carmenchaconkosovo.jpgLa retirada de los militares españoles de Kosovo parece lógico tomando en cuenta el no reconocimiento de la provincia Sebia. Pero la forma en la que se decidió la retirada ha dañado seriamente la credibilidad de España.


(Desde Madrid) LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA ha quedado seriamente dañada y nuestra política exterior se ha convertido en una de las menos fiables de Europa pues ha demostrado no tener rumbo ni estrategia. Todo ello gracias al anuncio de la Ministra de Defensa, Carmen Chacón de retirar las tropas de Kosovo. Se ha convertido en una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio. Parece que José Luis Rodríguez Zapatero no aprendió la lección de Irak en 2003 y el gobierno español, con la aquiescencia de su presidente, vuelve a meter la pata en otra decisión de calado similar. Además, se han conseguido las críticas de casi todos los aliados y de la opinión pública europea.

El qué, es decir, la retirada de los militares que operan en la provincia Serbia, parece lógico y conforme con el no reconocimiento de Kosovo como país. España es de los cuatro países de la UE que no reconoció su soberanía, para evitar un posible contagio ante las causas nacionalistas de Euskadi y Cataluña. No parece tener sentido que tengamos tropas desplazadas en un país que no reconocemos y al que ayudamos a estabilizar. Hasta ahí de acuerdo.

EL DESASTRE DIPLOMÁTICO

Sin embargo, el cómo es una chapuza monumental. En la OTAN rige el principio del consenso a la hora de tomar las decisiones, algo que nuestro gobierno ha pasado absolutamente por alto al tomar una decisión de manera unilateral y sin seguir los cauces apropiados de información a la Alianza.

La cronología del desastre diplomático es la siguiente: la decisión la tomaron el pasado18 de marzo Zapatero y la ministra de Defensa. Chacón se lo comunicó ese mismo día por teléfono al secretario general de la OTAN, Jap de Hoop Scheffer. Al día siguiente, la ministra anunció en Istok el repliegue de las tropas «antes del fin del verano». De Hoop Scheffer criticó de inmediato la retirada y el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos manifestó la «profunda decepción» por la noticia, que conocieron poco antes.

Las formas en política exterior lo son todo. Y lo que no es de recibo es advertir de la retirada por teléfono y el día anterior al Secretario General de la OTAN y al socio más importante con el que quieres restaurar las relaciones rotas tras la salida intempestiva de Irak.

IRA Y FRUSTRACIÓN DE LA OTAN

Las reacciones y críticas de los aliados no se hicieron esperar: desde el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana; a la presidencia de la UE, Francia y asociaciones militares.

El secretario general de la OTAN volvió a arremeter contra España en una reunión preparatoria de la cumbre de los días 3 y 4 de abril en Estrasburgo y Kehl, mostrando su «ira y frustración» por el anuncio de la ministra. También Italia, país que tiene el mando de la misión de la OTAN en Kosovo (Kfor) y, en concreto, sobre la región occidental en que opera el contingente español y los embajadores de Grecia, Rumania, y Eslovaquia, países que no reconocen la independencia de Kosovo, que quedan en una situación muy comprometida.

Para colmo de males, ni nuestro embajador ante la Alianza ni el de Estados Unidos tenían información al respecto. Lo que demuestra la nula coordinación dentro de nuestro gobierno y el enfrentamiento entre Defensa y Exteriores, que tenían posturas enfrentadas sobre la retirada de tropas.

LA RESPONSABILIDAD DE MONCLOA

Pero el mayor responsable es Moncloa y, por ende, el presidente del Gobierno. La descoordinación y una comunicación nefasta de la noticia han dañado la imagen de España a nivel internacional. Los posteriores desmentidos de Exteriores, la retirada más gradual del ejército preconizada desde la Presidencia del Gobierno y la posterior reafirmación de Chacón en su decisión así como la callada de Zapatero; todo ello en menos de 48 horas, son bandazos sin rumbo que en política exterior se terminan pagando. La credibilidad y fiabilidad de España en la OTAN y en otras organizaciones internacionales ha quedado dañada con este episodio.

Se ha conseguido lo más difícil: poner de acuerdo casi al 100 por ciento de los medios de comunicación españoles al abrir sus portadas o informativos con críticas al modo en que se ha tomado la decisión. Asimismo, la prensa internacional, sobre todo la europea, no ha dejado pasar el tropiezo diplomático y han disparado al gobierno y a la ministra de Defensa dejando a nuestro país en un ridículo merecido.

Por mucho que ahora se intente compensar el error con el envío de un batallón a Afganistán, Zapatero ha conseguido enfadar a la Alianza, a los Estados Unidos de Obama y a los socios de la UE. Que destreza la de nuestro gobierno una vez más. Y lo que es peor, que no aprenden. Porque el que es actualmente Secretario de la Presidencia del Gobierno, Bernardino León, estaba en Exteriores cuando se realizó la retirada de Irak en 2003. Y además es el inspirador de la Alianza de Civilizaciones. Ahora que Obama se sumaba a dicho proyecto, es difícil que el presidente estadounidense vea a España como un socio fiable para proyectos de envergadura en política exterior. Manca finezza.