obama100diasLas expectativas despertadas por Obama durante la campaña electoral (mayores en el extranjero que en Estados Unidos) siguen vivas. El mandatario ha logrado, en un plazo muy breve, cambiar la atmósfera de las relaciones internacionales, imponiendo una clara vocación multilateralista.

(Desde Santiago de Chile) LAS CAMPAÑAS PRESIDENCIALES son una temporada de promesas. Las empresas encuestadoras exploran la mente de los votantes para descubrir sus anhelos y temores. Luego el candidato dice lo que el electorado quiere escuchar. A menudo el programa del gobierno venidero, elaborado por una amplia gama de expertos, no es más que una declaración de buenas intenciones.

Por eso los primeros 100 días de todo gobierno son analizados con interés. Es un primer hito para detectar qué relación habrá entre lo prometido y lo que se ejecutará en los 1.400 días restantes. A estas alturas está claro que subsiste el «efecto Obama». Pese a la dura situación económica por la que atraviesa Estados Unidos el presidente mantiene una cota de aprobación, por encima de 60 por ciento.

LUNA DE MIEL

Los primeros tres meses son claves porque corresponden a la «luna de miel» que los ciudadanos suelen concederle al nuevo régimen. Es el período en que el mandatario debe mostrar su muñeca política y la voluntad por alcanzar resultados. Una de las claves para evaluar su temple es la postura en materia de derechos humanos. Dado que bajo la presidencia de George W. Bush se cometió serios y sistemáticos abusos, por la vía secuestros (special renditions), de cárceles secretas (black holes) y torturas (enhanced interrogations techniques) cabía esperar cambios radicales. A fin de cuentas Obama escribe en su excelente y conmovedor libro «Los sueños de mi padre» que «el pasado nunca está muerto y enterrado».

«En el ámbito medioambiental, el presidente ha actuado con celeridad. Ya ha adelantado fondos para una gran red de ferrocarriles de alta velocidad»

De entrada la nueva administración ordenó el cierre del campo de detención situado en la base naval de Guantánamo. Luego sacó a luz los instructivos sobre la tortura. En este punto está en suspenso cual será el proceder. Por lo pronto Obama liberó de culpa a los funcionarios de la CIA que ejecutaron los apremios. Pero ha dicho que quienes autorizaron las prácticas aberrantes podrían terminar ante tribunales.

CELERIDAD CON EL MEDIO AMBIENTE

En el ámbito medioambiental, el presidente ha actuado con celeridad. Ya ha adelantado fondos para una gran red de ferrocarriles de alta velocidad. En concreto ofrece 13 mil millones de dólares para los próximos cinco años que en sus palabras «representan la más drástica inversión en nuestra infraestructura desde que el presidente Eisenhower construyó el sistema de carreteras interestatales en 1950».

«Uno de los temas claves del reseteo es retomar las negociaciones de desarme. Y aquí Obama sorprendió al mundo con su propuesta de alcanzar un mundo libre de armas atómicas»

También ha señalado que Washington volverá a la mesa de negociación con la voluntad de jugar un rol protagónico en la disminución de las emisiones de CO2.

En la arena internacional su tesis básica es que Estados Unidos estaba aislado por sus posturas unilateralistas. Su perspectiva es que todos tienen más que ganar por la vía de la cooperación. En términos simbólicos esto fue expresado por los Ministerios de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, de Rusia, y Hillary Clinton apretando un botón en el que se leía «reset».

UN MUNDO SIN ARMAS NUCLEARES

Uno de los temas claves del reseteo es retomar las negociaciones de desarme. Y aquí Obama sorprendió al mundo con su propuesta de alcanzar un mundo libre de armas atómicas. Este es una meta difícil pues abundan los obstáculos dictados por inseguridades e intereses nacionales muy diversos. Pero donde hay una voluntad hay un camino. Con solo señalar esta nueva voluntad Washington, el más poderoso poder nuclear, abre una esperanza para acabar con la más pavorosa de las armas de destrucción masiva.

«América Latina, por su parte, no es una prioridad para la política exterior estadounidense. Esto que algunos lamentan es, en realidad, una ventaja. Permite relaciones menos tensas»

En Oriente Medio, la Casa Blanca ha retomado un enfoque que fue abandonado por Bush. La resolución de las múltiples tensiones exige una visión de conjunto. No es conveniente para Washington y la región que las relaciones estén condicionadas en forma absoluta a la alianza con Israel. De hecho los emisarios norteamericanos subrayan la urgencia de crear un estado palestino. Esto, en momentos en que el gobierno israelí se distancia de este compromiso, y, para hacer las cosas más difíciles, exige a la Autoridad Nacional Palestina que reconozca a Israel como un estado judío. Los esfuerzos diplomáticos por incorporar a Turquía, que no dejó pasar tropas de Estados Unidos para atacar a Irak, son evidentes: ya recibió una muy publicitada visita de Obama. Se multiplican los contactos con Siria e Irán. Todo esto con el trasfondo de una idea fuerza lanzada durante la campaña electoral: independizar a Estados Unidos de las importaciones de petróleo de la zona.

¿Y AMÉRICA LATINA?

América Latina, por su parte, no es una prioridad para la política exterior estadounidense. Esto que algunos lamentan es, en realidad, una ventaja. Permite relaciones menos tensas. Sin las presiones de la guerra fría y con un hemisferio en democracia hay más tolerancia para las diversas opciones políticas. La contundente victoria del presidente Rafael Correa en Ecuador es una prueba de cómo han cambiado los tiempos. En su primera elección proclamó que «la noche neoliberal ha quedado atrás». Ahora, al saber de su triunfo, prometió profundizar las reformas socialistas.

Las expectativas despertadas por Obama, que son mayores en el extranjero que en Estados Unidos, siguen vivas. El mandatario ha logrado, en un plazo muy breve, cambiar la atmósfera de las relaciones internacionales.

Desde ya ha dejado clara su vocación multilateralista. Con ello aporta la necesaria distensión que es indispensable para superar conflictos.