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España se encuentra en un momento crucial: la etapa de crecimiento espectacular que inició hace unos quince años tocó su techo. Es hora de reconvertir la economía y sentar las bases para la segunda transición, desplegando sectores de alto valor añadido, a través de los clusters, tal como hicieron países exitosos como Israel e Irlanda.

(Desde Madrid) EL EJEMPLO DE LA RECONVERSIÓN ECONÓMICA que llevó adelante Israel desde arriba hacia abajo –es decir desde el sistema político hacia el mercado y a la comunidad educativa– es realmente impresionante. Un caso de éxito. Israel era un país que basaba su economía en la exportación de frutas y verduras (sus famosas naranjas Jaffa) y en industrias básicas (textil, química y metal mecánica) desde su nacimiento en 1948. Pero, a partir de los años ochenta, Israel comenzó a hacer eje en la alta tecnología. Hoy concentra el mayor número de emprendimientos tecnológicos fuera del Silicon Valley. Microsoft tiene su primer centro fuera de Estados Unidos dedicado a la Investigación y Desarrollo en Haifa; Intel lo mismo; Cisco tiene su único centro de Investigación y Desarrollo en Israel; asimismo, Motorola tiene su centro más grande del mundo dedicado a estos temas en Israel. La mitad de las exportaciones de Israel son productos de alta tecnología. El Estado ha jugado un papel central en el proceso. “Lotus, Intel, Microsoft, Oracle, Pfizer, IBM… tienen sus centros de exportación a todo Europa en Irlanda”

Irlanda, hasta hace poco, era el país más pobre de Europa. En apenas una década, se ha transformado en uno de los más ricos del mundo. Creció durante los años noventa a una media del 9 por ciento del PIB. ¿Cómo lo logró? Entre otras cosas, construyendo clusters o concentraciones empresariales de alta tecnología y del sector farmacéutico: Lotus, Intel, Microsoft, Oracle, Pfizer, IBM, American Home Products tienen sus centros de exportación a todo Europa en Irlanda. ¿Cómo hicieron? A través de un acuerdo social entre empresarios y obreros en el que se apostó por la apertura económica, la ayuda europea, y, sobre todo, por la eliminación de trabas a la creación de nuevas empresas, la desregulación de la industria de telecomunicaciones, el blanqueo de capitales, y mediante una fuerte inversión en educación en el marco de la previsibilidad política.

EL ÉXITO DE LA PRIMERA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

“Las cosas se han hecho realmente bien. La prueba es que los españoles viven muchísimo mejor hoy que sus padres y abuelos” España ha recorrido con gran éxito su primera transición. Si uno observa la economía española en perspectiva histórica, no digamos ya en los últimos cinco siglos, sino desde la década de los ochenta del siglo XX, antes de la entrada en la Unión Europea, y miramos lo que es hoy, en 2008, podríamos decir que el vaso está lleno. ¿Quién hubiera imaginado hace 3 o 4 décadas que España llegaría a ser lo que es hoy? Nadie.

No se trata de una mera casualidad: las cosas se han hecho realmente bien. La prueba es que los españoles, en su conjunto, viven muchísimo mejor hoy que sus padres y abuelos. Pocas dudas al respecto.

“Las empresas españolas transnacionales han tenido excelentes resultados debido en gran parte a la recuperación de las economías latinoamericanas” El país ha salido adelante dejando atrás siglos de aislamiento e intolerancia, respetando y aceptando la inversión como uno de los pilares del crecimiento, con democracia y con leyes que se aplican de manera uniforme y justa, manteniendo buenas relaciones con el mundo y generando verdadero desarrollo económico, es decir, distribuyendo equitativamente el crecimiento. Todo ello en el marco de una política de Estado coherente y con el apoyo total de Europa.

Las empresas españolas transnacionales han tenido excelentes resultados (a modo de ejemplo el Grupo Santander ganó 9.000 millones de Euros en 2007) debido en gran parte a la fuerte recuperación de las economías latinoamericanas y a la aparición allí de una nueva clase media que demanda servicios. Recordemos que América Latina crece interrumpidamente a una media del 5 por ciento del PBI desde hace cinco años consecutivos. Y eso es una excelente noticia para España.

ESPAÑA TOCA SU TECHO

Dicho esto, “España importa hoy mucho más de lo que exporta. Tiene actualmente el déficit exterior más alto de la zona Euro, un 8,8 por ciento del PIB” parece evidente que España se encuentra en 2008 en un momento crucial: la etapa de crecimiento espectacular que inició hace unos quince años toca su techo. Es la hora de sentar las bases para la segunda transición.

Prácticamente, todos los medios económicos serios del mundo (The Economist, Wall Street Journal, Financial Times, Harvard Business Review), así como los bancos de inversión en Wall Street reconocen el mismo diagnóstico: el crecimiento económico español, por encima de la media europea de los últimos años, sigue siendo excesivamente dependiente de la construcción y del consumo, y ambos se están desinflando considerablemente.

“Se debe seguir una estrategia a medio-largo plazo para diversificar la producción, y que España no dependa sólo de la construcción y del tirón del consumo” España importa hoy mucho más de lo que exporta. Tiene actualmente el déficit exterior más alto de la zona Euro, un 8,8 por ciento del PIB. Además, los costes de producción en España son demasiados altos para competir con los nuevos miembros de la Unión Europea o con China e India.

Por otra parte, las compañías enfrentan dificultades, derivadas de la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos, además de la subida del Euro y del petróleo, que roza los 110 dólares el barril Brent. Asimismo, crecen los precios de las materias primas (por la incorporación de 400 millones de asiáticos al mercado mundial que tiran fuertemente de la demanda) y por tanto hay inflación, no sólo en España, sino en toda Europa. Ello se traduce en una reducción de la competitividad.

EL DESAFIO DE ZAPATERO

El nuevo gobierno de Zapatero debe seguir una estrategia a medio-largo plazo (él no va a ver sus resultados) para diversificar la producción, y que España no dependa sólo de la construcción y del tirón del consumo. “Los clusters tienen la ventaja de que aumentan la productividad”

Para ello, hay que identificar qué sectores debería desarrollar España, analizando sus fortalezas como país y en cada región, y las oportunidades del mercado internacional. Es importante desarrollar sectores de alto valor añadido, que requieran mano de obra cualificada y que el factor de éxito no sea sólo la mano de obra barata. Desarrollar un nuevo sector –o un sector que esté poco desarrollado– es un gran desafío y requiere el alineamiento de diferentes actores.

LOS CLUSTERS AUMENTAN LA PRODUCTIVIDAD

España tiene que identificar qué desarrollar a través de los clusters, tal como hicieron Israel e Irlanda. Un cluster es la concentración geográfica de empresas e instituciones de industrias adyacentes, que compiten y cooperan entre sí. “Las universidades deben reformarse, y enfocar la educación para poder obtener los perfiles requeridos” Ello implica la existencia de canales activos para las transacciones comerciales y las comunicaciones, infraestructura especializada, mercado laboral y servicios compartidos. Todo ello hace que las empresas se enfrenten con oportunidades y amenazas comunes.

¿Cuál es la ventaja? Aumenta la productividad. ¿Por qué? Porque mejora el acceso a empleados y proveedores y a información especializada, complementa a los agentes involucrados y da acceso a instituciones y a bienes públicos. Asimismo, reduce costes de coordinación y aumenta la competencia entre las empresas.

“La segunda transición depende mucho de crear las condiciones para aumentar considerablemente la innovación y la competitividad, desde arriba hacia abajo” En España, las empresas deben colaborar entre sí para poder hacer juntas lo que una sola no podría, por ejemplo: la inversión en I+D, en especial las Pymes (la mayoría son Pymes), y enfocar a las grandes compañías líderes para fomentar la cooperación (equilibrio entre competencia y colaboración). El sistema político (gobierno y oposición) debe trabajar fuertemente el tema de las subvenciones y subsidios para apoyar los sectores a desarrollar. Las universidades deben reformarse, y enfocar la educación para poder obtener los perfiles requeridos (hacen falta más perfiles técnicos y especializados y una educación que se adapte al mercado). El Estado puede asimismo recuperar su papel en el tema de las infraestructuras para brindar a los sectores a desarrollar la infraestructura necesaria (apoyando a los grupos inmobiliarios y evitando de este modo su desplome). Además, hay que fomentar la investigación desde los centros investigación y conectar más a los grupos de interés.

España, un país con importantes inversiones en países emergentes, carece de un think tank (o action tank) integral sobre economías emergentes. Por eso, las excelentes fundaciones e instituciones que se han creado en los últimos años deben dar apoyo a esta tarea.

CAMBIAR LOS HÁBITOS LABORALES

Por último, es hora de cambiar los hábitos laborales. En España, se trabaja cada vez más horas y los índices muestran que es el país más improductivo de Europa. Sé que es difícil, pero España debería europeizar sus horarios laborales.

El Estado debe fomentar y liderar estos procesos con la ayuda de las empresas y de la comunidad académica. Mi análisis es que la segunda transición de España depende mucho de crear las condiciones para aumentar considerablemente la innovación y la competitividad del país, desde arriba hacia abajo. Sistema político, empresarios y emprendedores y sistema educativo deben apoyarse mutuamente para sentar las bases de la segunda transición económica. La idea de los clusters podría ser útil al respecto.

España ha demostrado una gran madurez en los últimos años. Hoy está a la altura y puede comenzar a transitar su segunda transición hacia el éxito. Como hicieron Israel e Irlanda y otros países. En el mundo de hoy no hay recetas mágicas y los países exitosos tienen mucho en común: son pragmáticos y saben que el éxito es siempre complejo y requiere de mucha educación, creatividad, tolerancia, inversiones e innovación.