nasralaswaptwo1.jpgHezbolá pretende imponer sus posiciones en Líbano a través de la violencia y ha decidido abandonar su estrategia de espera y hostigamiento de baja intensidad que seguía hasta ahora. La entrega de los cadáveres de Ehud Goldwasser y Eldad Regev a cambio de cadáveres y prisioneros libaneses y palestinos es un triunfo para la imagen de Hezbolá ante la calle árabe, dice el autor. Sepa a continuación por qué.

HASTA QUE LAS INSTITUCIONES del Estado y del ejército libanés no sean capaces de neutralizar a las milicias que generan los enfrentamientos que aún asolan a Líbano, la formación de un nuevo gobierno que busca el primer ministro Fouad Siniora será una utopía.

Mientras tanto, Hezbolá entregó a Israel, como era de preveer y según la información que se manejaba desde casi un año en agencias de seguridad e inteligencia occidentales, los cadáveres de Ehud Goldwasser y Eldad Regev, los dos soldados cuya captura fue la que propició el inicio de la guerra del verano boreal de 2006, la confirmación de la muerte de ambos efectivos militares mas allá que no era ningún secreto, fue ratificada a través de la Cruz Roja la misma mañana del intercambio.

En relación al acuerdo que facilitó los intercambios, desde lo humano no hay nada por objetar. Desde lo estratégico y basándose en un análisis responsable sobre la seguridad futura de los soldados israelíes, habrá que preguntarse si la ficha que ha jugado el gobierno Ehud Olmert en relación a no abandonar jamás a sus soldados y traerlos de regreso es la correcta de cara al futuro para con la suerte de los militares israelíes que sean hechos prisioneros en combate.

«La insurrección de Hezbolá al invadir Beirut y otras localidades de Líbano en mayo, estableció definitivamente la ingerencia del régimen de Teherán en los asuntos internos libaneses» No ha habido mitos en este acuerdo, mas bien se ratificaron errores y señales de debilidad que pueden o no ser temporales, pero que envalentonan al terror en la región. El único mito que confirma este intercambio, es que Israel nunca abandona a sus hombres, ni vivos ni muertos.

Para la calle árabe y los portales islamistas que se aprecian rebosantes de victoria, lo concreto es que Nasrallah, en una movida política exitosa -de momento- sobre un desteñido y acosado Olmert ha demostrado que El Partido de Dios tampoco abandona a los suyos, ni vivos ni muertos y se ha anotado otra victoria en el mundo árabe.

Además, la insurrección ejecutada por Hezbolá al invadir Beirut y otras localidades de Líbano en el pasado mes de mayo, no sólo supuso un nuevo golpe a las esperanzas de conformar una verdadera democracia y soberanía del Estado, sino que estableció definitivamente la ingerencia del régimen de Teherán en los asuntos internos libaneses y enmarcó el fortalecimiento de Hezbolá.

Estos hechos también dieron lugar a un nuevo acuerdo político, negociado en Doha, Qatar, que permitió la elección del presidente libanés después de un largo periodo de desacuerdos. En Doha, también se fijaron pautas -aunque poco realistas y carentes de institucionalidad- para abordar la formación de un gobierno de unidad nacional, una nueva ley electoral y el retorno a un diálogo nacional sobre las relaciones entre el Estado y los actores no estatales, especialmente Hezbolá.

ERROR DE CÁLCULO FATAL

En realidad, «El gobierno erróneamente calculó que Hezbolá no respondería como lo hizo ante su decisión de mayo» hay mucha especulación sobre los elementos que estuvieron detrás de la decisión del gobierno de despedir al jefe (pro-Hezbolá) de la seguridad del aeropuerto de Beirut en mayo pasado, así como dar de baja a las redes de telecomunicaciones de Hezbolá. Recuérdese que ello desencadenó los enfrentamientos.

Hay quienes sostienen que todo respondió a un plan de los seguidores del diputado Saad Hariri. Otros prefieren abordar la problemática desde la visión de una demanda de los sectores chiíes por una mayor porción de poder en el gobierno.

Lo cierto es que el gobierno ha estado, desde hace mucho tiempo, «De momento, Hezbolá está satisfecha, pues ha logrado sus objetivos»bajo presión para hacer cumplir al menos algunos de sus compromisos internacionales respecto a la contención de Hezbolá, y erróneamente calculó que el grupo político-terrorista no respondería.

Lo trágicamente importante es que tal error de cálculo del gobierno respecto de la reacción de Hezbolá generó sangrientos enfrentamientos entre suníes y chiíes en Beirut que se extendieron luego a diversas regiones del país dejando casi un centenar de muertos y más de trescientos heridos.

ESTRATEGIA POLÍTICA Y MILITAR DE LA OPOSICIÓN

Hezbolá se pregunta ahora si es el momento de liberar una acción a gran escala donde se corre el riesgo de una guerra sectaria abierta, «Hezbolá abandonó sus políticas de hostigamiento de baja intensidad hacia el gobierno, y ahora pretende imponer sus posiciones al punto de la ruptura» que, sin duda, pondría en peligro su superioridad moral y ética al volver nuevamente a las armas contra los propios libaneses. Pero, de momento, la organización está satisfecha, pues ha logrado, en gran medida, sus objetivos.

Militarmente, sus milicias han conquistado y dominado el oeste suní de Beirut y su movimiento manda y es ley más allá de los suburbios del sur. También domina las estratégicas carreteras al sur y al este de Beirut -que anteriormente eran dominios del Partido Progresista Druzo (PSP) del líder Walid Jumblatt-, y reafirmó su acceso desde la capital al aeropuerto y a los puertos marítimos.

Desde el punto de vista político, Hezbolá abandonó sus políticas de espera y hostigamiento de baja intensidad hacia el gobierno, y ahora pretende imponer sus posiciones al punto de la ruptura, logrando conformar rápidamente lo que podemos denominar un nuevo statu quo en Líbano. Dispone de una fuerte influencia sobre el nuevo presidente Michel Sleiman, a quien propuso y ayudó a llegar al poder, cuenta definitivamente con poder de bloqueo en el próximo gobierno y ha establecido una clara línea que denomina inamovible en cualquier negociación futura en el tablero político local respecto a la intocabilidad de sus armas y sus comunicaciones e infraestructura operativa.

CON SIRIA O SIN ELLA

Hezbolá triplicó el número de sus fondos provenientes de Irán en los últimos ocho meses. «Al resucitar la debilidad de las instituciones del Estado, Hezbolá pretende convencer de la necesidad de su existencia como protección de agresiones externas» Según declaraciones -desde el anonimato por razones de seguridad- un diputado de la cúpula del partido de Dios (significado de Hezbolá) indicó al portal de Internet de la agencia Al Jazzera el día 29 de junio que ello esta motivado en dos preocupaciones: por un lado, el temor de un próximo ataque israelí -Hezbolá cree que es inevitable que suceda- y, por otro, la preocupación por las conversaciones de paz sirio-israelíes que, si tienen éxito, podría dejar a Hezbolá sin sus principales puentes operativos de abastecimiento desde y hacia Irán.

Siria ha sido vital en su rearme desde la guerra de 2006 y es de importancia estratégica contar con Siria de su lado. Pero ante la eventualidad de perder el apoyo sirio, han cubierto esta posibilidad al reafirmar su dominio y acceso sobre el aeropuerto y los puertos marítimos del país y, así, Hezbolá podrá sobrevivir a un cambio en la política de Damasco: Estados Unidos e Israel ya no podrán pedir a Siria que entregue a Hezbolá como parte de cualquier tratado de paz sobre el Golán, pues la jugada será que Siria no tendrá influencia sobre la organización, que abiertamente se inclinara hacia Irán.

«La supervivencia de Hezbolá depende en gran parte de la cobertura del Estado libanés y la vida común del país» Por otra parte, al resucitar la debilidad de las instituciones del Estado libanés, Hezbolá pretende instalar la idea de la necesidad de su existencia como protección al país de agresiones externas. Ahora será mas difícil para Israel poner en marcha un gran ataque contra Hezbolá si la organización participa en el gobierno y a la vez Nasrallah fortalece su posición en lo que es visto, cada vez más, como un inestable Estado libanés encabezado por un presidente reconocido internacionalmente, con un primer ministro pro-occidental y un Parlamento elegido democráticamente.

DE REGRESO AL PRAGMATISMO POLÍTICO DEL PASADO

Es indudable que Hezbolá derrotó políticamente y de forma clara tanto a Estados Unidos como a Arabia Saudí. «Aunque Doha refuerza la aparición de un enfoque moderador hacia la solución de la crisis en la región, es evidente que Líbano muestra las contradicciones internas de Occidente en la política regional» Sin embargo, cuando la administración Bush y la casa Saud observaron que Hezbolá limitaba sus demandas y ponía freno a sus acciones contra el bloque occidental respaldado por la coalición para que Siniora continuara dirigiendo el gobierno, optaron por tomar ventaja de la adversidad. Estados Unidos y Arabia Saudí celebraron el Acuerdo de Doha y la elección del nuevo presidente, y la secretaria de Estado Condoleezza Rice voló a Beirut para expresar el apoyo de Washington al presidente electo y al Estado libanés. Y así continuó la farsa de los cráneos de la administración Bush y del Reino Saudí en sus políticas con Oriente Medio, aun sabiendo que quien mueve los hilos es el régimen de Teherán y que Hezbolá sólo es un jugador de ligas menores.

El papel de Qatar en el logro de una resolución, junto con el de Turquía en la mediación en las conversaciones entre Siria e Israel significa, ni más ni menos, las señales inequívocas de un retorno al pragmatismo en las relaciones políticas en el Oriente Medio. También indica el callejón sin salida en que la ideología política de la administración estadounidense ha quedado atrapada en el conflicto subyacente entre Irán y Arabia Saudí. A pesar que el acuerdo de Doha refuerza la aparición de un enfoque moderador hacia la solución de la crisis en la región, es evidente que Líbano muestra el verdadero nivel de contradicciones internas de Occidente en la política regional.

El acuerdo de Doha, mas allá de presentar vicios de insanable ilegalidad, podría permitir algunos meses de relativa calma. Pero hasta que el Estado libanés sea capaz de dominar definitivamente a las milicias para-estatales y someterlas a la autoridad legal, y hasta que no logre quitarse de encima la influencia iraní, no sólo es improbable que Líbano alcance la estabilidad real, sino que es altamente posible que padezca nuevamente, como en los años ochenta, los efectos de una confrontación que no le es propia y que, atendiendo a la más que probable colisión que se aprecia entre Estados Unidos, Francia, Alemania e Israel con Irán por la controversia nuclear, seguramente afectará a la paz y a la seguridad de la ciudadanía libanesa.