ingridfree.jpg¿Por qué la operación ahora? ¿Por qué tanto bullicio de los medios? ¿Qué pasa realmente con las Farc? ¿Hacia dónde van? ¿Qué posibilidades existen de un acuerdo humanitario o de un proceso de paz? ¿Se han desechado por ahora? ¿Qué significado tiene para el vicepresidente y el ministro de Defensa? ¿Qué pasará con la parapolítica, con un Congreso cuestionado, con una justicia asediada? ¿Y la facrpolítica? ¿Qué pasa con la izquierda colombiana? ¿Qué significado tiene la visita de Uribe a Chávez? ¿Cuál es la influencia de la Iglesia?

(Desde Bogotá) NADIE DISCUTE EL ÉXITO del operativo con el cual el ejército colombiano logró la libertad de un grupo de secuestrados, entre ellos Ingrid Betancourt y los tres estadounidenses que llevaban varios años encerrados en la tupida selva colombiana. Una original victoria para el gobierno que demostró que sin disparar un tiro, sin muertos ni combates, en una operación relámpago, pudo traer a la vida activa a 15 personas que habían sido víctimas de uno de los delitos más vergonzosos y vergonzantes que existen en el mundo moderno. Y todo sucedió en un momento significativo para el país.

Significativo si pensamos en la legitimidad, en la democracia, en la libertad, en la seguridad. Y los medios, mientras tanto,  sintonizados con los mismos intereses que los mueven pase lo que pase, han hecho el carnaval del año: han vendido todos los espacios y han corroborado las intenciones que tienen de combinar todas las formas posibles de negocio.

Ése es un punto negativo al que nadie ha aludido, porque pocos caen en la cuenta del cinismo que encarnan con tanta torpeza y en situaciones tan difíciles como ésta. Por lo menos, vendieron una tajada de alegría y no de tragedia, aunque con frecuencia matizan la fiesta con el drama.

RUMORES… ¿PARA DESVIAR LA ATENCIÓN?

Pasar de este párrafo ha sido muy difícil. Un análisis formal de los hechos, sin acudir a las exageraciones, a veces demasiado emotivas y descontextualizadas de la prensa, supone mirar la noticia desde perspectivas que los periodistas supervivientes no imaginan. «Nadie quiere hablar de la operación, porque ello implicaría entrar en detalles que se quieren ocultar» El analista –el verdadero–, interpreta todos los signos evidentes del operativo: las circunstancias, el momento histórico, las condiciones en que se realiza, las sutilezas que se dicen.

Son precisamente las lecturas de esa estructura profunda las que permiten captar o descubrir otras agudezas para lograr un análisis acertado. Hubo mucha improvisación e irresponsabilidad de los analistas, pues la liberación apenas empieza a revelar algunos datos que encajan y explican el operativo. El embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, ha soltado algunos detalles significativos: Fue el resultado de años de intensa cooperación militar entre los ejércitos de Colombia y Estados Unidos… en varias ocasiones el gobierno de Estados Unidos tuvo que tomar decisiones en sus más altos niveles para la operación.

Haya o no habido intervención estadounidense, esta liberación deja más interrogantes que respuestas. «Todavía hay interrogantes que no se han resuelto. ¿Por qué? He ahí, precisamente, el dilema que tampoco podremos resolver» No hay todavía un hilo conductor que desate la madeja de declaraciones, de contradicciones y de interpretaciones que se han dado en estos días. Todos quieren desconocer –y pasar– una página que tiene hondas repercusiones en el mundo moderno. Nadie quiere hablar de la operación, porque ello implicaría entrar en detalles que se quieren ocultar.

Se han utilizado todos los mecanismos mediáticos para esconder la exitosa fórmula. Pero ahí está todavía la pregunta: ¿cómo se logró esta liberación? Y, claro, también todas las conjeturas que ustedes quieran hacer. Esos rumores, bien lo saben los comunicólogos, ayudan a desviar la atención. Queramos o no hay una manipulación de la información.

Quedan dudas, todavía hay interrogantes que no se han resuelto. ¿Por qué? He ahí, precisamente, el dilema que tampoco podremos resolver. Sólo existen conjeturas, que pueden resultar baladíes.

¿POR QUÉ ESE TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN?

Y por ahora nada se sabrá. Para buscar algunas explicaciones debemos mirar un poco más allá de las fronteras colombianas. Y eso no quiere decir que tengamos que excusar una mirada interna que se hace intensa y compleja. «¿Por qué tanto interés en ocultar la muy visible ayuda norteamericana?» Los contradictorios silencios generan unas dudas que incluso se pueden formular sin la esperanza de que ellas tengan, por ahora, rápidas y contundentes explicaciones.

¿Por qué esta operación en plena crisis de credibilidad política? ¿Por qué tanto bullicio de los medios? ¿Cómo responder ahora a las alarmantes cifras de desplazados presentadas por la ACNUR? ¿Cómo responder al crecimiento del narcotráfico, a pesar de las frecuentes incautaciones de cargamentos y a la detención de capos y capitos? ¿Por qué tanto interés en ocultar la muy visible ayuda norteamericana? ¿Qué tienen que ver algunos organismos estadounidenses en el fracaso de la política antidrogas y cómo utilizar esta operación en Colombia para resarcir la crisis de credibilidad? ¿Qué dimensión tiene la crisis económica y qué la distrae? ¿Por qué vino a Colombia McCain? ¿Estará esto relacionado con otros hechos notorios del mundo? ¿Qué tiene que ver con los supuestos procesadores de Reyes y con las extrañas contradicciones del informe de la INTERPOL sobre la manipulación de los millones de archivos que había allí? ¿Qué es la soberanía? «Hay pocas posibilidades de contrastar y valorar el material producido aquí y allá: en todos sobresale la espectacularidad, y con ella se ha construido el itinerario de este suceso» ¿Qué mensajes cifrados se dan?

Nadie puede asegurar que estas preguntas –o mejor, las respuestas a ellas– estén relacionadas con la liberación de secuestrados en Colombia. Nadie. Pero ahí están las páginas, miles de ellas, las entrevistas, los programas, los conciertos, las marchas, las declaraciones, las misas, las avemarías y los padrenuestros que ocho o más días después del espectacular operativo se siguen oyendo.

Incluso Sarkozy –y aquí cabe el desprestigiado Rajoy– aprovecha el hecho para tratar de recuperar su perdidísima reputación. Y otras declaraciones y los contradictorios aplausos de Estados Unidos, tan lejos de la verdad y tan cerca de la falacia. Las anteriores liberaciones habían tenido un espectacular cubrimiento mediático, pero el silencio, o mejor el ocaso, las había arropado con la misma rapidez con que las trató en su clímax. He ahí la hipocresía de los medios, pero también cabe preguntarse ¿por qué ese tratamiento de la información?

LO QUE SE OCULTA TRAS EL CARNAVAL

Siempre en los análisis se trabaja con la información que se obtiene. En este caso, por ejemplo, existen pocas posibilidades de contrastar y valorar el material que se ha producido aquí y allá: en todos sobresale la espectacularidad, y con ella se ha construido el itinerario de este suceso. «Uno de los directores de un radio noticiero llamó a Ingrid y a los tres estadounidenses las joyas de la corona. Entonces, ¿qué son los otros secuestrados?» Se tejen una serie de supuestos –no son otra cosa– que alejan cualquier pregunta inteligente. Y entonces salta sobre el escenario lo cantinflesco que tiene tanta acogida en los medios europeos y americanos. Coinciden en la forma y el fondo. Y tienen su público y con él gozan de una fiesta que quieren ampliar y extender sin ningún discernimiento inteligente.

Así, por citar un solo ejemplo, como por arte de magia en pocas horas la revista más leída del país, Semana, hablaba de Ingrid presidenta. Sí, con la misma rapidez de siempre, se conoció la intención de voto de 1.151 personas y el despliegue indicaba el arrollador éxito de la ex candidata, éxito que no tuvo en otros tiempos, cuando fue secuestrado por las FARC. Es preciso insistir que el oportunismo de unos y otros, el carnaval, los chismes y las trivialidades han ocultado la esencia y el significado de este suceso. Para no ir muy lejos, «Una obstinada censura atraviesa la mayoría de los escenarios de confrontación» uno de los directores de un radio noticiero llamó a Ingrid y a los tres estadounidenses las joyas de la corona. ¿Qué quiso decir? Entonces, ¿qué son los otros secuestrados?

Y para terminar esta primera evaluación es preciso preguntarse ¿qué pasa realmente con las FARC? ¿Hacia dónde van? ¿Qué posibilidades existen de un acuerdo humanitario, de un proceso de paz? ¿Se han desechado por ahora? ¿Qué significado tiene este momento para el vicepresidente y el ministro de la defensa? ¿Qué pasará con la parapolítica, con un Congreso cuestionado, con una justicia asediada? ¿Y la farcpolítica? ¿Qué pasa con la izquierda colombiana? ¿Qué significado tiene en estos momentos la visita de Uribe a Chávez? ¿Por qué aparece arrodillado el presidente al lado de monseñor Rubiano? ¿La Iglesia colombiana también está aprovechando el carnaval, o la popularidad? ¿Cuál es la influencia del Opus Dei?

PRESUNCIONES SIN VALÍA

A la suma de preguntas –sin duda hay más–, pocas respuestas. La historia poco podrá decir, sólo un manto de silencios cubre estos escenarios, y los intérpretes de la realidad colombiana nada serio podrán decir. Una obstinada censura atraviesa la mayoría de los escenarios de confrontación y algunos se atreven sólo a presentar presunciones sin ninguna valía, artificiales, tan festivas como los informes de los cuestionados y cuestionables medios de comunicación del mundo.

Mientras tanto, Uribe se apuntala –o Juan Manuel Santos— y la reelección toma el camino que indica el 84 por ciento de los encuestados que, cada mes, o cada vez que sea necesario, como si se tratara de las cifras de la inflación, contestan las perversas preguntas de los expertos en estadísticas.

La paradoja de la democracia perfecta es que se destruiría a sí misma. Ésta es la razón de que deba concebirse como un bien que sólo existe en la medida en que no puede ser alcanzado, dice Chantal Mouffe. Leeremos en el entreacto La fiesta del Chivo, pues la función no termina, apenas van unos pocos capítulos.