kosovoindependencia.jpg

Resultó increíble pero ocurrió, los dos grandes partidos españoles, el PSOE y el PP, coinciden, tras una legislatura crispada y abrupta, en un asunto fundamental de política exterior: el reconocimiento de la independencia de Kosovo es un craso error que tendrá fatales consecuencias en Europa y en el mundo, dice el autor.

 

DE LA MISMA FORMA, Izquierda Unida (IU) se sumó al consenso y condenó lo que era más que una vulneración del Derecho Internacional; también los partidos comunistas de Europa se unieron al rechazo por la decisión y numerosas voces, de distinto signo político, también criticaron la precipitada declaración unilateral de independencia de esta región serbia.

En la política española, sin embargo, las grandes formaciones nacionalistas, entre las que destacaban el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se mostraron muy satisfechas por el proceso iniciado por los radicales albanokosovares y expresaron su solidaridad y apoyo al nuevo Estado nacido, según algún dirigente de ERC, democráticamente. Los temores a que el efecto de la independencia de Kovoso tuviera alguna influencia en la política interna española no se cumplieron, pues como suele suceder en España, y sobre todo en plena campaña electoral, los asuntos internacionales no preocupan en exceso a una opinión pública poco conocedora de estos embrollos tan lejanos pero a la vez tan cercanos.

LA CRÍTICA DE FELIPE GONZÁLEZ

Entre los líderes socialistas, hay que señalar al ex presidente del Gobierno Felipe González, quien alertó de que la independencia de Kosovo con el consentimiento de algunas potencias como Estados Unidos, Francia o Alemania es una semilla terrible que va a animar a otras minorías en Europa a emprender el mismo camino. González, en declaraciones a la Cadena SER y otros medios de comunicación, ha hecho este análisis en su condición de presidente del comité de sabios encargado de diseñar el futuro de la UE. A partir del precedente kosovar, según González, cada minoría que sea mayoría en un pequeño trozo del territorio va a querer ser independiente respecto a la mayoría en el conjunto del territorio. Ha augurado que esta situación se pueda dar sobre todo en los Balcanes, aunque lo ha hecho extensible a todas las minorías. “González abogó por el consenso a favor de que Kosovo y Serbia se pongan de acuerdo en el autogobierno de la región según las resoluciones de la ONU”

Sin dejar títere con cabeza y mostrándose muy crítico con el papel de las grandes potencias en este proceso ilegal, el ex presidente del Gobierno ha culpado a Estados Unidos de propiciar esta situación y de haber arrastrado a importantes países de la UE a sembrar una semilla terrible. Un líder político es aquél que cuando da un paso, está previendo los dos siguientes pasos que tiene que dar, y eso no se ha hecho en Kosovo, ha explicado. Ha coincidido con el Gobierno español en que la declaración unilateral de independencia de Kosovo es ilegal y pone en riesgo la armonía del orden jurídico y político internacionales.

También González abogó por el consenso, apoyando el mensaje que lanzó el alto representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, tras la declaración de la independencia, en Pristina, a favor de que Kosovo y Serbia se pongan de acuerdo en el autogobierno de la región de acuerdo a las resoluciones de la ONU. El ex presidente del Gobierno ha concluido que con Kosovo, no ha nacido un Estado independiente, sino dependiente, porque ahora es más dependiente que antes por su subordinación a Estados Unidos. Unas declaraciones valientes, que le honran y dignifican, mostrando los mismos temores, por cierto, que ya expresara el Gobierno de Belgrado tras el precipitado reconocimiento de la independencia de Kosovo por algunas grandes potencias europeas.

DIVISIÓN, DIVISIÓN, DIVISIÓN

En la misma dirección se manifestó el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, que aseguró que España no reconocerá a Kosovo como Estado, a la vez que equiparó la declaración de independencia de la provincia serbia, sin acuerdo de las partes ni resolución de la ONU, con la invasión de Irak.

“Cómo se pueden negociar acuerdos con un país cuya existencia no reconoce una parte de los Estados miembros es aún un misterio” Y añadió a renglón seguido: El Gobierno español siempre ha defendido el respeto a la legalidad internacional: lo defendió cuando decidió retirar sus tropas de Irak y lo defiende ahora cuando se trata de una secesión de Estado. También el ministro se quejó de que la decisión de los albano-kosovares ha provocado la división de la comunidad internacional, la división en el Consejo de Seguridad y la división en la UE.

Además, interrogado sobre si España aceptará la perspectiva europea de Kosovo –un eufemismo comunitario para decir que un día se abrirán charlas de adhesión con el nuevo país balcánico-, Moratinos contestó , con el único matiz de que debe reafirmarse el compromiso de la UE con toda la región.

Cómo se pueden negociar acuerdos con un país cuya existencia no reconoce una parte de los Estados miembros es aún un misterio.

AZNAR: RECONOCER A KOSOVO ES UN ERROR

De la misma forma, y en su estilo claro y contundente, el ex presidente del Gobierno y Presidente de Honor del PP, José María Aznar, consideró en su momento que reconocer la independencia de Kosovo, declarada unilateralmente por su Parlamento, supone un inmenso error y equivale a crear una posibilidad, un horizonte y una esperanza para que otros nacionalismos consideren que también es realizable una opción similar cuando llegue su momento. “La política no es el arte de aceptar lo inevitable sino el arte de hacer posible aquello que es deseable”

El País Vasco, Flandes, Escocia… No tienen nada que ver con la situación de Kosovo, pero no es éste el problema. La realidad es que si los kosovares consiguen su independencia y soberanía en el modo en que lo están intentando, eso equivale a crear una posibilidad, un horizonte y una esperanza de que también para otros sea realizable una opción similar cuando llegue su momento, opina, en un artículo publicado en el diario italiano Il Messagero y recogido por la agencia Europa Press, el ex jefe del Ejecutivo español.

El anterior líder del Partido Popular comienza su escrito subrayando que la política no es el arte de aceptar lo inevitable sino el arte de hacer posible aquello que es deseable y deja claro que la declaración unilateral de independencia de Kosovo representa otro ejemplo de la confusión que reina en la política actual. Hay que decirlo claramente: reconocer Kosovo en la situación actual y en la forma actual es un error que tendrá graves consecuencias, remarca.

UN CRÉDITO A LA LIMPIEZA ÉTNICA, PERO DE SIGNO OPUESTO

Aznar recuerda que la OTAN no intervino en 1999 en los Balcanes para asegurar la independencia de Kosovo sino que se movilizó militarmente para impedir un potencial genocidio de la mayoría albano-kosovar dominada y castigada hasta ese momento por los serbios, controlados por el Gobierno de Slobodan Milosevic.

«Los albano-kosovares han maltratado despiadadamente a la minoría serbia en un dramático ajuste de cuentas” La OTAN, de hecho, combatió en aquella guerra justificando su intervención con dos motivos fundamentales: el respeto de todas las minorías como condición esencial para ser aceptado en el plano internacional y el rechazo a la construcción de estados nacionales por medio de la limpieza étnica. En otras palabras, la OTAN decidió la intervención militar para garantizar la tolerancia y consolidar los estados multiétnicos, sostiene el ex presidente, para después sentenciar que quien crea lo contrario, se equivoca y quien lo diga, conociendo las decisiones de aquel momento, miente.

Reconocer hoy Kosovo -prosigue Aznar- significa olvidar los principios que inspiraron y guiaron nuestra intervención en 1999. Peor todavía, significa cerrar voluntariamente los ojos sobre todo cuanto ha ocurrido desde entonces en aquella región. El ex presidente asegura que los albano-kosovares, a pesar de la voluminosa ayuda de la Unión Europea y del hecho de que las fuerzas de la ONU estén para vigilar la seguridad, han maltratado despiadadamente a la minoría serbia en un dramático ajuste de cuentas. Ha destruido sus iglesias y sus monumentos históricos, han acelerado la marginación y, para finalizar, la efectiva separación física y el éxodo de una gran parte de ellos. Usando un eufemismo, no es edificante. “La OTAN no debería nunca basar sus propias decisiones en términos de amenaza o de riesgo por el uso de la fuerza” Reconocer Kosovo en este modo equivale a dar crédito a la limpieza étnica, esta vez de signo opuesto, advierte.

Tras exponer que la región balcánica podrá ser independiente pero no podrá funcionar de manera independiente y dependerá de la comunidad internacional, Aznar considera impensable que a medio plazo las funciones institucionales de un auténtico estado soberano puedan ponerse en marcha. No digo desarrollarse con regularidad sino ni siquiera iniciarse, sin la asistencia continua y significativa de la Unión Europea y sin que las funciones de orden y seguridad dependan de la presencia de las tropas aliadas. Creer que Kosovo está preparado para la independencia en términos prácticos de funciones y competencias es un enorme error. Porque no es así, acotaba.

WASHINGTON, ¿AFÁN DE TUTELAR LA REGIÓN?

En tercer lugar, el ex presidente español explica su versión sobre el apoyo de Estados Unidos a la independencia kosovar porque parecen presionados por el afán de deber tutelar y administrar la región y prefieren creer que, dándole vía libre, la presión disminuirá. Los países europeos, a su juicio, están convencidos de la ineludibilidad de la independencia de los kosovares porque sin ella podrían recurrir a la fuerza contra los propios países comunitarios. Dos sentimientos negativos, resume Aznar, pensando en el futuro.

La OTAN no debería nunca basar sus propias decisiones en términos de amenaza o de riesgo por el uso de la fuerza. Sería como legitimar el chantaje y esto no es ciertamente un noble principio sobre el cual construir las relaciones internacionales. Desgraciadamente es justo esto lo que parece que va a producirse, subraya.

El ex presidente del Gobierno argumenta que el reconocimiento de la independencia unilateral de Kosovo significa aceptar en el escenario internacional el principio de autodeterminación de los pueblos y el cambio, sin necesidad de consenso, de las fronteras europeas y advierte de que la experiencia sobre esos puntos ha sido catastrófica en el pasado. Pero no sólo eso: es que rompe con los principios reconocidos y defendidos a nivel institucional, por ejemplo en el seno de la UE, desde al menos cinco décadas. Sin contar con que representa un pésimo precedente para el futuro, recalca.

LA GRAVEDAD DE LA INDEPENDENCIA UNILATERAL

Llegado a este punto de su argumentación, Aznar aborda entonces las eventuales consecuencias de Kosovo en los movimientos nacionalistas, separatistas e independentistas. Es habitual afirmar que Kosovo es un caso totalmente particular que no puede tomarse como ejemplo para otros grupos separatistas en Europa pero ¿qué principios podremos sacar del conflicto para los serbiokosovares para impedir que también ellos pidan la independencia y decidan libremente unirse a Serbia?, se pregunta el ex mandatario español, para después recordar el caso de Mitrovica o de los bosnios de origen serbio en la República Srpska, que presentan las mismas características de los kosovares pero en los límites de Sarajevo. “Es más que dudoso que la aceptación de la soberanía kosovar sea una base mejor para el futuro. De momento, este acontecimiento se ha transformado en un gran error por nuestra propia culpa”

Los diversos independentismos, separatismos y nacionalismos excluyen a cualquiera que tenga sus principios y una agenda racional, se mueve por la fuerza de las pasiones y los sentimientos irracionales, razón por la cual es imposible concluir, con la experiencia que tenemos, que terminarán comportándose según nuestra lógica, escribe Aznar.

Quizá no sea hoy ni mañana sino en un futuro –advierte–. Un buen día podrán decir: Por qué ellos sí y nosotros no. Reconociendo hoy Kosovo en estas circunstancias, nos estamos desarmando de cara al momento en el que deberemos confrontarnos en estas circunstancias a esa fatídica pregunta. El hecho de que, como alguno argumenta, no sea deseable reconocer Kosovo y que la ONU no haya dado su bendición es cuestión puramente formal y, por tanto, no relevante. Lo que es verdaderamente grave es la independencia unilateral, considera. Aznar termina su artículo resaltando que es más que dudoso que la aceptación de la soberanía kosovar sea una base mejor para el futuro. De momento, este acontecimiento se ha transformado en un gran error por nuestra propia culpa, concluye.

EL TURBIO PASADO DEL EJÉRCITO DE LIBERACIÓN

En la misma dirección que su compañero de partido, el Portavoz de Asuntos Exteriores del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Gustavo de Arístegui, señalaba, en una entrevista realizada por el autor de este artículo: Respecto a Kosovo, yo creo que la comunidad internacional ha cometido un gravísimo error reconociendo la independencia de Kosovo, lo cual viene a demostrar que los populares tenemos una posición propia y autónoma muy distinta a la de Estados Unidos y otros Estados europeos. Kosovo es una provincia de Serbia y no una república de la antigua Yugoslavia, como lo eran las otras repúblicas que se separaron. Éste es un concepto fundamental para explicar el proceso de desintegración de Yugoslavia. Tampoco podemos olvidar que la actual composición étnica de esta región es un acontecimiento muy reciente, que proviene de la década de los cincuenta, y no algo que haya ocurrido a lo largo de un proceso histórico.

“La independencia de Kosovo es errónea y camina en la peor de las direcciones posibles”

En lo que respecta al nuevo liderazgo albanokosovar, Arístegui asegura: Luego está la UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo), cuyos orígenes y pasado está ligado al terrorismo, a la utilización de la violencia como instrumento de acción política. Tampoco se debe olvidar que el UÇK ha estado ligado al narcotráfico y que tiene un turbio pasado si analizamos cómo fue financiado inicialmente.

Se ha creado un precedente erróneo y no sustentado en el respeto a las resoluciones internacionales y a la necesaria legitimidad que debería tener las mismas en la escena europea. Nuestra posición, y la mía concretamente, en este asunto es muy clara: la independencia de Kosovo es errónea y camina en la peor de las direcciones posibles, ha sido un error claro de la comunidad internacional a la hora de analizar la realidad de los Balcanes.

UNA HERIDA ABIERTA EN EUROPA

Mostrando un grado de conocimiento sobre los Balcanes que tienen pocos dirigentes europeos, Arístegui señala: Otro asunto que creo que no se debe desdeñar es lo que representa para Serbia el Kosovo, pues es un territorio que fue su cuna y donde se encuentran sus monasterios, edificios y iglesias más emblemáticas. Los dirigentes europeos han mostrado un absoluto desconocimiento y desprecio por la historia de esta región, lo que ha llevado a tomar esta errónea decisión.

Europa se ha equivocado con Kosovo y con Serbia, sembrando la discordia y la semilla para futuros conflictos en el corazón de los Balcanes. Creo que Europa ha demostrado un absoluto desconocimiento por la historia de esta región y no ha estado a la altura de las circunstancias, se ha abordado un problema de la forma menos afortunada y premiado a aquellos que utilizan la violencia para conseguir sus objetivos, tal como señalaba muy recientemente Araceli Mangas en un artículo.

Termino con unas reflexiones, que considero interesantes, del ex diputado socialista, presidente de Diálogo Europeo y ahora asesor de la Ministra de Defensa, Jordi Marsal, quien asegura: Las posibles o imposibles soluciones, los sucesivos pasos que se vayan dando por parte de los actores locales y de la comunidad internacional presente en la zona van a configurar un futuro de estabilidad o inestabilidades. Nadie tiene la solución. Y previa a la solución es necesaria la auténtica voluntad de futuro de los actores; sin ella y sin auténtico diálogo no hay futuro posible para los Balcanes. Y ese futuro afecta también al futuro de Europa. No es únicamente una herida abierta en los Balcanes, es una herida abierta en Europa. ¿Seremos capaces de cerrarla?

La respuesta, a tenor de lo que ha ocurrido en los últimos meses, es clara: la herida sigue abierta y supurando. La alegría albanesa en las calles ha dado paso a la rabia y la ira serbia.