrapunto no se hizo esperar, Hugo Chávez, en su ya conocido estilo (y en esas horas recientes definido como gángster por George W. Bush) dijo categórico que nada cambiará, porque sólo unidos (al menos él y Cuba) saldrán adelante; respecto de Fidel Castro expresó enérgico que seguirá siendo la inspiración y el faro que iluminará sus caminos. Para coronar opiniones, y desde un frente intelectual, el experto en Cuba, Brian Latell, afirmó que Si Cuba fuera una obra teatral, Fidel sería el director y Raúl el director.
UNA CÚPULA DE PODER DE LA QUE NO SE ESPERAN CAMBIOS
A la hora de escribir esta columna la nueva cúpula del poder en Cuba ya está definida, no sin cuestionamientos al sistema eleccionario basado en la propuesta de la Comisión Nacional de Candidaturas, que la Asamblea Nacional evalúa y dirime a partir de un amplio y transparente consenso.
“Quizás, el caso de Cuba, que todos declaran que debe alinearse a los modernos conceptos de democracia, altere hasta tal punto las agendas de políticos y analistas que podría resultar necesaria su vigencia”
Con el paso de los días, parece que el impacto inicial causado por la renuncia de Fidel Castro, y especialmente las expectativas generadas en el mundo, se ha visto reducidos. Es más, parece que a corto plazo nada augura cambios profundos, en el sentido expresado por líderes y portavoces occidentales. Incluso se ve con buen grado de lejanía que Cuba se abra al debate internacional sobre la situación de las cárceles, los derechos de las personas y la eventual apertura económica de la isla.
En este sentido, con un tacto claramente eleccionario, ninguno de los candidatos estadounidenses ha enfrentado directamente el asunto del embargo norteamericano. Nos ha llamado la atención también que, después de las celebraciones de la comunidad cubana en Florida, con banderas, canciones y bailes hasta la madrugada, con el correr de las horas los discursos encendidos se han templado.
¿UNA CAMINATA DE TRESCIENTOS SESENTA GRADOS?
Podemos reflexionar con justa razón que, quizás, el caso de Cuba, que todos declaran que debe alinearse a los modernos conceptos de democracia, ante una eventual vuelta de tuerca del régimen, altere hasta tal punto las agendas de políticos y analistas que podría resultar hasta necesaria su vigencia, por lo pronto en la inmediatez.
Y esto, recordando el caso del muro y el de la Unión Soviética, que en la postguerra alimentó miles de discursos y postulados políticos durante más de cuarenta años, en el contexto del bipolarismo de la época. ¿No será que tanto en el interior de la isla, como en las presiones de las naciones más desarrolladas, sea conveniente que ocurra lo de El gatopardo de Lampedusa, y esta nueva época de Cuba sea simplemente una caminata en trescientos sesenta grados en el escenario político contemporáneo?
Al fin y al cabo la globalización y sus derivados parece que reinarán por muchos años más, a pesar de Cuba.
- Cuba, tras los pasos de China y Vietnam
por José Luis Martínez
Publicado por:
Fatima Aburto
fecha: 29 | 02 | 2008
hora: 12:55 am
Link permanente
Es cierto que la elección de líderes de linea dura no dan mucho margen a la esperanza de democratización de la isla, pero incluso ello puede reflejar el pragmatísmo de Raúl, que quiere implantar reformas económicas y puede querer estar rodeado para ello de la máxima «legitimidad» de la revolución.
Porque lo que es evidente es que los cubanos que en muchos aspectos parecen de Marte por el aislamiento de la isla, empiezan ha hacer preguntas en cuanto se lo han permitido. Y no han sabido contestarlas. Yo no creo que se calle, y creo que ahora la máxima apertura lograda con la colaboración del régimen es la mejor forma de acelerar los cambios que todos queremos para nuestros hermanos cubanos. Pero que lo hagan ellos, nosotros a disposición, como se dice
Publicado por:
Ridauto Lúcio Fernandes
fecha: 29 | 02 | 2008
hora: 11:14 am
Link permanente
No creo que el régimen de Cuba continúe como ha sido durante la permanencia de Fidel como el gobernante de derecho. Puede que permanezca por algún tiempo, pero no daría más de dos o tres años de vida para un régimen que intente mantener el status quo actual. El gobierno tendrá que abrir, pues lo que ha mantenido el pueblo callado y sumiso durante los últimos 30 años ha sido mucho más que la fuerza de las armas. Las dos patas que han sostenido el régimen cubano han sido Fidel y sus fuerzas armadas (no solamente como estructura de fuerza, pero también por su prestigio y aceptación popular). Y cuando digo Fidel hablo de su liderazgo personal. Nada que se pueda comparar al bajo nivel de aceptación de su hermano Raúl, un señor que se ha mantenido como el número dos a los costes de las vidas y carreras de los que le han desafiado, como el querido del pueblo General Ochoa, fusilado. Para que nadie diga que las fuerzas armadas van a quedarse sosteniendo el gobierno con su prestigio (y lo tiene) sin que vengan los cambios, sería interesante considerar, como lo ha hecho el columnista Pedro Baños de El Correo de Vizcaya (21 de febrero último), que las fuerzas armadas cubanas (como potencia económica que son dentro de la isla) tienen interés económico en la apertura de mercado, aún que deje a Cuba en el mismo camino de China – económico y político. Ahí está el mérito de Raúl Castro, que con visión de futuro puso a las Fuerzas Armadas en el camino del capitalismo con su «Sistema de Perfeccionamiento Empresarial» de 1986. Creo, por lo tanto, que Cuba va a cambiar si, y no será una caminata de trescientos sesenta grados, aún que no lo sea una de ciento ochenta.