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La cuestión a largo plazo no es lo que parece ya una victoria inminente del Gobierno de Sri Lanka sobre el LTTE. La incógnita tiene que ver con la naturaleza de una potencial solución política al conflicto.

(Desde Londres) SRI LANKA CELEBRÓ 61 AÑOS el pasado 4 de febrero desde su independencia y nacimiento como nación Estado soberano reconocido internacionalmente. La ceremonia duró más de lo habitual en el afán de demostrar el poderío militar del actual régimen. La intención inicial era la de hacer coincidir las festividades con la proclamación de la victoria militar definitiva del gobierno de Sri Lanka sobre la guerrilla de Los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE). No ha podido ser, aunque las últimas noticias que llegan de mano de los mandos militares gubernamentales hablan de menos de 200 kilómetros cuadrados de territorio bajo el mando del LTTE. Tras el recrudecimiento de los enfrentamientos durante las últimas semanas, parecen haberse capturado bases militares críticas de la guerrilla, incluido su arsenal militar marítimo, además de haber fallecido varios de sus líderes más emblemáticos.

«La potencial desaparición del aparato militar del LTTE ha suscitado todo tipo de especulaciones acerca del futuro de su brazo político» Las especulaciones abundan acerca de si los próximos meses, sino semanas, pueden traer el fin militar de los Tigres Tamiles. Esto supondría el fin de la lucha armada por parte del LTTE bajo su estructura actual tras tres décadas de reclamar la secesión del noreste de Sri Lanka, el área de ocupación histórica de la mayoría de la población tamil del país. A lo largo de este tiempo, el conflicto se ha cobrado más de 70.000 vidas, ha resultado en miles de cientos de desplazados internos además de haber supuesto hasta hace unos años la pérdida de control de aproximadamente un tercio del territorio nacional por parte del Gobierno de Sri Lanka.

La evolución de la lucha armada tamil también ha resultado en el monopolio de la causa tamil en su forma más radical en manos de los Tigres Tamiles, eliminando en el proceso todo grupo militante tamil alternativo, en particular aquellos de carácter moderado. Sin embargo, hasta hoy perdura el brazo político en forma de la Tamil National Alliance (TNA) con representación en el Parlamento nacional. La potencial desaparición del aparato militar del LTTE ha suscitado todo tipo de especulaciones acerca del futuro de su brazo político que parece ya ha podido comenzar a desintegrarse. Se han desvelado públicamente en las últimas semanas datos acerca del exilio de parte de sus miembros y la vuelta a la representación política local en el noreste del país de algunos otros.

FRACASO DEL RECIENTE PROCESO DE PAZ

Sin duda, el fracaso del reciente proceso de paz que comenzó con la firma del acuerdo de alto el fuego permanente en febrero de 2002 entre el Gobierno de Sri Lanka y el LTTE ha facilitado la vuelta a una lucha armada crecientemente asimétrica entre las partes. «El Gobierno acusó al LTTE de mala fe en las negociaciones tras su abandono de éstas de los Tigres Tamiles en abril de 2003» Antiguos representantes de los Tigres Tamiles han reconocido que el proceso de paz desencadenó su partición interna a nivel militar, inicialmente, y posteriormente a nivel político.

Lo que en un principio surgió como una facción paramilitar disonante de los Tigres Tamiles formalmente se registró como partido político democrático –el Tamil Makkal Viduthalai Pulikal (TMVP)– en 2007. Actualmente el TMVP goza de representación política mayoritaria en la provincia este del país en coalición con el partido que lidera el gobierno; se ha seguido el principio del enemigo de tu enemigo es tu amigo. Los Tigres Tamiles también acusan al Gobierno de Sri Lanka de aprovechar los seis años de duración oficial del acuerdo de alto el fuego para rearmarse.

El actual régimen en el poder, por su parte, mostró escepticismo hacia la continuación del proceso de paz desde su llegada al poder en abril de 2004 y, más explícitamente, tras alcanzar Mahinda Rajapakse la presidencia del país en noviembre de 2005. «Como alternativa al difnto proceso de paz, el actual régimen aboga por una solución política local del conflicto una vez derrotado militarmente el LTTE» De forma recíproca, acusó al LTTE de mala fe en las negociaciones y una falta de compromiso frente a una solución política al conflicto tras el abandono de los Tigres Tamiles de las negociaciones en abril de 2003. Acusó también a los rebeldes de haber aprovechado el período del cese de hostilidades armadas para infiltrar el territorio gubernamental e incrementar su arsenal militar.

Simultáneamente, el Gobierno de Sri Lanka mostraba crecientes dudas acerca del diseño del proceso de paz, además de reticencia hacia lo que denominaba su sobreinternacionalizacion. Incrementaba el cuestionamiento de la credibilidad del mediador externo oficial (Noruega), así como la de otros actores externos involucrados en el proceso, en particular los occidentales. La abrogación unilateral del acuerdo de alto el fuego permanente en enero de 2008 por parte del Gobierno de Sri Lanka constató dicha postura.

UNA SOLUCIÓN POLĺTICA

Como alternativa al difunto proceso de paz, el actual régimen gubernamental aboga por una solución política local del conflicto una vez haya sido derrotado militarmente el LTTE. «La gran incógnita actualmente tiene que ver con la naturaleza de una potencial solución política al conflicto» Excluye cualquier opción de intervención externa con excepción de India que, se asume, continuaría tirando de los hilos extraoficialmente. De hecho, fue la potencia regional quien apoyó más fervientemente el lanzamiento por parte del gobierno del All Party Representative Committee (APRC) en julio de 2006.

Dicha iniciativa pretende alcanzar un consenso entre los diferentes partidos políticos en el sur del país acerca de cómo incrementar la efectividad y el grado de descentralización del poder político en las provincias según aparece establecido en la Constitución. Esto implica también la necesidad de considerar cuestiones autonómicas en el noreste del país. Los detractores de dicha iniciativa aluden a su falta de representatividad dado que ni el TNA ni el principal partido de la oposición han querido contribuir a las propuestas del comité.

La gran cuestión a largo plazo no es lo que parece ya una victoria inminente del Gobierno de Sri Lanka sobre el LTTE. La gran incógnita actualmente tiene que ver con la naturaleza de una potencial solución política al conflicto. La lucha armada entre el Gobierno de Sri Lanka y los Tigres Tamiles constituye sólo un aspecto del conflicto etno-político en Sri Lanka. La verdadera resolución únicamente llegará cuando se alcance una solución política consensuada entre las principales comunidades étnicas del país: la comunidad cingalesa mayoritaria, además de las comunidades tamiles y musulmanas minoritarias. De no ser así, el conflicto perdurará siguiendo una dinámica impredecible, incluyendo a nivel del coste humano.