gas.jpgComprenda qué hay detras de la actual disputa entre Rusia y Ucrania. ¿Peligra el suministro energético de Europa, o se trata de una mera estrategia comercial de Moscú?

(Desde Madrid) EL QUE RUSIA Y UCRANIA comiencen cada Año Nuevo con su específica disputa del gas, es ya una tradición. A partir del 1 de enero Rusia cerró el grifo del gas a Ucrania, debido a las deudas de Kiev y a la in­existencia de un contrato de transporte del gas ruso hacia la Unión Europea (UE).

Ya el 31 de diciembre de 2008, el gigante ruso Gazprom, impuso a Kiev un precio de 250 de dólares por mil metros cúbicos de gas, (que posteriormente aumentó a 450) sin aumentar la tarifa de tránsito (1,7 dólares/1000 metros cúbicos y 100 kilómetros), oferta ina­ceptada por Ucrania, que perseguía un precio de 230 euros.

Y, también como cada año, parte de Europa tirita de frío… En 2009, los países más afectados tras este recorte son Rumania (donde las importaciones se redujeron un 30 por ciento), Polonia (un 6 por ciento menos) y Bulgaria (un 15 por ciento menos).

TENSIONES ENTRE RUSIA Y UCRANIA

El problema energético representa sólo uno de los aspectos de las malas relaciones entre Kiev y Moscú, dado que los dos países viven serias tensiones geopolíticas. «Para Moscú, ganar la influencia sobre Ucrania continúa siendo una preocupación obsesiva, puesto que Kiev fue la cuna de la civilización rusa hace mil años» El presidente ucraniano Víctor Yuscenko, que llegó a gobernar tras la Revolución Naranja de 2004, hizo de la adhesión a la OTAN la prioridad de su política exterior molestando con ello a Rusia, que percibe la ampliación de la Alianza como una amenaza en cuanto a su seguridad. Aunque la mayoría de los ucranianos se opone a la adhesión a la OTAN, el presidente Yuscenko solicita a la Alianza un Plan de Acciones para su país, equivalente con el estatuto oficial de candidato.

Una parte de los Estados europeos miembros de la OTAN, dirigida por Alemania, (teniendo en cuenta el hecho de que Ucrania no respeta las normas euro-atlánticas creando tensiones en las bocas del Danubio –el canal Bastroe–, en la Isla de las Serpientes –en el Mar Negro– o en Transnistria), rechazó la petición de Ucrania en la Cumbre OTAN de Bucarest, siendo la perspectiva de adhesión de ese país, cada vez más alejada. El apoyo militar y político que ofreció Kiev a Georgia durante el reciente conflicto con Rusia en el Cáucaso provocó nuevas tensiones entre los dos vecinos. «El aumento vertiginoso de los precios llena las tesorerías del Kremlin»

Además, el separatismo de las regiones con mayoría rusa del este de Ucrania, que persiguen la unión con la Federación Rusa, y el problema del estacionamiento de la flota rusa en el puerto de Sebastopol (Crimea) en el mar Negro son otros problemas que envenenan las relaciones ruso-ucranianas. La flota rusa en el Mar Negro utiliza la base de Sebastopol según el tratado que expira en 2017, y Kiev se opone a la petición rusa de renovación del mismo. Para Moscú, volver a ganar la influencia sobre Ucrania continúa siendo una preocupación obsesiva, puesto que Kiev fue la cuna de la civilización rusa hace mil años. Rusia quiere disponer del entero acceso al Mar Negro, que tuvo desde Pedro el Grande, y ser reconocida como potencia destacada e influyente en Europa Oriental.

LOS MONOPOLIOS DE RUSIA Y UCRANIA

«Ucrania es el pivote que permite el control del corredor energético euro-asiático de la zona del Caspio, el control del corredor euro-asiático en sí, y la supervivencia de Rusia como gran potencia» La problemática del gas tiene en la actualidad varios componentes. Rusia, el país con las reservas más importantes de gas del mundo (45,57 billones de metros cúbicos, algo más del doble que Irán, el segundo país del ranking), está en la cresta de la ola, siéndole el contexto internacional sumamente favorable. El aumento vertiginoso de los precios llena las tesorerías del Kremlin. Mediante Gazprom (el mayor suministrador mundial de gas), Rusia es, prácticamente, un monopolio de suministro para Europa del Este y del Sur. De esta manera, la compañía rusa tiene un claro dominio sobre el recurso: vende a quien quiere, cuanto quiere y al precio que quiere. Otro monopolio es, qué duda cabe, el transporte del gas. Para llegar a Europa, cerca del 80 por ciento del gas de Gazprom pasa por Ucrania, lo que convierte a Kiev en un actor principal en el juego geopolítico del monopolio y del tránsito de gas.

Tal como advertía Brzezinski, Ucrania es una pieza clave en el gran tablero mundial y puede decidir la dirección de los recursos energéticos del espacio ruso. Por ello, se puede afirmar que Ucrania es el pivote que permite el control del corredor energético euro-asiático de la zona del Caspio, el control del corredor euro-asiático en sí, y, por último, la supervivencia de Rusia como gran potencia.

El gas ruso entra en Ucrania siguiendo tres vías: una, comercial (gas comprado por Ucrania por su consumo propio); otra, como pago del servicio de tránsito (Gazprom paga en gas la tarifa de tránsito convenido con Ucrania); y, por último, la vía destinada a llegar al mercado europeo. Según Rusia, Ucrania hace suyo gran parte de este gas destinado a la UE, y consideró reducir la cantidad que le suministra.

LAS ESTRATEGIAS DE LAS RUTAS DE TRANSPORTE

Debido al papel ucraniano en el tránsito del gas ruso hacia Europa, Moscú decidió diversificar las rutas, por no perder su monopolio. De esta manera, nació el proyecto South Stream (que saldría de Rusia, atravesaría el Mar Negro hacia Bulgaria, donde se separaría en dos tramos: uno por el sur, que atravesaría Grecia hasta Italia, y otro nórdico, que pasaría por Serbia y Hungría hasta llegar a Austria para unirse con el sistema europeo de transporte del gas). «Las pretensiones de Rusia en cuanto a Kiev vienen en contradicción con las reducciones masivas de precio de las que beneficia la CEI» Este proyecto representa una competencia para Nabucco, proyecto sostenido por Bruselas, destinado a reducir la dependencia de la UE de Gazprom, que debería abastecerse con gas de la zona del mar Caspio (Irán, Egipto, Qatar) y cuyo trayecto debería esquivar Rusia. En este proyecto están implicados Turquía, Bulgaria, Rumania, Hungría, Austria y Alemania.

Por otra parte, señalamos la existencia del proyecto North Stream (con el ex canciller alemán Gerard Schroeder, como miembro del Consejo de Dirección), un gasoducto construido a través del Mar Báltico, destinado a esquivar Ucrania y Polonia, y a verter gas ruso en el corazón de la UE a partir de 2011. Gazprom tiene más de la mitad de las acciones, pero el resto lo tiene Alemania (25 por ciento con EON, 20 por ciento con Basf), y Holanda (Gasunie). Con la crisis económica y financiera de fondo, Alemania parece menos dispuesta a invertir en este proyecto, siendo Gazprom el encargado de asegurar su financiación.

EL PRECIO DEL GAS

Las pretensiones de Rusia en cuanto a Kiev vienen en contradicción con las reducciones masivas de precio de las que benefician los fieles políticos de Kremlin de la Comunidad de los Estados Independientes (CEI): «Visto el juego geopolítico del gas, el desarrollo democrático para la estabilidad y la seguridad se convierte en crucial» Bielorrusia, Moldavia, Armenia y las regiones separatistas.

Bielorrusia pagaba hasta ahora, 127,9 dólares/1.000 metros cúbicos, un tarifa inferior, y se prevé que en 2009 se reduzca aún más, a cambio del reconocimiento de la independencia de Abjazia y de Osetia del Sur. La región separatista de Transnistria, al Este de Moldavia, por su parte, tiene deudas de casi dos mil millones de dólares con Gazprom. Rusia suministra gas a precios de 80 dólares/1.000 metros cúbicos al régimen ruso de Tiraspol, vanguardia geopolítica de Moscú en la frontera con la OTAN y UE. Moldavia paga a Gazprom 240 dólares/1.000 metros cúbicos, beneficiándose en 2009 de una reducción a cambio de la cesión de su infraestructura energética a Rusia.

De un régimen similar disfrutó también Armenia, puesto que Gazprom consiguió entrar en posesión de de todos los conductos de esta Estado del Cáucaso. Bulgaria, por su parte, siempre fiel a Moscú, más allá de su pertenencia a las estructuras euroatlánticas, se beneficiará de una reducción de un 30-40 por ciento en comparación con los demás Estados miembros de la UE y de la OTAN.

Visto el juego geopolítico del gas, el desarrollo democrático para la estabilidad y la seguridad se convierte en crucial. Por ello, la UE, las organizaciones internacionales implicadas en el asunto, sin dejarse llevar por las tensiones ruso-ucranianas, deberían solidarizarse y formular estrategias dirigidas a reducir las confrontaciones generadas por el acceso a los recursos de energía y su utilización.