La pequeña Argentina de Oriente Medio
Inmigración judía latinoamericana al Estado de Israel
Hay una pequeña Argentina en Oriente Medio, representada por judíos que un día abandonaron suelo europeo para buscarse la vida en el Río de la Plata y sus alrededores, y sesenta años después volvieron a cruzar el Atlántico, esta vez para recalar un poco más al Sur de la vieja Europa, en la otra orilla del Mediterráneo, allí donde el pasado está cargado de mensajes, y a los recién llegados les aguarda una promesa de futuro, pero también un repertorio de problemas de difícil solución.
(Desde Madrid) LA CRISIS ECONÓMICA QUE VIVIÓ ARGENTINA está en el origen de que unos 4.400 judíos argentinos decidieran abandonar el país, rumbo a Israel. Los judíos dicen que hicieron aliyá.
Esa expresión, que deriva de aliyá la´réguel, significa peregrinaje, y con ella se refieren a la inmigración de judíos de todo el mundo hacia Israel. La Agencia Judía (Sojnut) buscó convencer a los judíos argentinos para que se instalaran en Israel, y decidió darles un beneficio especial de 10.500 shekels, una ayuda para la compra de vivienda de unos 30.000 shekels, y otros 50.000 de préstamo con intereses bajos.
CIEN MIL LATINOAMERICANOS FUERON A ISRAEL EN 60 AÑOS
En los años 2001-2003 fueron 7163 los judíos que llegaron a Israel procedentes de Argentina, aunque no todos los olim se quedaron en el viejo solar de los judíos: aproximadamente 1000 de ellos regresaron al país tras una corta temporada en Israel. Se calcula que en el año 2006 los judíos en Argentina eran aproximadamente unos 184.500, y no parece que sean muchos más los que quieran «acer aliyá.
«Desde 1989 no se registraban tan pocos inmigrantes en Israel»
Israel ha recibido a más de 100.000 latinoamericanos en sus sesenta años de historia. En 2005 los judíos de América Latina que hicieron aliyá fueron 1850, lo que representó un aumento del 37 por ciento respecto del año 2004. Y los países emisores fueron sobre todo Argentina, Brasil, Perú y Colombia.
Pero en los últimos tiempos los que llegan vienen de otros lugares. En el año 2007 llegaron a Israel 19.700 nuevos inmigrantes, la cifra más baja de los últimos dieciocho años, y de ellos sólo el 8 por ciento llegaba desde los países latinoamericanos. Desde 1989 no se registraban tan pocos inmigrantes. Esa cifra supone un 6 por ciento menos que la de 2006. La cifra de inmigrantes procedentes de la antigua URSS disminuyó un 15 por ciento.
PONCHOS Y ZAMBAS POR LAS CALLES DE JERUSALÉN
Ante esas cifras, el Ministerio de Absorción se planteó adoptar algunas medidas para cambiar esos datos en los próximos años, pero no siempre puede hacer mucho para cambiar una realidad que muchas veces tiene su origen en los países en los que residen las comunidades judías. Si Argentina mejora su situación económica, es previsible que sean menos los judíos argentinos que quieran abandonar el país. «En Israel se encuentran agnolotis, canelones, lasagna, sorrentinos, ñoquis, asado de tira, milanesas, matambre, mondongo, chinchulines, chorizo criollo, alfajores Habana, dulce de leche, yerba mate, bombillas, medias lunas, piononos, empanadas…»
Por otra parte, es posible que entre los judíos argentinos se esté debilitando la identificación con los valores de los judíos de Israel. Y es que, aunque los judíos de la diáspora pueden encontrar dificultades en países tan inestables e imprevisibles como Argentina, no parece que puedan identificarse fácilmente con las dificultades de la vida en Israel.
En un país con tantos contrastes como Israel, en el que se han encontrado contingentes humanos procedentes de decenas de países, con culturas, lenguas y tradiciones distintas, hay un lugar para lo argentino. Un turista español le contó a este articulista que una noche, caminando por el barrio judío de Jerusalén, encontró a tres jóvenes ataviados con ponchos, que cantaban una zamba argentina acompañados por una guitarra. Vivían en Tel Aviv, y estaban de visita en la ciudad tres veces milenaria.
En Israel es posible encontrar agnolotis, canelones, lasagna, ravioles, sorrentinos, ñoquis, asado de tira, milanesas, matambre, mondongo, chinchulines, morcilla, vacío, chorizo criollo, alfajores Habana, dulce de leche, yerba mate, bombillas, medias lunas, piononos, empanadas salteñas, chimichurri, salsa bolognesa y otros productos por los que suspiran los judíos argentinos, que escuchan tangos y milongas mientras preparan el asado.
ALGO CAMBIÓ CON LA CREACIÓN DEL ESTADO
Hay una pequeña Argentina en Oriente Medio, representada por judíos que un día –tal vez antes de la II Guerra Mundial– abandonaron suelo europeo para buscarse la vida en el país del Plata, y sesenta años después volvieron a cruzar el Atlántico, esta vez para recalar un poco más al Sur de la vieja Europa, en la otra orilla del Mediterráneo, allí donde el pasado está cargado de mensajes, y a los recién llegados les aguarda una promesa de futuro, pero también un repertorio de problemas de difícil solución.
«En su poema Israel, 1969, Borges escribió este verso: La más antigua de las naciones es también la más joven»
Pocos fueron los que se instalaron en Israel. Y algunos regresaron al Río de la Plata. Tal vez es cierto que un efecto no buscado de la creación del Estado de Israel haya sido abrir una brecha entre los ciudadanos de la diáspora y los ciudadanos de Israel. Y es que, durante dos mil años, la patria de los judíos no tuvo territorio, arcos de triunfo, bandera, ejército, obeliscos ni embajadas, y la única comarca que conocieron fue la de los signos escritos sobre papeles que desafiaron a los siglos y a las persecuciones.
Desde la destrucción del templo, en el año 70 de la era cristiana, hasta 1948, ese fue el horizonte de los judíos. Pero con la creación de Israel algo debió cambiar entre ellos: unos son cosmopolitas, otros han hecho suyas las tradiciones donde se han asentado –Estados Unidos, Argentina, Francia o México–, y otros, los de Israel, son nacionalistas del Estado de Israel. Éstos persiguieron el mito de Eretz Yisrael, una idea que les acompaña desde hace más de tres milenios.
Y algunos de ellos, jóvenes de cultura laica o religiosa, recuerdan desde Israel el suelo argentino, sus tradiciones culinarias y su música nativa, su literatura y su cordialidad.
En su poema Israel, 1969, Borges escribió este verso: La más antigua de las naciones es también la más joven.
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ana
fecha: 15 | 10 | 2008
hora: 4:06 pm
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Casi todos los primos de mi esposo se han ido y no han regresado.
Conversando con una prima de mi esposo me refiere :lo que les conviene a las personas mayores es tener garantizado un trabajo para»ayudarse».Circunstancia que en Argentina es imposible.
Aguantan situaciones de peligro y son pesimistas sobre el futuro de paz pero están muy satisfechos.
Les gratifica el hecho que lo que se dice se hace inmediatamente ,en relaciòn a la obra pública.
Los primeros en llegar ,que eran socialistas ,están muy desilucionados pero igual se quedan.
En argentina no solo los judios se han ido a sus paises de origen ,lo han hecho los españoles e italianos.Claro que pienso que éstos cuando vean la crisis en Europa volverán.
No creo que los judios regresen tan facilmente.
Argentina conserva una comunidad judia importante que ya tiene arraigo en el país.
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javier del rey morató
fecha: 15 | 10 | 2008
hora: 7:03 pm
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Gracias, Ana, por ese testimonio familiar. Sí, creo que los descendientes de los judíos que llegaron a Argentina huyendo de la barbarie europea se identifican hoy con Argentina, más que con Israel, igual que los hijos de los españoles e italianos que emigraron al país del Plata a lo largo del siglo pasado.
Aunque es cierto que el asunto de la identidad en los judíos es más complejo, porque la han mantenido al margen del suelo en el que han vivido, y la han hecho compatible con su país de residencia.
Pero acaso sea cierto que la fundación de Israel ha tenido una consecuencia no buscada, y no deseada: crear una cierta frontera entre los judíos de Israel y los judíos de otros países.
Hace algunos años, una chica judía-latinoamericana me contó que viajó a Israel, sintió todas las emociones de un regreso mítico a la tierra de sus lejanos orígenes, pero terminó harta, harta de la violencia, y también de los judíos ortodoxos, que en cada piedra ven religión y en cada recuerdo del Israel histórico un gesto de Dios. Y tras residir allí dos años volvió a América Latina.
Ignoro si ese sentir está extendido, y si es representativo o no. Depende, claro, de que uno sea religioso, o de que sea judío liberal, tal vez agnóstico, como lo son hoy tantos cristianos.
Un saludo
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Ana
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 1:51 am
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En la familia de mi esposo la gente jóven talentosa logra sus propósitos de perfeccionamiento serio en Israel.Francamente si fuese jóven aún sin ser judia me hubiera gustado perfeccionarme allì ,se nota que hay solvencia en el estudio
Ahora en la juventud ,como Ud bien comenta, hay distinto grado de sencibilidad a los propios orìgenes de acuerdo a la personalidad del jòven.
Algo que quiero tambièn manifestarle es que con respecto a la comunidad judia me preocupa mucho su seguridad.Ud.leerá mis comentarios que ese tema me preocupa ,pués hay polìticas que pueden interesar a Israel pero perjudicar a esta gente en paises como los latinoamericanos con el grado de violencia e impunidad que nos caracteriza
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Daniel
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 4:08 am
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Aun más sorprendente que la Alia argentina es la Alia uruguaya, la segunda mas alta en la región, cercana a los 15.000 olim. Incluso se considera que hoy en día hay mas judíos uruguayos en Israel que en Uruguay, producto de la fuerte educación sionista. Una verdadera «isla» en el mundo judío…
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javier del rey morató
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 9:28 am
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Interesante el dato que publica Daniel. Lo ignoraba. No sabía que la emigración oriental había afectado tanto a los judíos.
El fenómeno de la emigración afecta de manera grave a esa república, que se está quedando sin gente, y no hay tasa de reposición. Sólo hay jubilados, y gente que, en la medida en que se aproxima a los veinte años, sólo piensa en el pasaporte. Y no sin razón. Es lo mejor que pueden hacer.
Pero desconocía cómo había afectado ese fenómeno a los judíos orientales. Bueno, la verdad, no dudo de que en Israel tengan un futuro, aunque sea problemático, porque en aquella república no tienen ningún futuro, y sólo un presente del que poco pueden esperar, salvo tener el pasaporte en regla.
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Moshé
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 1:19 pm
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Excelente el interesante, dilecto y acertado comentario. Aunque el suscrito llegó originalmente de la península y no del otro lado del «charco», y se considera un israelí cabal (está aquí desde 1944), ha tenido muchas relaciones con gente llegada de la América Latina. Por consiguiente,puedo agregar que la influencia latinoamericana en Israel supera en mucho a su reducido número (Israel ya tiene más de 7 millones). Es muy considerable el número de profesionales (médicos, abogados, arquitectos, etc.) que han llegado de ese hemisferio en general, y de la Argentina en particular. Y por muy israelíes que sean, no dejan de ser lo que fueran en sus países de origen. Por lo general han conservado el uso del idioma, matizado con términos hebreos que lo convierten en un castellano muy singular. Hay otros aspectos que los caracterizan, y casi todos son positivos. De modo que, como israelí que soy puedo dar fe y suscribir plenamente lo indicado en este escrito. Albricias, distinguido profesor.
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javier del rey morató
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 4:20 pm
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Agradecido por los comentarios, tan generosos, Moshé. No sabía que la influencia latinoamericana fuera tan relevante en Israel, y pensaba que se quedaba en detalles folclóricos, como el que relato en el artículo.
Claro que la llegada de 100.000 durante algo más de medio siglo, tenía que dejar su huella.
Sé que, desde 2006, una ley abrió la puerta a los latinoamericanos
que llegaron a Israel con menos de 14 años, acompañados por sus
padres, y que desde entonces pueden quedarse en Israel, tras seis años de residencia.
También sé que hay un cierto estado de alarma, del que se hace eco Ana en este blog: una inseguridad en América Latina, que tal vez tuvo su origen cuando el atentado contra el AMIA, en Buenos Aires.
Aunque yo lo veo un poco raro, pues no conozco que haya ninguna ofensiva contra los judíos latinoamericanos.
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Ana
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 6:14 pm
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Lo que me perturban son las noticias profesor.En Buenos Aires se acentúa la necesidad de rotura de relaciones con Irán.Mis familiares,que se comunican casi todo los dìas conmigo- pués les arreglo sus problemas previsionales -me informan que en Israel se comenta mucho el recrudecimiento del peligro de la TRIPLE FRONTERA.
La situaciòn mundial está como está,otros familiares norteamericanos de tendencia demócrata temen que entre las elecciones y entrega del poder se produzca algo en Irán.En fin deducciones que hace uno.
Antes de los atentados en Buenos Aires se sabìa «sobre todo las justificaciones para el apoyo interno».
NO ME GUSTA QUE MUERA LA GENTE.LO DE AMIA Y EMBAJADA DE ISRAEL FUE UN PEQUEÑO GENOCIDIO Y COMO LOS QUE MURIERON ERAN ARGENTINOS MURIERON TAMBIEN MUCHOS ARGENTINOS NO JUDIOS ACOMPAÑANDOLOS EN EL HORROR.
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javier del rey morató
fecha: 16 | 10 | 2008
hora: 7:26 pm
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No estoy informado, pero es obvio que Irán puede dar sorpresas. De todas maneras, no me parece que le compense. Parece ser que prefieren ganar tiempo. Además, que haya elecciones en Estados Unidos, y la previsible entrega del poder a los demócratas, no creo que la marina americana se duerma en los laureles. Supongo que está en estado de alerta. Pero, insisto, no creo que Irán rompa la baraja.
Por otra parte, tampoco parece que al Estado de Israel le pille desprevenido un ataque iraní: está preparado, supongo, para esa y otras sorpresas.
Un saludo desde Madrid
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Guillermo Sancho Mora
fecha: 17 | 10 | 2008
hora: 2:33 am
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Interesante artículo, que igual podria escribirse de tantos seres humanos que por diversas circunstancias un dia dejaron sus paises y anclaron en otras tierras. Paises generosos que no fueron inmunes al dolor ajeno y acogieron tantas personas para beneficio de su diversidad cultural.Cuantas historias podrian ser contadas de inmigrantes en latinoamérica, en especial en el siglo XX ?Hoy estas son excepciones y no son raros los casos en que son más bien la clandestinidad , el mostrarse poco, el vivir con miedo, las vivencias más frecuentes de muchas personas que llevan el titulo de «extranjero» como trágicamente llevaron un dia muchos judios una estrella de David. Saludos desde Costa Rica.
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javier del rey morató
fecha: 17 | 10 | 2008
hora: 10:35 am
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Lo que dice Guillermo, desde Costa Rica, es totalmente cierto. En realidad, los países latinoamericanos -como Estados Unidos y Canadá- son la crónica de una suma de decisiones individuales, de europeos que decidieron abandonar su terruño, para inventarse una nueva vida. Otra es la circunstancia de los africanos, claro, que no emigraron, sino que los obligaron a trasladarse a América como esclavos.
Pero el caso de los judíos es peculiar. Porque lo raro en ellos es que, durante mil años, fueron siempre un poco extranjeros en el suelo en el que vivieron, hasta la fundación de Israel. Su caso es el de una identidad abierta, nunca cerrada, fiel al libro, y abierta hasta cierto punto a la sociedad que les acogía.
Y ese regreso a Israel constituye algo novedoso: fueron emigrantes, pero en la tierra a la que llegaban no eran inmigrantes, sino nativos, porque sentían esa tierra como algo propio, aunque nunca la hubieran pisado. Rodeados de gente que llegaba desde Rusia, desde los países europeos, desde Estados Unidos, desde cualquiera de las repúblicas latinoamericanas, el que llegaba llegaba, sin embargo, a su casa. Lo cual no deja de ser peculiar. Por primera vez, ya no eran extranjeros. Pero otra nostalgia les acompañaba: la de Argentina, la de Brasil, tal vez la de México, cuyas tradiciones, músicas, sabores y olores les acompañaba, y era la otra patria perdida, contrapartida de la nueva patria en la que querían pasar el resto de sus días.
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Alejandro
fecha: 30 | 10 | 2008
hora: 12:42 am
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Muy emocionante el artículo y muy cierto en lo que concierne a la dualidad de sentimientos que acompaña a la mayoría de los judíos latinoamericanos. La explicación que da a ese fenómeno, es también muy atinada.
En la única parte que discrepo, es con su pesimismo con respecto a la vida y el futuro de, y en, Uruguay.
Le mando un afectuoso saludo.
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javier del rey morató
fecha: 03 | 11 | 2008
hora: 9:34 am
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Lo que dice Alejandro es comprensible. Pero los datos van por otro lado. Por lo visto, hay 700.000 orientales, o más, que han dejado aquel paisito. Por algo será. Suponen el 20,1% de la población. Desconozco si hay otro país que tenga ese porcentaje de la población fuera de sus fronteras. Es como si en España se fueran ahora mismo 9 millones de ciudadanos. Curioso. Sospechoso. Patético.
En fin, no es ese mi tema, ni me interesa mucho, pero las cosas son como son, y no como uno quisiera que fueran. La realidad política y económica es terca, y la «realidad» de algunas repúblicas latinoamericanas, con su retórica inundada de términos pomposos, carentes de sustancia -soberanía (?), independencia (?)…-, es mucho más que dudosa. A veces parecen ficciones, colores sobre los mapas, malentendidos persistentes… En definitiva: esquinas mal descolonizadas del planeta, cuyo futuro es incierto, por no decir que inexistente.
Pero uno comprende que, desde una determinada ideología, las cosas se vean de otra manera. Y el nacionalismo es una ideología perversa, que crea escotomas cognitivos, agujeros negros que impiden a la gente ver la realidad, porque la realidad es poco amable, y siempre es más confortable residir en la ficción que en la dura, indiferente, inapelable e inhabitable realidad.
Un saludo desde Madrid
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Alejandro
fecha: 11 | 11 | 2008
hora: 11:46 pm
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Perdoneme, pero yo no vivo ninguna fantasía. Ni soy un nacionalista obtuso, ni predico ninguna ideología. Es cierto lo que dice, Uruguay, que fue creado por inmigrantes, hoy – y desde hace unas cuantas décadas – es de emigrantes. Pero, me pregunto: cuánta gente emigró desde España, Irlanda, Italia, Portugal, entre otros, por conflictos bélicos, crisis económicas, dictaduras y demás? Casualmente en el período en el que, entre otros, Uruguay recibía a esa gente que buscaba otro horizonte para su vida. A alguien se le ocurrió que los países que expulsaban a sus compatriotas en esa época no tuvieran sentido? No me parece. En los últimos 5 años el producto uruguayo creció al mayor ritmo desde la Segunda Guerra, el desempleo está en el menor nivel de los últimos 20 años y las inversiones extranjeras se incrementaron fuertemente. Por qué no es posible soñar, con datos objetivos (con realidad terca) en un renacimiento de Uruguay? que podamos hallar nuestro camino al igual que lo hallaron quienes «vomitaban» inmigrantes en las primeras décadas del siglo pasado? Respecto a la descolonización de Uruguay y su fundación como país independiente, es cierto que corresponden al juego político de la época y no se justificaba por otra causa. Pero luego de 200 años, es innegable que se adoptaron rasgos específicos comunes entre su población. Dejo por acá también, porque sé que no era el tema.