cobrechile.jpgLas pensiones latinoamericanas se han desvalorizado entre un 15 y 20 por ciento. Los ingresos por exportación de materias primas se resienten. Las pymes tienen dificultades para acceder a nuevos mercados. Los despidos se suceden. Pese a los esfuerzos gubernamentales, la crisis mundial seguirá absorbiendo lo logrado en América Latina.

(Desde Santiago de Chile) LA EXPECTACIÓN MUNDIAL por la crisis desatada en el seno de los Estados Unidos, además cruzada por unos comicios que algunos analistas califican de históricos, por el surgimiento de la figura de Barak Obama frente a un contendor de la línea dura republicana, mantiene en vilo y atentos a todos los ministros de finanzas y gobernantes del globo atentos a las secuelas. Las figuras como Joe el Fontanero en Norteamérica, el Hombre de a Pie peruano y la Señora Juanita en Chile, emergen como representantes de los hombres y mujeres comunes y corrientes que no perciben aún con claridad los efectos presentes y venideros de la crisis, muchas veces confundidos por sus propias incertidumbres locales. «La expropiación de bancos ha sido el más reciente latigazo mediático de Chávez»

Hace días que ya circulan rumores que al colapso hipotecario podrían seguir otros desplomes en la nación del norte americano. La disminución de la cobranza de los créditos de consumo, con la consecuente contracción de liquidez de bancos y financieras, causando a su vez sus propios incumplimientos de obligaciones.

Similarmente, la desaceleración en el pago de las tarjetas de crédito, causando análogos efectos. También algunos prevén que los grandes operadores de retail de alimentos, vestuario y medicamentos podrían experimentar un impacto en los pagos de sus clientes, incrementando los días de crédito en los indicadores de sus estados financieros.

VAIVÉN EN LOS AHORROS

Chávez, cosa extraña en él, «En Chile, la bajada del precio internacional del cobre ha reducido bruscamente los márgenes de contribuciones de la gran minería» se ha mantenido más bien observante, con una que otra intervención menor, fustigando, como siempre, a su ya clásico enemigo. La expropiación de bancos ha sido su más reciente latigazo mediático.

En Argentina la estatización de las Administradoras de Pensiones y Jubilaciones trae de cabezas a los inversionistas y operadores de estas empresas y, por cierto, con un pánico contenido, por el medio de pago ofrecido por la señora Fernández de Kirchner; los bonos del tesoro trasandino pierden posiciones a diario, por las recalificaciones de riesgo al alza de los agentes internacionales.

En Chile, la bajada del precio internacional de su principal fuente de ingresos, el cobre, ha reducido bruscamente los márgenes de contribuciones de la gran minería, entre ellas la estatal Corporación del Cobre de Chile, una de las más importantes compañías del mundo en este negocio. «Las posibilidades de mantener los promedios de salarios se han disminuido, lo que reducirá al final de la vida útil las jubilaciones»

Así, los ahorros de todos los chilenos están experimentando vaivenes y marejadas impensadas hasta hace unos meses, estos recursos acumulados con esfuerzo y disciplina fiscal, fruto de la reciente bonanza de los mercados cupríferos, como consecuencia del hoy misterioso fenómeno chino de crecimiento, están invertidos en portafolios diversificados en riesgo y rendimiento, en múltiples plazas del mundo. Aquéllos que se han invertido en estados y bancos asociados a estados en países que han temblado menos, como los países bajos y nórdicos, parecen estar a buen recaudo, en las actuales circunstancias. Las inversiones en bonos y renta fija de empresas dependerán del destino de estas compañías. Sin embargo, las inversiones en valores bursátiles, alrededor de un 20 por ciento, del portafolio soberano, es un misterio.

SEMBRAR… ¿PARA RECOGER? EL IMPACTO EN LAS PENSIONES

Las pensiones y jubilaciones en los países latinoamericanos, con variaciones de algunos puntos, «Chile, Perú, y Uruguay experimentan semanalmente oscilaciones positivas y negativas en el precio de los combustibles» han perdido entre el 15 por ciento y el 20 por ciento de su valor presente producto de esta breve pero dura crisis. Esto redunda en el retraso de la decisión de jubilarse de decenas de miles de personas, que parecen estar condenadas a continuar luchando en el mercado del trabajo por algunos años más.

Sumado al hecho que el desempleo general de la región no cede, menos ahora, las posibilidades de mantener los promedios de salarios se han visto seriamente disminuidas, lo que también causará al final de la vida útil una reducción de las jubilaciones.

«El pan requiere cada vez de mayores proporciones del estancado ingreso de las personas, para proveer la alimentación mínima de las familias» Sumado a todo esto naciones como Chile, Perú, Uruguay experimentan semanalmente oscilaciones positivas y negativas en el precio de los combustibles; la gasolina, el diesel y la parafina son de alto consumo en la zona. El efecto neto de estos vaivenes es, lamentablemente, al alza.

Los gobiernos latinoamericanos, en su función de Estado, están desplegando grandes esfuerzos. Primero por mantener la calma de las personas y los mercados. Segundo, por evitar la expansión de rumores que pueden llevar a la inflación a estadios de ignición de crisis de precios y poder compra. También los gobiernos están revisando los presupuestos fiscales, para apoyar a los menos afortunados, con medidas que reduzcan el impacto en la canasta familiar, al menos mantener las prestaciones de salud y controlar la reducción de la velocidad de colocación de proyectos habitacionales.

GRANDES OFERTAS… Y GRANDES DESPIDOS

Las pequeñas y medianas empresas de América Latina, siempre al borde de la iliquidez y pugnando por mantener una mínima solvencia, con una aún mayor dificultad por acceder a nuevos y mejores mercados, están simplemente tratando de mantenerse a flote para capear el temporal. Aun cuando el coste pesadilla, que les embarga, es el eventual cese de operaciones. Incluso las grandes empresas inmobiliarias y constructores, ante la contracción de la demanda, fruto del desempleo y el encarecimiento del crédito, están comenzando a pensar en ofertones para reducir el stock, por un lado, y por el otro, comenzando a despedir obreros, reduciendo la dotación y aumentando el plazo de término, amén de suspender de plano nuevos proyectos.

Quizás la expresión más dura es que el pan, un alimento de alto consumo en América Latina, requiere cada vez de mayores proporciones del estancado ingreso de las personas, para proveer la alimentación mínima requerida por las familias. No podemos afirmar que continuará, pero si estamos seguros de que el ojo del huracán de la crisis aún sigue girando, absorbiendo por su base lo logrado y disparando desperdicios en todas direcciones con su evolución centrífuga.