Beijing ya no quiere ser el taller del mundo
China cambia al mundo y el mundo cambia a China
A punto de cumplirse 30 años de la reforma política en China, entienda por qué el futuro del gigante asiático, su lugar en el mundo y el propio devenir del orden global están directamente ligados a los asuntos económicos y sociales internos de China y a la relación de Beijing con Whashington y Tokyo.
(Desde Beijing) EL TRIGÉSIMO ANIVERSARIO del inicio de la política de reforma y apertura en el gigante oriental es una excelente ocasión para reflexionar sobre la inmensa transformación experimentada por este país en solo tres décadas y definir los ejes vertebradores de su agenda inmediata.
En primero lugar, cabe destacar que la emergencia de China está cambiando el mundo a toda velocidad en un proceso que no se puede dar por concluso de todo y que tendrá importantes consecuencias en el reparto del poder global. Por otra parte, el lugar y función de Beijing en el orden internacional va a depender de la evolución de su agenda interna y de la actitud de cada uno de los principales polos de poder a nivel mundial. Respeto del primero, son cuatro los asuntos sobresalen.
ECONOMÍA Y SOCIEDAD
En lo económico, la reducción de los desequilibrios territoriales y de las desigualdades sociales, «En el campo social, llegó la hora de impulsar toda una revolución que sitúe a un mismo nivel el logro de la eficacia y la justicia» es una exigencia ineludible que pese a los esfuerzos de las autoridades resulta complejo de abordar. Por otra parte, el gran reto económico de China consiste en culminar el cambio del modelo de desarrollo. El milagro chino fue el resultado de la combinación de tres variables: mano de obra barata, inversión exterior y orientación de la producción hacia fuera. Pero China no quiere ser el taller del mundo. El impulso al desarrollo agrario, la incorporación de los valores tecnológicos, ambientales, el uso racional de la energía, la plasmación de un mercado interior hoy enormemente endeble, son factores a tener en cuenta en esa transformación anunciada hace un par de años por Hu Jintao. La crisis financiera global y sus impactos proporcionan argumentos añadidos que acelerarán esta estrategia china.
En el campo social, después de décadas de deconstrución, llegó la hora de impulsar toda una revolución que sitúe a un mismo nivel el logro de la eficacia y la justicia. La sociedad armoniosa que predica el Partido Comunista chino (PCCh) refleja esa convicción de que el crecimiento no puede lograrse a cualquier precio y que hace falta instituír una red social básica (que no será completa ni llegará a toda la población antes de 2049, segundo los planes del gobierno), como única manera de evitar el crecimiento de las desigualdades.
POLÍTICA Y DIPLOMACIA
«La diplomacia china fue evolucionando en su respuesta teórica y práctica a una situación históricamente nueva y caracterizada por su regreso al escenario internacional» En lo político, el liderazgo del PCCh afronta desafíos notables. La defensa de la estabilidad y el miedo al bloqueo estimulan hoy un experimento democratizador limitado con unos perfiles que fueron definidos en el Congreso celebrado en octubre del pasado año. Las autoridades chinas aspiran a democratizar su modelo, pero no a sustituirlo por otro. No cabe aguardar pasos significativos que apunten a una separación mayor entre Estado y Partido, que favorezcan la independencia de la justicia o que despoliticen el ejército. En lo estructural, un factor democratizador de alcance está relacionado con la arquitectura político-institucional, con tres referencias clave: la negociación con Taiwán con vistas a la unificación, el problema de las nacionalidades minoritarias (Tíbet y Xingjiang, básicamente) y las tensiones entre el poder central y las autoridades regionales. La necesidad de formular otra política alrededor de estos factores, conservando la iniciativa, puede dar lugar a mutaciones de calado que, incluso sin pretenderlo expresamente, profundicen en la apertura del sistema.
Por último, en lo exterior, «Para Estados Unidos es fundamental facilitar una integración de China en el escenario global que no cuestione su liderazgo» cabe señalar que la diplomacia china fue evolucionando en su respuesta teórica y práctica a una situación históricamente nueva y caracterizada por su regreso al escenario internacional, respetando aquella indicación de Deng Xiaoping de no llevar la bandera ni encabezar la ola, lo cual deja siempre una sombra de opacidad y ambigüedad sobre sus intenciones reales. Para China, el principal factor de proyección exterior sigue siendo la economía y no la defensa, pero seguirá prestando una atención considerable al avance de sus capacidades militares. Las decisiones que adopte en materia de política energética, el grado de agresividad de sus multinacionales en el escenario global, los contornos de su política de defensa (en especial, la Armada y las armas anti-satélites), y el nivel de moderación o agresividad de su política global expresada en términos de cooperación o no con terceros, definirán la percepción exterior de su rumbo.
LA PERCEPCIÓN EXTERIOR
En cuanto a la actitud de las principales potencias en relación a su emergencia, ésta incluye su consideración como un inmenso mercado, un socio económico, un competidor industrial o energético, «Rusia ve a China como un cliente energético y con quien puede contar como aliado frente a Washington» un contrincante político o estratégico, o una amenaza. Para Estados Unidos, por ejemplo, es fundamental facilitar una integración de China en el escenario global que no cuestione su liderazgo, fomentando alternativamente el establecimiento de vínculos con Japón, Australia, Taiwán, India, quizás Rusia también. A China, por el contrario, lo que le interesa actualmente es el afianzamiento de un sistema multilateral del que Estados Unidos deba depender.
En cuanto a Japón, compiten en influencia regional y China puede representar una amenaza para su aprovisionamiento energético. Los altibajos de la política japonesa de los últimos tiempos son inseparables del debate político interno a respecto de la equidistancia a mantener en relación a China y a Estados Unidos. Rusia, por otra parte, observa a China como un cliente energético significado y con quien puede contar como aliado frente a Washington, tanto en términos globales como para blindar Asia Central frente a la penetración occidental. Respeto a la UE, la incapacidad para vertebrar una política propia la hace depender en exceso del seguimiento de Washington.
CUATRO ESCENARIOS POSIBLES
Los escenarios que resultan de la afirmación del proceso de reforma iniciado en 1978 podrían resumirse en cuatro.
Primero, la emergencia pacífica de China, haciéndole un sitio en el orden global facilitando una integración cooperativa.
Segundo, una multipolaridad inestable y competitiva, de suerte que China seguirá aumentando su influencia y generando inquietudes.
Tercero, la busca de la supremacía, originando tensiones abiertas con Estados Unidos, Japón, India o Rusia, abriendo las puertas a una nueva bipolaridad.
Cuarto, conflicto abierto, básicamente con Estados Unidos, con la principal causa ubicada en Taiwán.
China afirma querer el primer escenario pero el más probable es una mezcla del primero y el segundo. Las dialécticas con Estados Unidos y Japón serán claves para avanzar en una o en otra dirección.
- ¿Cuánto cambiarán las relaciones China-Estados Unidos?
por Xulio Ríos - China y Japón tienen mucho de que hablar
por Xulio Ríos
Publicado por:
Cesar Benavides Cavero
fecha: 16 | 12 | 2008
hora: 3:41 pm
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El análisis que hace el autor es bastnte escolástico, donde se percibe el gran liderazgo del mundo chino por ser el primer mercado de consumidores y de allí sólo hay un paso para ser el primer productir del mundo. Todo esto obliga a las naciones a tomat conciencia que el pueblo y autoridades chinas buscan un mundo multipolar, que al final serán ellos los que lo lideren, como un justo homenaje a sus esfuerzos de los últimos 30 años de crecimiento, con una economía social de mercado.
Cesar Benavides
Onstituto Peruano de Criminalística y Pericias
Publicado por:
Dr Vicente G. Santos
fecha: 17 | 12 | 2008
hora: 7:25 pm
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La realidad está en expectativa, ya que China con sus 9 millones de kms2 y su máxima población mundial de 1,300 millones es todo un polo atractivo, aspecto que se palpó durante las Olimpiadas Mundiales en Agosto del presente año. Lo único que no acaba de convencer es el mal trato a los chinos que protestan por derechos civiles y son castigados hasta con la muerte. Esto sí que es grave. Y los que vivimos en países más liberales y demócratas no podemos aceptarlos abiertamente en nuestras relaciones.
Tienen que desaparecer los productos derivados del Maoísmo, porque no se puede hacer vivir así a un pueblo que requiere un estilo de vida mejor. El chino ha vivido muy sacrificado. China Popular ya tiene millonarios y la clase media va creciendo, pero la mayoría absoluta aún padece de miseria limitada a su alimentación y se debe mejorar su calidad de vida. Taiwán tiene que ser tratada de una forma fraterna y no presidiaria. Al igual que Hong-Kong fueron efectos mejorantes cuando se logró una coalición con los pequeños territorios, pero muy ricos y desarrollados progresivamente.
No olvidemos cómo surgió y se desarrolló Taiwán, la isla-país, pues con Chiang Kai Shek saltó del continente dominado por la Larga Marcha y bajo un comunismo extremista. En este aspecto, el General Douglas MacCarthur estuvo muy claro para solucionarlo, pero el Presidente Harry Truman no quiso seguir manteniendo una guerra en el continente asiático. Los años pasaron y China se adoctrinó. Después mejoró la economía, pero las zonas agrícolas son las que merecen más atención.
Creo que China necesita aún muchos años más para promediar la calidad de vida e insisto, hacer un cambio de país dictador a un país con cierto nivel democrático. Esta generación mandante debe desaparecer para dar paso a nuevas generaciones y facilitar el camino libre a dicho cambio.
Felices Fiestas y necesidad de cambio para el 2009!
Vicente G.