nunezfeijoolopez.JPGEl nacionalismo gallego y vasco son los grandes perdedores de estos comicios. Ganaron el Partido Socialista, el Partido Popular y Unión, Progreso y Democracia (UPyD), algo positivo para la democracia española, dice el autor

(Desde Madrid) DOS COMUNIDADES AUTÓNOMAS, Galicia y el País Vasco, acaban de dirimir su futuro político, económico y social inmediato a través de unos comicios electorales que han ofrecido, en ambos casos, como resultado más destacado la pérdida del poder del nacionalismo a favor de opciones constitucionalistas… o lo que es lo mismo, España ha ganado.

Salvo los nacionalismos, el resto de los agentes implicados en estos procesos electorales han salido triunfadores en mayor o menor medida, lo cual viene a poner las cosas en su sitio en un proceso social y político que estaba llevando a España por un camino incierto.

El nacionalismo, en términos generales, es, el gran perdedor de estos comicios. Mientras en el País vasco los nacionalistas se verán seguramente obligados a abandonar el poder tras tres décadas de campar a sus anchas, con la izquierda abertzale fuera del Parlamento y los delirios de Ibarretxe enterrados en lo más profundo; los gallegos han castigado duramente, tras solo una legislatura, a una coalición contra natura caracterizada por la entrega de los socialistas a un Bloque Nacionalista Galego (BNG) que había perdido el norte.

LA PAUTA NACIONALISTA

«Hay quien defiende que el PSOE ha ganado en Galicia al librarse del corsé endiablado del BNG» En estos momentos, salvo en Cataluña, donde al PSC de José Montilla no le queda más remedio que asumir determinados dislates de sus socios de Gobierno nacionalistas, el mundo del regionalismo político está bajo mínimos y los grandes (o pequeños) partidos de carácter nacional son los que marcan la pauta. Y aunque esto pueda provocarle algún quebradero de cabeza a Zapatero, que tendrá que reorganizar su estrategia de apoyos en el Gobierno de la nación, es lo mejor que puede pasarle a España en su conjunto.

La otra cara de la moneda es que el resto de las partes en liza ganan. Gana el PSOE, que con toda seguridad presidirá el primer Gobierno libre del nacionalismo del País Vasco, aún a costa de perder un importante apoyo en el Parlamento nacional. Y aunque la primera impresión es que ha perdido en Galicia, hay quien defiende que ha ganado al librarse del corsé endiablado del BNG, y con la oportunidad de regenerarse tras una legislatura en el Gobierno en la que han sido más los errores que los aciertos.

Gana Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que avanza pasito a pasito en su consolidación como partido a tener en cuenta, que tiene la oportunidad de hacer oír su voz, y que incluso puede ser decisivo con su escaño vasco para la formación de una mayoría constitucionalista que acabe definitivamente con la hegemonía del nacionalismo en aquella región.

LA REVÁLIDA DE RAJOY

«El PP vasco parece haber superado la ausencia de María San Gil, con la pérdida de sólo dos escaños» Gana el Partido Popular, y mucho, ya que no sólo ha conseguido recuperar con holgura su mayoría absoluta en Galicia, regresando a una posición de Gobierno, sino que va a tener la oportunidad de demostrar que ha sido capaz de acometer en aquella región una regeneración interna necesaria, apostando por la modernidad y desplazando a dirigentes más conservadores demasiado pegados al terruño, además de abrirle el camino a un nuevo barón que va a tener mucho que decir en el ámbito nacional.

«Gana la democracia, porque los dos principales líderes políticos españoles están abocados a mejorar su relación» Mientras tanto, el PP vasco, parece haber superado la ausencia traumática de María San Gil, aguantando el tipo con la pérdida de sólo dos escaños frente a la grandilocuencia de las encuestas que adelantaban un varapalo mayor y, sobre todo, beneficiándose de una aritmética electoral que le sitúa como fuerza decisiva.

Gana el PP nacional, al que por fin llegan momentos de paz interna de la mano del afianzamiento del liderazgo de su presidente, Mariano Rajoy, quien había asumido estos comicios (sobre todo los gallegos) como una reválida propia que ha ganado con creces, pese a las dificultades internas surgidas durante la campaña que parecen haber pasado a un segundo plano, una vez terminado el combate electoral.

BUENAS NUEVAS PARA EL CONJUNTO DE ESPAÑA

«Ganan los ciudadanos españoles, que no tendrán que soportar los despropósitos de unas fuerzas políticas nacionalistas que gobernaban cometiendo determinadas fechorías sin pudor»Además, gana la democracia, porque los dos principales líderes políticos españoles están abocados a mejorar su relación, en tanto en cuanto tendrán que negociar una nueva concordancia en el País vasco; y porque el líder del PP cuenta con una mayor fortaleza para hacer oposición, lo cual siempre es bueno.

Y por último ganan los ciudadanos españoles, que no tendrán que soportar los despropósitos de unas fuerzas políticas nacionalistas que gobernaban a su antojo cometiendo determinadas fechorías sin ningún pudor en estas regiones; y que ya no podrán someter a chantaje al Gobierno de la nación con tanto descaro como solían.

O sea, que mientras los nacionalistas pierden, todos los demás ganan, lo cual no deja de ser una estupenda noticia para el conjunto de España.