bush_uribe.jpgCon el golpe ilegal dado por las tropas colombianas en territorio ecuatoriano, el gobierno en Bogotá intenta legitimar en territorio sudamericano la idea, original de George W. Bush, del ataque preventivo, según el autor. Argentina y Brasil, columna vertebral de la Confederación de Naciones Sudamericanas, deben trabajar para poner fin a 60 años de las FARC, promover la liberalización de los rehenes, frenar el intervencionismo estadounidense y asegurar la paz tan deseada por los Estados sudamericanos.

(Desde Buenos Aires) LA INCURSIÓN MILITAR LLEVADA A CABO por tropas colombianas en territorio ecuatoriano, abrió las puertas a una de las peores crisis que la Confederación de Naciones Sudamericanas, atravesara en años.

A diferencia de los litigios por límites territoriales, protagonizados por algunos países de la región durante el siglo pasado, la excusa dada por el gobierno de Bogotá, de haber llevado a cabo un golpe preventivo, intenta legitimar la doctrina del preemptive strike (ataque preventivo) expuesta en la academia militar de West Point por el presidente de Estados Unidos, George W.Bush, en junio de 2002. “¿Acaso la función de Reyes no era la de contactar con los distintos gobiernos, más aún, desde que comenzaron los acuerdos humanitarios para liberar rehenes?”

En la misma, se declaran caducas las doctrinas de contención y disuasión de la guerra fría y consagra como única estrategia posible el golpear primero.

Debemos llevar el combate al enemigo, frustrar sus planes y enfrentar las peores amenazas antes de que se concreten, dijo por entonces, el presidente estadounidense.

Esta doctrina, que destruye las bases jurídicas de una comunidad internacional organizada bajo principios racionales y pacíficos, plantea que sólo será apta la ley del más fuerte, poniendo en serio riesgo los límites políticos y morales en las Relaciones Internacionales.

BOGOTÁ Y SU PARTICULAR PREEMPTIVE STRIKE

“Quizá el desinterés de Obama en el Plan Colombia haya sido una de las causas del ataque colombiano al campamento guerrillero establecido en Ecuador” Con el ilegal y violatorio golpe dado por las tropas colombianas en territorio perteneciente a Ecuador, el gobierno en Bogotá del presidente Álvaro Uribe intenta legitimar esta idea en territorio sudamericano, en un contexto subcontinental de gobiernos nacidos con el empuje que da el considerarse libres y soberanos.

En un intento por convencer a la opinión pública internacional, el gobierno colombiano denunció la existencia de vínculos entre el grupo guerrillero FARC-EP y los gobiernos de Ecuador y Venezuela, a raíz de documentos encontrados en un ordenador perteneciente al asesinado Raúl Reyes, encargado de las relaciones internacionales y número dos en la jefatura del grupo guerrillero más antiguo de América. ¿Acaso, la función de Reyes no era la de establecer contacto con los distintos gobiernos, más aún, desde que comenzaron los acuerdos humanitarios que promueven la liberación de algunos de los rehenes que tienen esta fuerza, tal como lo confirmó el minitro de Asuntos Exteriores francés Bernard Kouchner? “La condena internacional, más el vergonzoso papel ejercido por la OEA, golpean a las instituciones democráticas colombianas”

Desde la dirección de las FARC-EP, analizan que el próximo presidente de Estados Unidos será el demócrata Barak Obama, quien públicamente demostró su desinterés por el denominado Plan Colombia. Quizás ésta haya sido una de las causas del ataque colombiano al campamento guerrillero establecido en Ecuador, más aún, si se tienen en cuenta los permanentes boicots que Bogotá intenta llevar a cabo desde que comenzaron las liberaciones de rehenes, que tiene al gobierno de Hugo Chávez como principal protagonista y ganador de todos los laureles en este terreno. Basta sólo con recordar la culpabilidad directa del gobierno colombiano, cuando se frustró la misión humanitaria en la que participó el ex presidente argentino Néstor Kirchner y que incluía a Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador y Francia.

URIBE, ¿POR LA REELECCIÓN?

«Esta crisis sacó del letargo de abstinencia a los gobiernos progresistas de América» Los grandes éxitos militares conseguidos por el presidente Álvaro Uribe, al lograr empujar a las FARC-EP al corazón de la selva, despojándolos de rutas y algunas ciudades que tenían bajo su control, construyó la idea, en el seno de la sociedad colombiana –que a las claras rechaza el proceder de este grupo guerrillero–, que el único capaz de asestar duros golpes a la guerrilla es el actual presidente, y todo parecería indicar que estarían dadas las condiciones políticas en Colombia para llevar adelante una reforma constitucional que habilite al actual presidente a un tercer mandato.

De hecho, “Chávez y Castro abonan un clima bélico que en absoluto le conviene a Sudamérica”el cadáver del número dos de aquel grupo guerrillero es un valioso trofeo en el peligroso camino de la democracia colombiana y en la estabilidad pacífica de la región.

Sin embargo, la enorme condena internacional (en particular la realizada por los países de Sudamérica) más el vergonzoso papel llevado a cabo, hasta el momento, por la Organización de los Estados Americanos (OEA), golpean fuertemente a las instituciones democráticas colombianas.

EL TIEMPO DE LA DEMOCRACIA

Esta crisis sacó del letargo de abstinencia a los gobiernos progresistas de América. Los presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Uruguay coinciden en buscar una salida negociada, porque éste es el tiempo de la democracia y de la unidad de intereses sudamericanos y no el tiempo de las acciones unilaterales y violentas que, como el caso de Colombia, motorizada fundamentalmente por intereses extranjeros, apunten a crear en la región una zona de conflicto que retrase en varias décadas los logros alcanzados tras el paso del neoliberalismo.

Además de los gobiernos locales, otros, como los de España, Francia y Suiza están dispuestos a participar en la búsqueda de ese desenlace. Con casi todos ellos, y también con el presidente de México, mantiene conversaciones el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, para comprometerlos en la elaboración de una propuesta conjunta que impida el derrame del conflicto colombiano.

En contraste con esta posición, sólo el presidente de Venezuela y el ex presidente de Cuba, desentonaron al caer en peligrosas retóricas también belicistas, aunque incomparables con el accionar de Bogotá en territorio ecuatoriano, pero que abonan la creación de un clima bélico, que en absoluto le conviene a Sudamérica.

En esta región, la máxima responsabilidad la tienen Argentina y Brasil, columna vertebral de la Confederación de Naciones Sudamericanas, que junto a la Unión Europea, deberán estar a la vanguardia de una resolución pacífica que ponga fin, de una vez por todas, al accionar bélico de las FARC-EP, tras sesenta años de existencia, para que sean liberados todos los rehenes, se frene el intervencionismo estadounidense en la región y se asegure la paz tan deseada por los pueblos de Colombia y del resto de los Estados sudamericanos.