«Storytelling» en Colombia
El show de la política entretiene, pero no resuelve el conflicto
Los centenares de secuestrados que quedan en manos de las FARC, el ELN, las Autodefensas y la delincuencia común no tienen el protagonismo de los liberados hasta ahora, escribe el autor. Los medios de comunicación no le darán tanta fuerza a los rescates –sean a sangre y fuego o sean producto de acuerdos humanitarios o del pago de rescates–, ni ellos darán tanto show.
(Desde Bogotá) OCTAVIO PAZ DECÍA que el hecho de que las respuestas no fuesen las correctas no significa que las preguntas no lo fueran. Una afirmación que bien vale la pena hacer después de la liberación de 15 secuestrados en Colombia. Cuántas preguntas todavía a pesar de todo. Cuántas ocultas en las declaraciones, en los comunicados, en las interpretaciones. Muchas respuestas desvinculadas de los alcances políticos que ha tenido este singular hecho, y de los rumbos inesperados que todavía puede tomar. El Estado colombiano, por inocultables necesidades de Estado, agotó un valioso as que tenía. Ahí están, queramos o no, soterrados, intereses de toda índole.
Algunos están por descubrirse y serán develados por sus protagonistas en un tiempo prudencial, suficiente para que no se caiga en la sospecha de oportunismo o de interés de ellos y ellas. Ahí están las contradicciones que algunos no quieren ver, las tesis conspirativas que, como dice Juan Carlos Castillón en Amos del mundo, necesitan de opinión publicada, de controversia y de una prensa con algo de libertad que ayude a desviar la atención de los propósitos que surgen a medida que pasa el tiempo y se ponen las cartas sobre la mesa. Y como dice el mismo Castillón «un Estado autoritario no puede sostener a un mismo tiempo dos discursos contradictorios y afirmar que es todopoderoso e infinitamente popular pero está siendo amenazado por un grupo de conspiradores, pues perdería su credibilidad y su capacidad de juego nacional e internacional.
ENCANTADOS CON LA OPERACIÓN MILITAR
En este caso los analistas pretenden tapar con las palabras lo que no pueden ocultar con los hechos. Y lo han hecho de mil formas posibles. Se han quedado en el encanto del éxito militar –con increíble ingenuidad, algunos lo consideran macondiano–, para desconocer, o evitar, el análisis de los evidentes elementos políticos que ahora encarna este suceso. Así, no podemos esconder la aguda crisis económica que enfrenta Occidente. Además de Estados Unidos, varios países de Europa tienen encima el fantasma de la recesión y, por ende, un aprieto que puede desembocar en graves problemas sociales que han empezado a manifestarse de forma fuerte con las políticas de inmigrantes que, por ejemplo, quiere implantar la Unión Europea y Estados Unidos.
Ahora, sobre todo desde el 11 de septiembre de 2001, el terrorismo –que taimadamente no ha sido definido con precisión– es un caballo de batalla que los gobiernos toman para sustentar medidas impopulares con las cuales desvían la atención de los graves errores que han cometido en otras políticas menos difundidas, pero más importantes en la consolidación de la democracia, de la gobernabilidad, de la visibilidad. Se acentúan, entonces, los conflictos de seguridad, y las sociedades, oportunamente manipuladas, creen que todos los problemas se los debemos a los grupos fundamentalistas, a la delincuencia, al narcotráfico. Y los clamores sociales gigantescos, y muy divulgados, crecen por todas partes. Expresiones multitudinarias, referendos, manifiestos, empiezan a circular por todas partes.
LOS LIBERADOS RECORREN EL MUNDO
De ahí que apenas fueron liberados los tres estadounidenses e Ingrid salieron de Colombia, y recorrieron el mundo de la mano de unos desprestigiados mandatarios que, siempre dueños de los medios masivos de comunicación, alteran cualquier discurso para explicar que el terrorismo está siendo –ese gerundio tan inicuo– derrotado, como si no lleváramos años tratando de erradicarlo, y en buena medida ellos hayan sido los principales culpables de que éste se haya intensificado. Ahí, pues, una buena cuota de Colombia para el mundo libre y, claro está, una probable recompensa que ayude a aliviar la crisis ética, institucional y democrática que, sin tanto despliegue de los medios, vive el país.
«La afortunada liberación se habría podido realizar hace varios meses y no habría tenido la publicidad que ha tenido»
Para entender el proceso que vivimos vale la pena tratar de pensar en los caminos que ha hecho Ingrid desde su liberación: Francia y España, por no hablar de Colombia, países que la acogen con tanto despliegue mediático como dificultades económicas y sociales tienen. Esta afortunada liberación se habría podido realizar hace varios meses y no habría tenido la publicidad que ha tenido, ni sido tan oportuna, ni tenido los efectos de ahora: incluso aquí se explican algunos de los incidentes con el presidente Chávez, que con frecuencia se sale del libreto.
URIBE EN CARACAS Y CHÁVEZ EN MADRID
La casi inmediata visita de Uribe a Venezuela o el reencuentro de don Juan Carlos y el presidente venezolano ayudan a revelar los alcances de una política internacional que fluctúa entre los intereses económicos y políticos, y las acaloradas beligerancias de unos y otros, sin pretender alcances históricos que ayuden a resolver los verdaderos dilemas de la sociedad, entre ellos el del secuestro. Así, en la mitad de estos escándalos, una opinión pública ingenua, con poca información, farandulizada y dispuesta a discutir temas intrascendentes y mundanos. No es de extrañar que sean muchos los que sienten nostalgia de tiempos más sencillos en que la fe bastaba para resolver todos los problemas, dice Castillón; pero hoy, como los poderosos, debemos ser suspicaces y desconfiados.
«Las declaraciones de Ingrid, la más visible del grupo, tan cambiantes como el clima de Bogotá, van cerrando el cerco de las conjeturas».
Luego las películas, las entrevistas, los libros. Las razones fundamentales pasan a un segundo o tercer plano, y las explicaciones se hacen de acuerdo con los intereses del momento. Sobre todo, según los intereses y los planes inmediatos de los medios de comunicación, del show que hayan montado: he ahí una interpretación de Miss Universo: Venezuela y Colombia, mientras tanto los juegos de la diplomacia y las arbitrariedades desgastan cualquier mirada. Los medios, sin darse cuenta, ayudan a la interpretación. Hemos utilizado el verbo agotar al inicio de esta columna. El gobierno agotó una carta cardinal: he ahí la razón de que se habló de las joyas de la corona. Los centenares de secuestrados que quedan en manos de las FARC, el ELN, las Autodefensas y la delincuencia común no tienen el protagonismo de los liberados hasta ahora. Los medios de comunicación no le darán tanta fuerza a los rescates –sean a sangre y fuego o sean producto de acuerdos humanitarios o del pago de rescates–, ni ellos darán tanto escándalo.
Sí. Y ahora las declaraciones de Ingrid, la más visible del grupo, tan cambiantes como el clima de Bogotá, van cerrando el cerco de las conjeturas. Y se descubre lo lejanos que están los procedimientos militares de los políticos. Y sobre ellos volveremos a escribir.
- Betancourt y los que aún siguen atrapados en la selva
por Julio Miranda - Cómo acabar con la protección de los secuestradores
por José Luis Gómez Garavito
Publicado por:
Luis Carlos Henao
fecha: 05 | 08 | 2008
hora: 5:56 pm
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Infortunadamente, el artículo «Storytelling» en Colombia manifiesta un desconocimiento total de la realidad Colombiana. Cuando el lector lee afirmaciones como la siguiente: «La afortunada liberación [de Ingrid Betancur, los soldados colombianos y los tres estadounidenses] se habría podido realizar hacía varios meses y no habría tenido la mpublicidad que ha tenido», se queda sorprendido frente a tanto cinismo. Hoy en día pululan tantas teorías sobre el poder, la manipulación política y la publicidad, y se aplican con tanta ingeniudad para explicar de manera simplona los acontecimientos mundiales, que los mismos hechos y sus interpetaciones quedan desfigurados. Según un eso, un presidente como el colombiano no es más que un individuo perverso y ambicioso, que utiliza la situación de los secuestrados y la presencia de las Farc para acabar con sus opositores o contradictores, etc. etc. En el fondo, a ese presidente no le interesaría el país sino unos «dividendos» políticos y económicos. No es raro que un académico o periodista haga este tipo de afirmaciones, cuando su mirada está filtrada por teorías del poder y la conspiración y no en un análisis ponderado de la realidad. De ahí a caer en el cinismo, es decir, en la actitud de desconocer actos buenos, loables y que buscan el bien de los otros, no hay más que un paso. Razón tenía Oscar Wilde cuando decía: «El cínico conoce el precio de todas las cosas, pero no conoce el valor de nada».
Publicado por:
Juan Carlos Pugliese
fecha: 05 | 08 | 2008
hora: 6:11 pm
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Estoy completamente de acuerdo con lo que dice Luis. El autor no describe el gran éxito económico que es hoy Colombia gracias a Uribe. Es cierto que hay mucho show en la política, pero no se puede negar que sí ha habido avances en la lucha contra las farc, y sobre en todo en en plano económico y de reducción de la pobreza. Es hora de que lal izquierda colombiana de sé cuenta de ello, o nunca volverá al poder de esta manera.
Gracias a Safe Democracy
Publicado por:
Cesar Benavides Cavero
fecha: 05 | 08 | 2008
hora: 8:04 pm
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ESTAMOS PLENAMENTE IDENTIFICADO CON LAS EXPRESIONES DE LUIS Y JUAN CARLOS, AGREGANDO NUESTRA OBSERVACION ¿QUE AGRUPACION COMUNISTA HA DESARROLLADO A ALGUNA NACION DEL MUNDO?, SI YA CAYÓ RUSIA CON LAS NACIONES QUE FUERON SATELITES, CUBA ESTA EN DECLIVE AUNQUE SU GENTE HA APRENDIDO A ALIMENTARSE Y VIVIR MEJOR, PERO SU ECONOMIA ESTA EN DESGRACIA, SI CHAVES QUIERE APOYARALA QUE LO HAGA.
OJALA TENGAN EXITO.
CESAR BENAVIDES CAVERO
INSTITUTO PERUANO DE CRIMINALISTICA Y PERICIAS.