foglialatam.jpgLa región no espera de Obama un paternalismo, sino respuestas a los temas de la agenda bilateral postergados durante la era Bush, bajo una nueva fórmula basada en más multilateralismo y menos arrogancia.

(Desde Barcelona) OBAMA YA HA LLEGADO. Luego de una campaña electoral histórica, al inquilino número 44 de la Casa Blanca ya no lo desvela el resultado de las elecciones, sino los pronósticos pocos alentadores sobre la situación económica mundial que pueden frustrar su prometido yes, we can.

Está claro que América Latina no está en la primera página de prioridades de la agenda externa de Obama. Quizás tampoco en la segunda. No obstante, el nuevo presidente deberá asumir que a pesar del uso generalizado del término, América no es sólo Estados Unidos. Hay otra América –la del Sur– que espera de él no solo palabras sino también oídos.

DESENCANTO REGIONAL

«China avanza en América Latina con un comercio que pasó de los 10.000 millones de dólares en 2.000 a 102.600 millones de dólares en 2007, mientras Rusia e Irán coquetean con la izquierda más dura de la región» La América Latina que recibe a Obama es un territorio desencantado. Los ataques terroristas del 11-S hicieron de la lucha contra el terrorismo el mayor exponente de la agenda exterior del ex presidente Bush. La atención sobre América Latina se fue esfumando, al punto que mientras Washington concentraba su atención en Oriente Medio, en la región se fueron instalando gobiernos capitaneados por diferentes tipos de izquierda -más radicales algunas, mas moderadas otras– pero todas haciendo rendir en las urnas el discurso antinorteamericano.

La pérdida de espacio político corrió en paralelo a una pérdida de espacio económico: la inversión directa de Estados Unidos en América Latina descendió de 30 por ciento al 20 por ciento entre 1998 y el 2007 según la CEPAL; las transferencias norteamericanas hacia la región se concentran desde 2001 principalmente en asuntos militares y la ayuda para beneficios sociales y económicos se redujo considerablemente, situación que ha sabido aprovechar el elocuente presidente venezolano con su chequera color petróleo. Por su parte, China avanza en América Latina con un comercio que pasó de los 10.000 millones de dólares en 2.000 a 102.600 millones de dólares en 2007, mientras Rusia e Irán coquetean con la izquierda más dura de la región.

EL DÉBIL HACE RUIDO A LO GRANDE

Mientras el poder blando de Estados Unidos en su alguna vez considerado patio trasero se ha reducido a sus menores niveles en décadas, «América Latina parece haber asumido la premisa de configurar un carácter propio ante los ojos del sistema internacional» Obama asume el desafío de poner en práctica su smart power –ni palos ni zanahorias, sino un cóctel de ambos– también en América Latina.

Pero la América del Sur que espera a Obama en el próximo encuentro cara a cara –la Cumbre de las Américas que se celebrará del 17 al 19 de abril en Trinidad y Tobago– no es la América del Sur de los años 90, más sumisa y dócil ante la influencia externa. La región parece haber asumido la premisa de configurar un carácter propio ante los ojos del sistema internacional. Muestra de ello es la mega-Cumbre realizada en Salvador de Bahía en diciembre pasado cuando se desarrollaron maratónicamente las Cumbres de Presidentes del MERCOSUR, Grupo de Río, UNSAUR y Cumbre de Presidentes de América Latina y el Caribe (CALC).

A pesar de las diferencias y multiplicidad de conflictos que aquejan a los vecinos del sur, e incluso a pesar de la yuxtaposición no poco confusa de estos foros regionales, el esfuerzo por mostrar hacia el mundo –y en especial a Estados Unidos y la Unión Europea-«No es casual que Obama haya telefoneado a Lula a fin de coordinar una posición ante la reunión de Londres en abril» una foto de unidad e independencia fue patente.

Hay momentos en los que el débil no tiene mejor estrategia que la de hacer ruido a lo grande.

Esta búsqueda de mayor protagonismo se traduce también en la puja por una mayor participación en la gobernanza económica mundial. Siendo América Latina la región más sobre-representada de todo el grupo del G-20, donde participan Brasil, México y Argentina, no es casual que Obama haya telefoneado a Lula a fin de coordinar una posición conjunta ante la próxima reunión a celebrarse en Londres el mes de abril.

MÁS MULTILATERALISMO Y MENOS ARROGANCIA

«Obama pensaba en Cuba entre los destinatarios de su mensaje estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño» La región no espera de Obama un paternalismo, sino respuestas a los temas de la agenda bilateral postergados durante la era Bush, bajo una nueva fórmula basada en más multilateralismo y menos arrogancia. El mensaje parece haber sido entendido por Obama cuando presentó durante la campaña la New Partnership for the Americas que sustituye a la Enterprise for the Americas de Bush. Se trata de un fuerte cambio de contenido, pues implica asociación en lugar de mero libre comercio, más cercano al enfoque europeo en sus negociaciones regionales. Acabada la campaña y asumido el mando, habrá que ver ahora como Obama cumple con su promesa de reconstruir la buena vecindad inspirada en F.D. Roosvelt.

Retomar el diálogo diplomático con Hugo Chávez y Evo Morales será un paso importante para lograr una coexistencia pacífica con los dos vecinos más ideologizados del barrio y abanderados del socialismo del siglo XXI. Mientras Fidel duda sobre los aires de cambio que trae el nuevo presidente –alabándolo un día y criticándolo otro a través de sus artículos de prensa– lo cierto es que Obama pensaba en Cuba entre los destinatarios de su mensaje estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño. Raúl Castro ha respondido que van a responder gesto por gesto, lo cual se traduce en tres ejes: el embargo comercial en vigor hace 47 años, la liberalización de las remesas y los viajes a la isla de los cubano-estadounidenses y el canje de presos castristas en Estados Unidos por disidentes presos en la isla.

LAS FARCS, EL NARCOTRÁFICO Y EL TLC

«La construcción de un puente de confianza entre las dos América será la clave para un retorno a la buena vecindad» Por su parte, si bien el Brasil de Lula y la Venezuela de Chávez compiten con enfoques diferenciados por el liderazgo regional, está claro que será el primero y no el segundo a quien Obama utilice de interlocutor en la región. Asimismo, la lucha contra el narcotráfico en México y contra las FARC en Colombia, deberán ser indudablemente dos temas de especial interés en la agenda de Obama hacia sus vecinos del sur.

En materia comercial, hemos de esperar mayor cautela. Obama ya ha anunciado condiciones para aprobar el TLC con Colombia al tiempo que mantendría los acuerdos ya existentes pero con modificaciones en materia medioambiental y de derecho laboral. El fin de los subsidios agrícolas y avances en la postergada Ronda de Doha de la OMC, será el pedido que más escuchará la nueva administración por parte de los líderes regionales así como un derrame de los beneficios del mega plan anticrisis que lidera Obama para salir de la turbulencia económica mundial.

La construcción de un puente de confianza entre las dos América será la clave para un retorno a la buena vecindad. Que Obama le haya pedido a Lula: por favor, llámame Barack, es un gesto simbólico más que positivo para encaminarse en esa dirección.