Colombia: el DAS, en el ojo del huracán
Inteligencia, corrupción y la panacea del silencio
Estalló otro conflicto en el organismo de seguridad e inteligencia más importante de Colombia: el Departamento Administrativo de Seguridad DAS. Las denuncias son reveladoras: allí se interfieren llamados y se vigilan los pasos de miembros de la oposición y del propio gobierno, de magistrados, de periodistas, etc.
(Desde Bogotá) ¿CÓMO CONTESTAR A UNA PREGUNTA tantas veces hecha sobre la difícil realidad colombiana? ¿Cómo hacerla si con frecuencia tenemos pocos referentes equilibrados, que permitan reconocer la dimensión de un conflicto complejo y recóndito? Si sólo miráramos lo ocurrido desde la liberación de Ingrid Betancourt podríamos, en una no muy larga descripción de hechos, señalar cosas que son, en verdad, monstruosas.
Véanlo como quieran, y desde la perspectiva política que se proponga, y podrán medir la dimensión de la crisis, que no quiero llamar tragedia. Un ejemplo: estalló otro gravísimo conflicto en el organismo de seguridad más importante del país: el DAS, el Departamento Administrativo de Seguridad, y las denuncias son reveladoras, pues demuestran que –en ocasiones a espaldas del mismo Gobierno–, allí se interfieren llamadas y se vigilan los pasos de respetabilísimos dirigentes de la oposición, de magistrados, de periodistas, incluso de personas afectas al régimen. Un seguimiento digno de las fatales épocas de la KGB o de la Gestapo.
Y no es la primera vez que el DAS está en el ojo del huracán: allí, en este vital organismo, que depende directamente de la Presidencia de la República, se fraguó hace años una turbulenta y muy bien orquestada colaboración con delincuentes de toda laya, hecho que todavía está en los preliminares de una larga y espinosa investigación, pues se han pisado callos muy sensibles.
UNA RACHA QUE ESTREMECE
Es apenas un ejemplo. El más reciente, y uno de los más oscuros. Pero si vamos unos meses atrás, puede la opinión pública colombiana e internacional ver que luego de la Operación Jaque con la cual se liberó a un grupo de secuestrados, surgieron, en pocos días, tantas contradicciones y mentiras que hoy, pasado un año, al éxito arrollador de la acción lo ha cubierto un manto de dudas no aclaradas y que, con seguridad, nunca serán resueltas. «Los medios de comunicación, más acostumbrados a la ponderación, silencian vergonzosamente la información»
Es un poco el juego al que estamos acostumbrados. Son tantas las noticias –terribles– que no hemos terminado de conocer una, cuando aparece la otra: ahí están, para no ir tan lejos, las estafas que sufrieron millones de ahorradores colombianos con las nunca bien explicadas pirámides, y de ahí pasamos a los escándalos protagonizados por policías que dispararon contra una marcha indígena, y de ahí a los que protagonizan los falsos positivos, y luego los que quemaron a unos pequeños en una estación.
Una racha, dirán los colombianos, que nos estremece. Pero de ahí no pasa: incluso gozamos del prestigio de realizar multitudinarias marchas contra todo: el abominable secuestro, el paramilitarismo, los atropellos del sistema bancario, los seguidores de DMG.
EL HORNO DE LAS NOTICIAS COLOMBIANAS
Los medios de comunicación, más acostumbrados a la ponderación, silencian vergonzosamente la información, y con una capacidad digna de los más hipócritas fariseos pasean al país, y de paso al mundo, entre la farándula y la realidad, dándole unos matices que el mundo decente no entiende. «Es el conflicto que casi todos quieren esconder. ¿Por qué? Pocos lo saben, o nadie, en realidad, quiere saberlo» Priman la banalidad y la figuración de unos periodistas, personajes tan importantes, o más, que muchos de los protagonistas del acontecer nacional. A cualquier hora, ellos sientan cátedra y se encargan de resumir, con una autoridad irrebatible, el sino del país, de las personas, el destino de la información. Y los que se salen del libreto, montado con tanta minuciosidad, son declarados amigos de la guerrilla, traidores de la patria, terroristas, enemigos del país.
Y de ese horno salen las noticias que alimentan a los pocos medios extranjeros que nos tienen en cuenta. Cualquier desvío será rápidamente contestado por las inmensas cohortes de amigos de la democracia colombiana, de la seguridad democrática, de la pasión colombiana.
Es el conflicto que casi todos quieren esconder. ¿Por qué? Pocos lo saben, o nadie, en realidad, quiere saberlo. Y menos ahora que la crisis económica mundial agobia a todos, incluso a los colombianos, que un poco optimistas –siempre lo hemos sido–, creemos que estamos blindados, y que podremos recorrer el camino con mayor tranquilidad, como si no dependiéramos de Estados Unidos y Venezuela, enfrentados a una verdadera catástrofe en este campo.
VARIOS EXPERIMENTOS FRACASADOS
Interesante es, sin embargo, reflexionar sobre el drama colombiano. Mirado desde una perspectiva diferente a la de los analistas que con frecuencia, y desde hace tantos años, han ido construyendo un manual para interpretar los acontecimientos que vivimos. Ellos han erigido una guía que no estimula la presencia en el campo de la realidad, porque el temor invade a la mayoría y no sin razón. «Una especie de infortunada demencia que nos castiga y que nos aleja de la posibilidad de formar parte de la comunidad internacional»
Son varios los experimentos fracasados de personas y líderes que han intentado otra forma de hacer las cosas, tantos que ahora el silencio es el mejor pasaporte para la ansiada tranquilidad, para seguir vivos, y de ello se han aprovechado los corruptos, los delincuentes. No es, por lo tanto, raro que un alto juez de la república, cuestionado por indebidos y comprobados procedimientos, utilice su jerarquía para demandar y obtener beneficios frente a quienes tuvieron la osadía de denunciarlo. Y es apenas un ejemplo. Algunos de los magistrados que han tenido que hacer la investigación sobre la parapolítica han sido amenazados y denunciados con montajes dignos de épocas ya pasadas.
Pero los escándalos no cesan. Uno tras otro, día tras día. Desde minucias hasta casos que avergüenzan al mundo decente. Una especie de infortunada demencia que nos castiga y que nos aleja de la posibilidad de formar parte de la comunidad internacional. Una larga y desastrosa historia que lleva varias décadas. Éste es apenas un esbozo, quizás demasiado descriptivo, de una realidad a la que en un plazo no lejano tendremos que enfrentarnos. Reconocer nuestras debilidades podría ser recuperar nuestras indudables fortalezas. El mundo las conoce y a ellas tendremos que acudir en cualquier momento.
Vivimos, querámoslo o no, una crisis, una gravísima crisis, que tendremos que remediar los colombianos, pues solo nosotros podemos hacerlo. La mirada del mundo será apenas una forma de juzgar nuestra capacidad de afrontar la historia como seres humanos, dispuestos, solidarios, tolerantes, equilibrados, éticos, responsables. Tenemos una complicada tarea, pero el tiempo de resolverla ha llegado.
- "Storytelling" en Colombia
por Luis Fernando García Núñez
Publicado por:
JAVIER SANDOVAL
fecha: 27 | 02 | 2009
hora: 6:31 pm
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El panorama político colombiano desde los tiempos del asesinato del liberal Galán ha ¿EVOLUCIONADO? a peor. De la bonanza marimbera a los cárteles y de los delirios del ejecutado Escobar y el olvidado recluso de Miami Carlos Ledher (organizador de la venta al por menor dentro de los EEUU que tanto irritó a la administración Bush padre)a nuestros días, todo rueda por la misma senda. No creo, por muy deseable que sea, que una sociedad como la colombiana actual disponga del coraje o la necesidad imperiosa para enfrentarse al tremendo monstruo que describe, prudente y acertadamente el profesor García Nuñez.
Publicado por:
Cesar Benavides Cavero
fecha: 27 | 02 | 2009
hora: 9:50 pm
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La crIminalidad colombiana requiere esfuerzos supremos de las organizaciones encargadas de combatir el crimen organizado desde el narcotràfico hasta los delitos de cuello y corbata y para ello se requiere de detectives bien capacitados y entrenados. La DAS es una buena organizaciòn hasta donde sabemos y el hecho que algunos miembros se corrompan no es novedad, pero si es por el BIENESTAR COMUN no existirìa delito. OJO asi lo tratan las naciones mas desarrolladas que las nuestras.Con el Plan Colombia desde hace algunos años recibiò miles de millones de dolares para la lucha contra el narcotrafico y el terrorismo, deberìan auditar el USO DE ESOS DINEROS que USA le cediò.
Cesar Benavides Cavero
Instituto Peruano de Criminalistica y Pericias.
web: http://www.ipcp.com.pe
Publicado por:
Ricardo de Jesús Castiblanco Bedoya
fecha: 02 | 03 | 2009
hora: 9:08 pm
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Se está haciendo un escándalo político de un evento que no es más que la confirmación de una red de compra y venta de informaciones que involucra a periodistas, fiscales, jueces y agentes de seguridad. Desde hace muchos años algunos medios como Semana, Cambio, Noticias Uno, publican grabaciones e informaciones confidenciales con el ánimo de denigrar funcionarios públicos vinculados al actual gobierno, sin que nadie cuestione el origen en las informaciones porque los periodistas se amparan en la reserva profesional y la libertad de prensa; pero ahora, que aparentemente son ellos las víctimas, ponen el grito en el silencio y hablan de persecución oficial.
Ahora, que periodistas como Holman Morris, Jorge Botero o Félix de Bedout, con dudosos lazos con las narcoguerrillas de las Farc puedan ser objeto eventualmente de algunas indagaciones o investigaciones, no quiere decir que se coarte el ejercicio de su profesión, es apenas lógico que el Estado también ejerza los mecanismos de defensa necesarios para prevenir las amenazas provenientes del enemigo interno, máxime cuando contra Colombia existe una agresión terrorista desde hace 44 años, declarada por las Farc y Eln.
Publicado por:
Maximiliano
fecha: 05 | 03 | 2009
hora: 3:04 pm
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Como siempre, Luis Fernando García Núñez, aplica inteligencia, sensatez y seriedad en sus análisis. las palabras aqui escritas desnudan otro rostro de nuestra América. Mis más sinceras felicitaciones. Maximiliano Borches
Publicado por:
Camirisk
fecha: 10 | 03 | 2009
hora: 3:50 pm
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Creo que el comentario publicado tiene poco que ver con la crisis del DAS y es mas una vision general de algunos problemas que ocurren en Colombia. El tema del DAS requiere de un analisis profundo tanto desde la academia como desde las entidades estatales y la sociedad civil, para una democracia es importante contar con entidades de inteligencia que tengan unos limites pre-establecidos y que no puedan abusar de las herramientas con las que cuentan, el caso del DAS es sumamente preocupante pues es claro que estaba siendo usado para otros fines diferentes de la defensa de la democracia y del estado y el mismo respondia simplemente a intereses particulares que aun no han sido aclarados y que requieren tanto de su investigacion, como de sanciones ejemplares para los involucrados ya que es totalmente inaceptable que personas privadas (o publicas) abusen de estos sistemas de control.
Publicado por:
Ricardo de Jesús Castiblanco Bedoya
fecha: 07 | 04 | 2009
hora: 2:01 am
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MINGA CONTRA LAS FARC.
El 4 de febrero de 2009, narcoterroristas de las FARC retuvieron aproximadamente a 17 personas (hombres y mujeres, algunas de ellas embarazadas), las cuales fueron llevadas amarradas y luego asesinadas en la quebrada denominada El Hojal de la comunidad el Bravo. Luego de los hechos algunas familias indígenas Awá se encuentran confinadas, y otras 400 personas se desplazaron al Predio El Verde.
Las comunidades indígenas se reunieron el día lunes 23 de marzo del 2009, en el Predio El Verde, Resguardo Gran Sábalo, corregimiento el Diviso, Municipio de Barbacoas, en el Departamento de Nariño; más de 700 indígenas y Autoridades del Orden Nacional, miembros de ONGs de DDHH, la Defensoría Delegada para Minorías Étnicas, decidieron iniciar una caminata hacia el Resguardo Tortugaña Telembi, a la que han llamado “Minga Humanitaria por la Vida y la Dignidad del Pueblo indígena Awá ” La caminata se está efectuando hacia el interior de la selva con el fin de recuperar los cuerpos de los indígenas asesinados por las Farc.
Hasta el momento se han encontrado dos fosas comunes, la primera con los cadáveres de tres indígenas asesinados, al parecer en un hecho diferente, y otra con cuatro cadáveres de los asesinados en febrero de 2009 por los narcoterroristas.
Entre los caminantes, están los esposos de Omaira García y Patricia Guanga, cada una con siete meses de gestación, las buscan con el apoyo de la guardia indígena en albergues y sitios cercanos a Barbacoas, Samaniego y Ricaurte. Su pista se perdió el pasado 4 de febrero cuando un reducto de las Farc llegó al resguardo para asesinar a varios aborígenes tras señalarlos como informantes del Ejército. No obstante, la labor ha sido limitada en la zona de la masacre por la siembra de un gran número de minas por parte de los insurgentes en el resguardo. Omaira es madre de dos niños de 4 y 6 años, mientras a Patricia la esperan una niña de 2 años y un niño de 3.
De manera lacónica la prensa mundial recoge la movilización indígena que busca recuperar los cuerpos de los indígenas Awá asesinados por las Farc. Centenares de indígenas Awá de Colombia se internaron en la zona montañosa de Nariño para recuperar los cuerpos de 17 miembros de su comunidad, asesinados por la FARC hace un mes y medio. Esta misión humanitaria se conoce en Colombia como «minga». Las autoridades locales denunciaron la masacre. El grupo guerrillero reconoció la autoría y aclaró que esas personas murieron por ser colaboradores del Ejército. En vista de que el gobierno colombiano no pudo enviar personal judicial a la zona para retirar los cadáveres, la etnia Awá convocó esta marcha. Hasta el próximo domingo los integrantes de la minga se dedicarán a las tareas de búsqueda y recuperación de los cuerpos de los indígenas asesinados en la comunidad El Bravo .
Fuera de los tibios reclamos de las ONGs que se dicen defensoras de los derechos humanos, no hay una condena real de las organizaciones políticas y sociales contra las Farc por este crimen de lesa humanidad, por el contrario se observa cierta complicidad cuando se traslada la culpa al Estado, al señalar que el asesinato de los indígenas obedece a la presencia del Ejército Nacional en la zona, obviando que el Estado tiene la potestad de hacer presencia en todo su territorio, como sucede en cualquier país del mundo.
Así lo deja ver el comunicado de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, al señalar que desde el pasado 1 de febrero de 2009, el ejército nacional hace presencia en el Resguardo de Tortugaña Telembi Municipio de Barbacoas, departamento de Nariño, incrementando los factores de riesgo para las comunidades del pueblo Awá , lo que indudablemente tergiversa la realidad de lo sucedido, en tanto se hace responsable del crimen al Ejército por mantener su presencia en la zona.
Tampoco se ha oído la condena mundial de los llamados movimientos bolivarianos, ni de los gobiernos que se identifican con ese ideario neocomunista, ni las expresiones de solidaridad que los movimientos sindicales y cívicos afines al mismo son tan dados a expresar cuando es el Estado el acusado de algún delito contra los DD.HH. y el D.I.H.
Pese a que en su caminar la Minga ha encontrado artefactos explosivos listos para activar; que en esta minga de desalojo, también se han descubierto explosivos en casas de comuneros indígenas en el resguardo de Cauca, cuyo resultado ha sido encontrar seis artefactos explosivos listos para activar y ocho más en proceso de fabricación. Los ‘tatucos’ (morteros hechizos) estaban en caletas enterradas en las viviendas, mientras que las cocinas funcionaban alejadas de las casas , lo que indica la presencia de un grupo armado ilegal, se guarda un perverso silencio con respecto a los autores del crimen y se envuelve el hecho en el pretendido discurso humanitario de los últimos comunicados de los narcoterroristas.
La masacre de los indígenas Awá, a manos de la columna móvil ‘Mariscal Sucre’ de las Farc hace parte de la estrategia que las Farc, Plan Renacer, que se puso en marcha en Putumayo, Nariño, Cauca, Valle, Tolima y Huila; la orden de alias Alfonso Cano a los terroristas es que la «plataforma para la toma del poder» que había intentado hacerse en el centro y oriente del país, a través de «la toma militar de Bogotá, con los resultados ya conocidos (que fracasó por la operación Libertad Uno)», debía trasladarse al occidente, y los esbirros de esta organización criminal la vienen cumpliendo con actos terroristas como el asesinato de indígenas, la quema de vehículos, el minado de zonas rurales y hostigamiento a la población civil.
Para las Farc, la zona limítrofe con el Ecuador es estratégica, allí brindan refugio y recuperación a las cuadrillas que huyen de la persecución oficial y tienen puerta franca para asentarse en el territorio del país vecino, con la complacencia de algunos miembros del gobierno de Correa, como ha quedado evidenciado en los mismos procesos penales que se adelantan en esa Nación, a partir de los descubrimientos obtenidos en la Operación Fénix.
Debe recordarse que en el Plan Renacer las Farc contemplan todas estas acciones. En la orden, ‘Cano’ menciona, como prioridad, “infiltrar y controlar” los corredores que atraviesan Nariño, Cauca y Valle; las salidas hacia el cañón de Las Hermosas por Cauca y Tolima; y el corredor que lleva al Huila. «Todas las zonas tienen la fortaleza de las represas (Anchicayá y Salvajina) y las comunidades indígenas, que tienen que trabajarlas para que estén de nuestra parte…», señala uno de los apartes de dicho Plan. De tal manera que los indígenas o son reclutados o son asesinados, contraviniendo todo el D.I.H. que las Farc se niegan a aceptar “porque nunca firme esa vaina”, como señalara el extinto Pedro Antonio Marín, alias Tirofijo.
Existe evidencia suficiente de que alias ‘Cano’ le indica a sus hombres (‘Sargento Pascuas’, ‘Pacho Chino’, ‘El Grillo’, ‘Caliche’, ‘Rambo’, ‘Aldemar’ y ‘Edgar Tovar’), que el refuerzo en las filas tiene que salir de las comunidades indígenas, ya que están asentadas en los lugares donde están los «campamentos farianos» y los cultivos de coca. Precisamente, sobre los cultivos ilícitos, ‘Cano’ les recuerda la directriz de octubre del 2006, en la que el Secretariado pide defender la producción de narcóticos: «Tenemos que defender a toda costa el mercado de coca, conquistado en el imperio norteamericano, para destruir la juventud burguesa consumidora y eliminar el enemigo natural de nuestra Revolución Bolivariana» .
De tal manera que si alguien alberga dudas sobre la verdadera naturaleza de las guerrillas colombianas, estos hechos deben contribuir al esclarecimiento de la verdad. Las Farc se han convertido en el más temible cártel de la droga y el discurso neocomunista, o bolivariano, no es más que una fachada para reclutar incautos.
Como bien se reseña, No hay porque acceder a los pretendidos «acuerdos humanitarios» porque eso son falsos; es burla con el sufrimiento y el dolor de las víctimas y sus familias. En el caso de los indígenas Awá asesinados brutalmente por las FARC, es como decir que las victimas son culpables de su propia muerte y ellos sus victimas . Las Farc solamente quieren ser reconocidas como grupo beligerante para enseguida poder disputar cargos políticos legítimamente y desde allí destruir la democracia en Colombia y el resto del continente .
Publicado por:
ricardo de jesus castiblanco bedoya
fecha: 25 | 06 | 2009
hora: 8:47 pm
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El Ejército Nacional de Colombia no eludió jamás el tormentoso tema de las ejecuciones extrajudiciales en las que incurrieron algunos miembros de la institución; por el contrario, con transparencia y honor asumió la tarea de poner a disposición de la justicia civil ordinaria a quienes resultaron sindicados de tal delito y separó de la Fuerza a quienes por omisión y negligencia permitieron la comisión de los mismos, sin mirar el grado o jerarquía que ostentaban.
Así lo ha entendido la sociedad colombiana que en un 75% de las encuestas de opinión pública, apoya la tarea del Ejército Nacional, aún cuando columnistas y críticos del gobierno sostienen el ya gastado discurso de los falsos positivos como argumento para descalificar la Política de Defensa y Seguridad Democrática como tema de discusión en las ya meditas elecciones políticas.
Con desesperación, partidos políticos como el liberal y el Polo Democrático, insisten en mantener la vigencia del gastado tema y aprovechan cualquier circunstancia, como por ejemplo el hundimiento de la Ley de Víctimas, para reactivarlo de manera demagógica. El Estado, dicen, debe responder por todas las víctimas de la agresión terrorista desatada por las Farc desde 1964; las víctimas causadas por las organizaciones terroristas y las eventuales que resulten de acciones de sus agentes, lo que indudablemente puede parecer atractivo al idealismo jurídico, pero que escapa a la realidad económica de cualquier nación en el mundo.
El Ejército de Colombia es consciente de que si no se respeta los derechos humanos, si se equipara en sus acciones a los agentes del narcotráfico y el terrorismo, que no tienen consideración por la vida de los demás, perdería el mayor activo operacional, que no son los equipos, ni la tropa, ni la estrategia, sino el apoyo y la confianza de la población; y es esa confianza y ese apoyo, reflejado en las encuestas de opinión pública, es el que ha contribuido a derrotar la guerra jurídico-política que la narcosubversión adelanta a través de sus aparatos políticos en la legalidad, batalla también ganada por la legitimidad institucional que permitiría decir hoy que el tema de las ejecuciones extrajudiciales es ya un capítulo cerrado.
Los críticos de la Política de Defensa y Seguridad Democrática esperaban que el Ejército Nacional acudiera al permanente choque de jurisdicciones, penal militar-civil, para impedir las investigaciones de los casos denunciados, no esperaban jamás que a motu proprio decidiera poner en manos de la jurisdicción penal civil a quienes fueron sindicados de la comisión de esos delitos, eso inmovilizó la crítica durante cerca de un año, fue revivida gracias a la proximidad de las elecciones y la necesidad de ganar audiencia, por ello retomando los argumentos del mando militar para trasladar a la Fiscalía General de la Nación la investigación de los eventos detectados, senadores liberales y del Polo iniciaron los debates en el Congreso y generaron el escándalo que en un momento pareció consumir el capital más valioso de nuestro Ejército, la credibilidad social.
Si cualquier lector desprevenido analiza los repetitivos discursos de la oposición política sobre el tema, encontrará una y otra vez los mismos nombres, los mismos lugares, las mismas circunstancias, que tratan de ser presentadas una y otra vez como novedosa información. ¿Será coincidencia que los nombres de Gustavo Petro, Iván Cepeda, Gloria Ramírez, Gloria Cuartas, Javier Giraldo, Alexander López, Wilson Borja, etc., coincidan en las mismas denuncias y las mismas circunstancias?
Lastimosamente la desinstitucionalización estatal provocada por las decisiones políticas del poder judicial han hecho mella en los procesos contra los militares, el afán mediático de quienes deberían garantizar el debido proceso y el derecho a la defensa ha sido suplido por condenas públicas aún antes de establecerse la realidad de la ocurrencia de los hechos que se denuncian o de la responsabilidad penal de los indiciados, la petición del respeto a estos derechos fundamentales ha sido presentada por el mismo Fiscal General como obstrucción a los procesos ¿Acaso el militar también ha sido privado de los derechos consagrados en el art. 29 de la Constitución Política?
Valga una comparación, la Corte Suprema de Justicia ha desechado cualquier investigación contra sus miembros comprometidos en presuntos favorecimientos a elementos vinculados al narcotráfico porque las pruebas fueron obtenidas mediante escuchas ilegales, no autorizadas por un juez de la república, pero para encausar a Oficiales del Ejército con relación a los hechos del Palacio de Justicia, da plena validez a una interceptación ilegal de comunicaciones realizada por un presunto radioaficionado, de la que supuestamente se desprenden indicios de ordenes contrarias al ordenamiento legal para ejecutar personas.
La solidaridad de cuerpo prima para defender los éxitos de la institución, no para ocultar delitos cometidos por algún miembro del Ejército, eso ha quedado demostrado hasta la saciedad, como lo reconoce el mismo relator de la ONU en su informe; la verdad debe establecerse y ella no obedecerá jamás a los intereses políticos de algunos pequeños partidos o movimientos en trance electoral, la verdad es la que ha entendido y respaldado la sociedad colombiana en sus decisiones mayoritarias.