bernanke.jpgEstamos en la antesala de una gran reducción de las dimensiones actuales del mercado bancario global. Será una lucha entre tiburones, un reparto del capital en menos manos, más poder concentrado, y la posibilidad de encontrarnos ante un oligopolio bancario a nivel mundial. Tras la hecatombe de Wall Street, la gran pregunta es: ¿será el nuevo modelo regulatorio más transparente, democrático, más social… o más opaco, más inaccesible, más tirano?
(Desde Madrid) CON LOS ACONTECIMIENTOS FINANCIEROS sucedidos en los últimos meses –derrumbe de Bear Stearns, Fannie and Freddy Mac, Lehman Brothers, Merrill Lynch, etc.– la inmensa mayoría de la población asistimos a nuestro primer (y esperamos que último) crack financiero mundial, a una de las debacles financieras más importantes de las últimas décadas (¿acaso como la de 1929?). Y con toda seguridad, a la primera hecatombe que vive un sistema financiero moderno y totalmente globalizado. ¿Estamos ante la antesala de un nuevo modelo global para la economía financiera?

«¿Cómo se ha producido esta generación abusiva de deuda?, ¿cuál ha sido la ingeniería financiera que ha conseguido extraer conejos de la chistera durante tanto tiempo?»

Pienso que es importante, a la hora de analizar un problema o circunstancia adversa, aislar adecuadamente los motivos o causas que lo han originado. Especialmente en tiempos como los que nos ocupan, donde el caos mediático y la celeridad con la que manejamos el tiempo y los hechos nublan nuestra capacidad crítica. En realidad, no nos encontramos ante una crisis ideológica y de contenidos del modelo económico capitalista actual. Sería ingenuo pensar que los pilares de dicho sistema pueden estar tambaleándose.

¿Acaso alguien considera que a partir de ahora dejaremos de asistir al hiperindividualismo, al consumo desenfrenado, a la cultura del endeudamiento o a la merma del capital social que caracterizan la sociedad actual? Y es que todas estas «taras» del sistema también son culpables, directa o indirectamente, de la actual situación de colapso financiero.

DEUDA ABUSIVA

Pero sí estamos enfangados en la crisis de uno de los pilares que sustentan el actual modelo o sistema económico capitalista: la libertad de movimiento y la forma de especular con el capital financiero. Y matizando más, no de todo el capital financiero, sino de aquel que se traduce en la generación de más deuda a través de productos estructurados complejos. Otra vez, la cultura del endeudamiento. Y sin quererlo, nos hemos encontrado con un sistema financiero fuertemente apalancado y escasamente capitalizado.

«Son las mismas autoridades reguladoras y supervisoras las que han sustentado y estimulado la generación y proliferación de productos financieros estructurados»

Pero, ¿cómo se ha producido esta generación abusiva de deuda?, ¿cuál ha sido la ingeniería financiera que ha conseguido extraer conejos de la chistera durante tanto tiempo?, y sobretodo… ¿quién ha diseñado dicha ingeniería financiera?

ENCONTRADO EL VIRUS, A LA BÚSQUEDA DE LA VACUNA

Parece mentira, o una broma de mal gusto, pero resulta que son las mismas autoridades reguladoras y supervisoras las que han sustentado y estimulado la generación y proliferación de dichos productos financieros estructurados (principalmente la Titulización de activos). Y más en concreto las «Normas de Basilea», elaboradas por el Comité Bancario del BIS (Bank for International Settlements). ¿Y quién forma parte de dicho Comité Bancario? Los Bancos Centrales. Es decir, el mismo sistema regulatorio, posiblemente con el beneplácito de todo el sistema bancario, creó la titulización para poder ayudar al sistema financiero a crecer en la ecuación rentabilidad/riesgo sin asumir más dosis de capital.

«¿Es tan descabellado y utópico hablar hoy en día de regulación «social» del capital financiero?»

El entramado institucional que regula el capital financiero actualmente no es que no haya servido de freno a la crisis actual, sino que en parte, la ha originado. El sistema bancario internacional ha creado su propia regulación, se ha inyectado su propio virus, y del mismo modo, sus activos tóxicos.

Una vez que hemos aislado el virus, e identificado el origen del problema, ya podemos empezar a buscar la vacuna adecuada.

REGULACIÓN «SOCIAL» DEL CAPITAL FINANCIERO

No parecería la mejor solución empezar a dificultar la libertad de movimiento del capital financiero ni su capacidad de crecimiento que tantos efectos positivos tiene para la economía internacional y su financiación. Donde hay que trabajar es en los mecanismos posibles de regulación y supervisión del capital financiero. Y aquí no solo hablamos de medidas instrumentales (mejora en los métodos de inspección y sanción de las entidades financieras, mayor regulación de los intermediarios del mercado: agencias calificadoras, etc.) sino de una regulación concebida de una forma más amplia. Se ha demostrado que los mecanismos actuales de regulación del capital financiero carecen de unas cotas mínimas de transparencia y de calidad democrática.

«La duda es si este nuevo gobierno del capital, será una institución con fuertes connotaciones democráticas»

¿Es tan descabellado y utópico hablar hoy en día de regulación «social» del capital financiero? Posiblemente no. De hecho, podemos estar en la antesala de la creación de un gran organismo mundial que regule el capital financiero.
También, en la antesala (quizás ya de facto) de una gran reducción de las dimensiones actuales del mercado bancario. O de una lucha entre tiburones. Un reparto del capital en menos manos, más poder concentrado, y la posibilidad de encontrarnos ante un oligopolio bancario a nivel mundial, con unos o dos buques insignia en cada continente.

¿MÁS TRANSPARENCIA O MÁS TIRANÍA?

Y entonces uno se pregunta… si estas supuestas ideas descabelladas se hiciesen realidad, ¿estaríamos hablando de un nuevo modelo de regulación más transparente, democrático, más social, más cívico…; o estaríamos hablando de un modelo de regulación más opaco, más inaccesible, más tirano? Todo apunta a que nos dirigimos hacia un nuevo gobierno del capital financiero. La duda es si este nuevo gobierno del capital, será una institución con fuertes connotaciones democráticas, o una institución cuyo «accionariado» siga siendo las entidades bancarias privadas o el sistema de bancos centrales.

«Todo apunta a que nos dirigimos hacia un nuevo gobierno del capital financiero»

No creo ni mucho menos que la solución al actual modelo bancario sea la nacionalización de la banca. Aún considerando que el acceso a los servicios bancarios se podría considerar como un servicio universal de primera necesidad.

EL EJEMPLO DE LAS CAJAS EN ESPAÑA

Existen modelos mixtos, como el modelo de las Cajas de Ahorros españolas, donde, por la complejidad y riqueza de sus Órganos de Gobierno, las decisiones importantes se toman teniendo en cuenta los intereses de todos los individuos y colectivos que conforman una ciudad o una provincia (representantes de los trabajadores, de los impositores, de las instancias públicas, de las redes de asistencia social, cultural, o religioso, etc.). En una sociedad donde la participación civil y social, no electoral, de sus ciudadanos es cada vez más compleja, difusa, y enriquecedora, las Cajas de Ahorros juegan un papel primordial.

«La solución no está solamente en crear un modelo regulatorio más amplio y restrictivo, con entidades supranacionales más fuertes y globales»

Las Cajas de Ahorros siempre han entendido su modelo jurídico y su modelo de negocio como una visión más completa y responsable de lo que una entidad financiera debe ofrecer a su entorno social. Este modelo, ya no sólo es que deba cohabitar con otros modelos de negocio, donde únicamente prima el ánimo de lucro, sino que coincide con las nuevas tendencias a nivel internacional. Crecimiento, pero crecimiento responsable y sostenible. Las Cajas de Ahorros entienden que lo que su entorno (clientes, colectivos e instituciones) les da a ellas, ellas deben devolverlo, y devolverlo en forma de una mejora en el capital social.

Este modelo también muestra una serie de carencias, y también está expuesto a los vaivenes del mercado y a las decisiones estratégicas erróneas, pero tiene su origen y su fundamento en un reconocimiento expreso de las fuerzas sociales y del capital social reinante en su entorno, en su medio ambiente. Esto ya es un paso. Una concepción del negocio más ética, más democrática.

La solución no está solamente en crear un modelo regulatorio más amplio y restrictivo, con entidades supranacionales más fuertes y globales. El capital financiero siempre encontrará tarde o temprano una nueva ratonera.