Mario Benedetti, la parafernalia de la despedida
Uruguay se mira al espejo en el entierro del escritor
La muerte de Mario Benedetti desató en Uruguay una ola de fervor que, si bien es comprensible, no tiene nada que ver con su literatura.
(Desde Madrid) EL GÉNERO DEL PANAGÍRICO es frecuente cuando alguien muere, los enunciados encomiásticos hacen estragos, las emociones se ponen a caminar, y todo eso hay que aceptarlo, porque es humano. Pero es transeúnte y sin consecuencias.
Otra cosa es la manipulación que de eso hacen los que instrumentan una muerte con fines que nada tienen que ver con la exigente república de las letras.
Porque digámoslo con claridad: Benedetti, hombre honesto, buena gente, hipnotizado por la dictadura soviética, defensor de la dictadura cubana, y distraído para con las violaciones a los derechos humanos en esas dictaduras, fue homenajeado por la izquierda oriental hoy en el poder, y por su presidente, Tabaré Vázquez, que estuvo cursi y poco original: Mario nunca muere, se siembra. Nada que objetar. Que los hombres honren a los suyos, e incurran en la desmesura o en la banalidad, está dentro de lo previsible. Eso está en el guión.
CANTIDAD Y CALIDAD DE LA OBRA
El escritor cubano Miguel Barnet, presidente de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba, dijo que Benedetti, alcanzó el objetivo de todo escritor: ser popular. «Me ha dolido mucho la muerte de Mario Benedetti. Sus poemas de una estética coloquial han servido mucho a las generaciones más jóvenes para enamorar y para la lectura íntima. Pero, sobre todo, fue un gran cuentista». Sin duda era mejor cuentista que novelista y poeta. Y fue popular. Mario Benedetti fue un gran trabajador, escribió mucho, leyeron su obra en América y en España, fue traducido a varias lenguas, pero nunca consiguió superar el umbral que va de la cantidad a la calidad. Cantidad y calidad son categorías aristotélicas («cualidad, qué clase de cosa es», decía el Estagirita) que nada tienen que ver entre sí, y muchedumbre de páginas escritas no consiguen emular un soneto de Quevedo o una página de Borges.
Benedetti, espejo de una sociedad decadente.
¿Qué le pasó a Benedetti? Que escribió mucho –demasiado–, pero acaso sus páginas no consiguen destacar en el exigente reino de la literatura, cuyas aduanas no admiten páginas banales, por muy bien encuadernadas que estén y por muchos homenajes que reciban de sus contemporáneos incondicionales.
EL PAÍS DE LA COLA DE PAJA
Acaso lo mejor que escribió fue El país de la cola de paja, ensayo en el que criticó a su país, el libro de cuentos Montevideanos y sus Poemas de la Oficina. Y sin duda alguna la frase más brillante que salió de su pluma fue esta: «Uruguay es la única oficina pública del mundo que alcanzó la categoría de nación».
Acaso Benedetti esbozó el dibujo de una sociedad decadente y sin capacidad de reacción, una suerte de oficina pública destinada a reproducir sus rutinas y poco dispuesta a cambiar.
La parafernalia de la despedida no consigue ocultar que era un autor menor.
Pero se comprende la parafernalia nativa, el velatorio en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, el entierro en el Panteón Nacional, y las patéticas y prescindibles palabras del presidente de la República.
Toda despedida es respetable. No lo es, en cambio, la parafernalia desmedida, la desmesura premeditada, con nocturnidad y alevosía, la frase grandilocuente que no consigue ocultar algo evidente: no daban tierra a Víctor Hugo, a Honoré Balzac ni a Gustave Flaubert, no daban tierra a Borges, a Sábato ni a Cortazar.
Y es que Uruguay no tiene su Gabriel García Márquez, su Mario Vargas Llosa, su Julio Cortázar, su Ernesto Sábato, su Pablo Neruda, su Octavio Paz, ni mucho menos su Jorge Luis Borges. Uruguay sólo tuvo a Onetti. Y ahora da tierra a Benedetti, un autor menor, que no deja páginas relevantes ni pasará a la posteridad, pese a los esfuerzos de los que quisieran mantenerlo en la memoria colectiva como si de un Cervantes criollo se tratara.
LA CRÍTICA LITERARIA NO ES NI DE DERECHAS NI DE IZQUIERDAS
Su poesía no es de altos vuelos, y no merece ser recordada, salvo algunos versos que tal vez no están del todo mal, como los del poema Una mujer desnuda en lo oscuro.
Y será tarea inútil –aunque no improbable– acusar al autor de estas líneas de ser de derechas. Ese es un recurso demasiado visto como para tomarlo en serio. Pero es probable que alguien, víctima de las emociones patrias, lo esgrima como argumento contra el autor de estas líneas.
Hortensia Campanella hace lo que puede en su biografía sobre Benedetti, y sobre su libro Jordi Gracia dice en EL PAIS de Madrid: La embarazosa devoción del biógrafo no basta para que el resultado sea una buena biografía, incluso si se trata de escribir la vida de un hombre bueno. Pues eso: el libro no es la crónica de un genio de la literatura, sino la biografía de un hombre bueno.
ALGUIEN QUE SE PARECE MUCHO A URUGUAY
Benedetti es a la literatura lo que Julio Iglesias a la música: algo prescindible. Si el último no recuerda para nada al inigualable Frank Sinatra, el primero no recuerda para nada a Jorge Luis Borges o a Pablo Neruda, ni tampoco a su compatriota Juan Carlos Onetti. Uruguay enterró a alguien que se le parece mucho, un espejo en el que el país pudo contemplarse, y acaso en ello resida su acierto.
Benedetti supo hacerse eco de los oficinistas, de los empleados públicos, con su falta de grandeza, con su horizonte estrecho, con sus rutinas que conjuran el riesgo de hacerse preguntas incómodas, con su esperanza nunca mayor que su aguinaldo, con sus ambiciones del tamaño de pájaro… Sí, acaso el escritor fallecido fue espejo del producto más genuino del Uruguay: el funcionario público.
Pero su entierro fue otra cosa: en noviembre hay elecciones, y la coalición de izquierdas, hoy en el gobierno, amenaza perder su mayoría a manos del Partido Nacional. Y ahí sí que Benedetti, como el Cid, rindió inestimables servicios a la causa: un acto multitudinario en el que la izquierda –a través de él– se homenajeaba a sí misma, en un acto que la moderna retórica llamaría una figura de comunión: un acontecimiento ante el que se congregan, emocionados, los afines a la causa, y los ingenuos susceptibles de ser captados por esa república de emociones inducidas que es la televisión.
LA TEORÍA ESTÉTICA DE THEODOR ADORNO
Adorno decía que la expresión de la obra de arte no es la de comunicar un sujeto, sino el temblor de la historia primigenia de la subjetividad del alma. En un artículo sobre la teoría artística del filósofo, decíamos que la obra de arte es enigma y criptograma, una escritura jeroglífica, y es como si su código se hubiera perdido: su contenido está determinado por esa pérdida. Y añadíamos: el arte completa el conocimiento en torno a lo que es inasequible, desde ese impulso que es la mimesis, en la que el ser humano tiende a entregarse a la naturaleza, debilitando los límites del yo ( 23/05/2009).
Sospechamos que Benedetti no alcanzó la obra de arte. Su obra no nos cuenta el temblor de la historia primigenia de la subjetividad del alma, no es enigma y criptograma, no hay en ella escritura jeroglífica, y no se ha perdido el código: su contenido es obvio, como obvia es su expresión, su léxico, sus personajes, su peripecia, su desenlace. Muchas veces Benedetti ha solemnizado lo obvio. Y su obra recuerda la lectura del periódico: se olvida fácilmente, acaso porque hay poco que recordar.
Este articulista se aproximó varias veces a su obra, a lo largo de los años, y le pareció un armario en el que había muchas cosas, pero ninguna era memorable.
La posteridad de un escritor afamado siempre es incierta, por una razón: no la escriben sus incondicionales, no la homenajea ni la controla el poder. Y muchas veces depara sorpresas no queridas por sus allegados. Descanse en paz el hombre bueno, al que despedimos con respeto.
- Uruguay: ¿Estado fracasado o paciente terminal?
por Javier del Rey Morató
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ana
fecha: 01 | 06 | 2009
hora: 2:56 pm
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Que bueno el artìculo ,totalmente de acuerdo.
No creo que represente a Uruguay ,a pesar de aparententar ser solo eso ,Uruguay es mucho más.
Agrego a su magnìfico artículo algo màs.
En mis prolongados viajes por la blogòsfera di con un blog que fuè -por lo interesante-mencionado para un premio en ALEMANIA-escrito por gente cordobesa(CORDOBA ARGENTINA).
Se comentaba la escritura de un autor argentino ,muchìsimo menos escritor que Benedetti y allì entrè en discusiòn-que si hubiese tenido este artìculo de respaldo lo hubiese mencionado-.
No obstante mi pensamiento ,muy similar al suyo ,los demàs participantes discutieron conmigo con poderosìsimos argumentos en defensa del escritor y me hicieron leer de nuevo libros cuya lectura no me interesaron desde la adolescencia.
Al releer las páginas del autor (a ese autor lo conocì personalmente por ser bastante amigo de mi padre)me encuentro con relato»fidedigno»del pensamiento-quizás vanguardista y estrecho -de un momento històrico(entre el veinte y cincuenta).Me sirviò para sacar libros viejos de entrevistas periodìsticas ,periòdicos ,artículos de fondo de diarios importantes etc que mi padre me legò en su biblioteca(casi lo ùnico que me heredò).Con eso logrè completar una visiòn històrica que me permitiò comprender el recorsi(con distinta combinaciòn de factores)que se produce actualmente y me preocupa.
Por eso tambièn comprendì que hay dos tipo de mèritos literarios ,que quizás algo de razón tienen los que admiran a los que nosostros descartamos.
Está si el que al decir de CRISTO(entrelineas):desde ahora eres PETRUS PORQUE HAS DESCUBIERTO QUE MIS PALABRAS SON DE VIDA ETERNA.Ese es el que nosotros preferimos porque retrata el alma inmortal del gènero humano.
A la par están los Benedettis que dan»exactamente»la tónica de una época con lo que en esa circunstancia històrica era considerada -por sus contemporaneos que a pesar del estudio universitario no llegaron a entender del todo lo que leyeron-PALABRA SANTISIMA-
Por ser crónicas exactas del momento que les tocò vivir su vida SU LITERATURA TIENE VALOR.
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javier del rey morató
fecha: 01 | 06 | 2009
hora: 9:16 pm
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Es interesante lo que cuenta Ana. Y sin duda, dentro de unos años, si alguien lee a Benedetti, es posible que encuentre en sus cuentos un retrato de la sociedad a la que perteneció, esa oficina pública que alcanzó la categoría de nación, a la que se refiere el escritor.
Es posible, sí, que la tónica de una época irrumpa en sus relatos, y probablemente más en sus cuentos que en sus novelas.
Y su poesía, francamente, es fácilmente olvidable, según creo.
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Silvia
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 12:16 pm
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Me cuesta trabajo creer que lo que acabo de leer venga de las mismas manos que los manuales de comunicación política que tanto disfruté cuando estudiaba Ciencias de la Información. Francamente, no le pega nada el papel de crítico literario venido a menos, obligado a escribir ensayos polémicos como éste con tal de seguir en el candelero.
Estoy de acuerdo con usted en que Mario Benedetti era un gran cuentista. Pero eso no desmerece en absoluto su poesía. Fácilmente olvidable, dice usted. En ese caso, supongo que no tuvo la sensibilidad suficiente para apreciar como se merece su «Ustedes pueden irse. Yo me quedo». Y desde luego, don Mario no tuvo éxito con la táctica de quedarse en su recuerdo. «No sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos».
Menos mal que sí se quedó en más de una generación, que lo leerá, lo recordará y hará lo posible por que la memoria de su tiempo, que tan magistralmente nos trasmitió, no muera con él.
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 2:17 pm
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Mi respeto al comentario de Silvia. Lo de menos es que como argumentos contra mis argumentos esgrima el ataque personal, y me llame «crítico literario venido a menos», y utilice otras lindezas del mismo o parecido linaje.
Mis respetos a sus comentarios. Y nunca hay que descartar que el otro tenga razón. Aunque uno lo considere altamente improbable, es lo cierto que -al menos en teoría- puede perfectamente tener razón.
Aunque no la tenga en los recursos perusasivos de los que se vale para poner sus argumentos por encima de los del autor.
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Pablo Mieres
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 4:13 pm
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Javier: excelente y totalmente compartible tu artículo sobre el fallecimiento de Benedetti. Es muy bueno resaltar que el carácter simbólico de Benedetti para el Frente Amplio no puede confundirse con la reivindicación de su calidad literaria. Está claro que Benedetti no fue un gran escritor, aunque haya sido muy popular, también está claro que la grandilocuencia de su homenaje está más vinculada con su filiación política y su capacidad de llegada a la ciudadanía que con la calidad de su producción literaria. Me parece muy valiente que así lo señales y es por eso que quería hacerte llegar mi comentario. Un fuerte abrazo. Pablo Mieres
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 5:08 pm
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Agradezco el comentario de Pablo Mieres, siempre tan lúcido y ecuánime en sus juicios. Leí a Benedetti, y nunca me pareció que estuviera a la altura de Onetti.
Algo encontró la juventud en él, en varios países, porque le leen, o le ha leído. Supongo que es su poesía. Y a mí, francamente, me parece prescindible.
No descarto que, como aventura una de mis contertulias, sirva a otras generaciones para conocer un momento histórico del Uruguay, que es el de la extinción -o la agonía- del Uruguay tradicional, y las dificultades del parto de otro tipo de país, que probablemente está todavía por inventar.
Pero servir como fuente documental para conocer una época, o un país, no es mucho: también servirán los periódicos publicados en los sesentas y setentas,y no sonprecisamente obras de arte, sino papeles fácilmente olvidables y felizmente olvidados.
Mi agradecimiento a Pablo Mieres, cuyos análisis sigo, mucho más de lo que él sospecha.
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Jade Rocas
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 5:21 pm
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Aunque no suelo aplaudir los ataques incisivos –porque pienso que uno puede decir las verdades con más sutileza; más aún al tratarse de una persona fallecida–, lo cierto es que no puedo dejar de alabar la excelente redacción de este artículo. La exposición está ingeniosa, y, aunque parezca contradictorio dado el tema que trata, fue un deleite leerla. Morató, admiro su don para la palabra.
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Imanol
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 5:41 pm
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No voy a entrar a discutir si Benedetti es o no un autor menor, pues no soy -ni lo pretendo- crítico literario. Voy a referirme más bien a la crítica. En ella encuentro muchos argumentos de autoridad, pero muy pocos argumentos que en sí conduzcan a la tesis que trata de defender aquí su autor (sólo alguno, quizá válido, en las últimas líneas).
Se citan diversas «autoridades» que sirven para cimentar la idea que Javier quiere refutar en su crítica, del mismo modo, podremos encontrar otras autoridades literarias que apoyen la tesis contraria, sin ser fuentes con menor crédito en la materia.
«La crítica literaria no es de izquierdas ni de derechas» es algo, cuanto menos, discutible: El ser humano es político, y toda construcción y argumentación tiene parte de «ficción» -esta mía no queda, por supuesto, fuera de ello-.
Lo que llama la atención es que Javier comience un artículo a cerca de la «altura» literaria de Benedetti con ciertas consideraciones políticas del autor, que si bien puedan ser pertinentes, parecen tener otro fin más oscuro que la pura contextualización de un autor a modo de apuntes que sirvan para entender su letra. Y si se citan para explicar que son otros los motivos (políticos y no literarios) los que hacen que su obra sea engrandecida por algunos, Javier estará cayendo en una evidente contradicción.
Además, decir que «será tarea inútil» acusar al propio Javier de ser de derechas, es un argumento falaz y vacío, que sólo trata de deslegitimar a quien pueda usarlo de antemano.
Quizás Javier tenga razón en su fondo (o no), pero la argumentación desarrollada sobre estas líneas no cambiará la idea de quien NO olvide, como la lectura de un periódico, fácilmente las líneas de Benedetti.
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 5:43 pm
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Jade Rocas parece nacido para acuñar enunciados encomiásticos, que no derogatorios, elogiosos, que no demoledores. ¡Qué le vamos a hacer! Tendremos que soportarlo…
Que conste que tengo respeto por Benedetti, a pesar de que sus causas políticas no fueron las mías, como tampoco lo son las de García Márquez, por el que siento devoción.
Cuando hablo de literatura me olvido de la ideología, y las divisiones de izquierdas y derechas, que vienen bien a la política, me parecen impertinentes cuando de la mágica república de las leyes hablamos.
Una vez más, descanse en paz, Benedetti. Después de todo, la posteridad es un territorio raro, y no hay que descartar que encuentre algún lugar, cosa que a uno, por cierto, no le sucederá.
Pero, por cierto, ¿a quién le importa la posteridad?
Un saludo desde Madrid.
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 5:51 pm
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Imanol puede que tenga razón. ¿Quién es capaz de no tener contradicciones? ¡Que levante la mano! Pero si inicio mis reflexiones con la filiación del escritor desaparecido es porque no me parece que ella sea inocente en el lanzamiento del autor.
Yo recuerdo, hace muchos, años, como le arropaban, le jaleaban, le exaltaban, porque era «uno de los suyos». Recuerdo aquella izquierda sectaria uruguaya de los años sesenta.
Pero insisto en que hablo de su literatura. Y mis argumentos son literatrios: ¿qué poesía incuestionable dejo? ¿Qué añadió al patrimonio milenario -y de las dos orillas- de la lengua castellana? Octavio Paz, Borges y Neruda sí lo hicieron. Y son inmortaltes.
¿Qué personaje memorable añadió a la literatura en español, o a la literatura sin más, qué importa en qué lengua? ¿Dónde está su hidalgo manchego, su Brausen, su Aureliano Buendía, o su Borges? Digo «su Borges», porque no hay que olvidar que Borges acaso fue el personaje literario de un señor llamado Borges.
En las páginas de Benedetti no hay nada de eso. Y su poesía -tan leída por algunos jóvenes-, es a la literatura lo que el periodismo a la historia, lo que la zarzuela a la ópera: un género menor.
Su léxico, sus versos, su propueta estética, insisto, no sale bien parada de un análisis profundo, en la línea, por ejemplo, de la teoría estética de Adorno, o de cualquier crítica literaria seria.
Pero no quiero terminar estas líneas sin aventurar una posibilidad: es posible que yo esté en el error. ¿Por qué no habría de estarlo? He incurrido en el error tantas veces, que una más nunca hay que descartarla
Un saludo
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Silvia
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 6:26 pm
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¿Qué personaje memorable añadió a la literatura en español?, preguntaba.
Bien, arriesgándome a ser tachada de marxista, radical, izquierdista y joven (adjetivo al parecer peyorativo, puesto que argumenta que su poesía, tan mediocre, sin embargo encantaba a los jóvenes), me atreveré a citar a otro poeta uruguayo que no aparecía en su lista, y al que probablemente dedicará un homenaje similar cuando muera. Le ruego no se escandalice.
Benedetti añadió a los nadies. Esos que, como señalaba Eduardo Galeano, «cuestan menos que la bala que los mata».
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 6:38 pm
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Es posible que sea así. Pero eso probablemente también lo hicieron muchos otros, ¿no? Se me ocurren Víctor Hugo y Cervantes.
En cualquier caso, en este blog estoy seguro de que nadie tachará a Silvia de marxista, radical, izquierdista y joven. Lo último, además, sería un elogio, y no una crítica. Pero es lo cierto que sí, a Benedetti lo leía gente joven -según creo- y lo que leían era su poesía -según creo, o según me dicen los que saben más que yo.
Es posible que Benedetti añadiera a los nadies. No se me había ocurrido semantizarlo de esa manera. Yo me refería a los funcionarios públicos uruguayos. Bueno, tal vez sea correcto decir que añadió a los nadies, sí, y es posible que esa sea su divisa, o la categoría que conviene a su obra. Lo ignoro. Pero no me parece mal visto.
Pero pongámonos serios: no conozco a ningún experto -y hablo con más de uno-, que ponga a ese autor junto a los grandes de América Latina, o junto a los grandes del mundo. Es, sencillamente, otra cosa. Y punto.
La literatura es un raro país, con sus comarcas y sus collados, sus montañas y sus valles, sus verdes praderas y sus desiertos, y en ella algún sitio ocupó Benedetti, siendo ahora mismo incierto cuál ocupará en el futuro, cuando hayan pasado unos diez años de su muerte. No lo sabemos.
Pero sería bueno no ignorar la crítica literaria, y disponer de alguna teoría estética, saber qué nos da de sí la literatura -o que nos da de nosotros mmismos-, de qué hondas cavernas de nuestra naturaleza nos da noticia, y de qué recursos se vale para arrancar su trofeo al patrimonio común del lenguaje.
Insisto: lo mío no va de prejuicios, sino de juicios de realidad y juicios de valor, bien fundamentados, y si son discutibles -que lo son, naturalmente-, no lo son desde el argumento personal, desde la descalificación, sino desde la teoría literaria.
Nunca ha sido la causa de mi vida denigrar a Benedetti, pero con motivo de su desaparición física, por primera vez, ecribí lo que siempre pensé de él. Y no dá para más.
Un saludo respetuoso desde Madrid.
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ML Fonseca
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 8:02 pm
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Ya que el mismo apunta a su utilidad, señalo que el autor de esas lineas es, efectivamente de derechas. Y, para colmo, una derecha innecesaria que ciega innecesariamente.
Que Benedetti no era Borges, que clase de perogrullada es esa? Y que intenta probar? Que sus lectores no lo saben?
Esta clara la intencion de menospreciar al fenecido autor por sus posturas politicas; esto evidencia una pobre formacion como lector. Borges no dejan de ser inmenso ni Vargas Llosa habil por sus ideas de derecha; lo mismo sucede con Benedetti.
Ahora bien, la literatura esta compuesta de figuras enormes como Joyce, y figuras secundarias como Forster. No entender los meritos de alguno es poco inteligente. De otra parte, para que atacar a la fanaticada de autores romanticos? Cuando murio Zorrilla, poeta de segunda en comparacion con sus conremporaneos europeos, la gente lo lloro mucho. Menospreciaremos la literatura de Zorrilla, por sus posturas politicas, con el argumento de que Byron era mejor?
Que clase de porqueria es esta?
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 8:13 pm
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ML Fonseca me deja sin argumentos. Equivoca el diagnóstico, pero, ¿quién se lo explica? ¿O seguimos hablando de política? Yo suspendo esas categorías de izquierda/derecha -que, por cierto analizo en varios libros, pero que ahora prescindo de ellas-, para hablar de literatura.
Si mi estimado -y respetado- contertulio aplica esas categorías -espúreas en la república de la literatura-, se describe a sí mismo, pero no al autor de estas líneas.
Uno lee con pasión -con pasión, insisto- a García Márquez, y sus opiniones políticas le importan un bledo, como las de Vargas Llosa, que están en las antípodas de las de su antiguo amigo.
Nunca le ha defraudado Neruva -alguien dijo que no era un poeta, sino todo un continente poetizando-, y sus opiniones políticas quedan fuera de sus sonetos y de sus veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Uno no ha hecho más que expresar su opinión sobre un autor en el que no ha encontrado auténticos trofeos literarios, y cuya obra no le ha enriquecido, ni ocupa su tiempo, salvo el que supuso la redacción del artículo, y las respetuosas respuestas a las respetuosas intervenciones de nuestros blogueros.
Pero el amigo Fonseca confunde el tocino con la velocidad, y los juicios literarios con las posturas políticas.
Como decía Cervantes, allá se lo haya cada cual con su pecado.
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Carlos Fallas
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 11:14 pm
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En Costa Rica decimos: «que no hay muerto, malo ni bebé feo» parece que usted se pliega muy bien en este asunto. Sin embargo me queda la duda de si era necesario un post antes de que el muerto se enfriara. No quisiera suponer que querría usted hacerse con un poco del desvelado brillo del escritor de segunda categoría. Saludos, y siempre es un placer leerle, ya que por lo general coincidimos poco.
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javier del rey morató
fecha: 02 | 06 | 2009
hora: 11:55 pm
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En el mes de julio estaré en Costa Rica, y conoceré la maravillosa tierra de Carlos Fallas, de la que tento he oído hablar. No, Carlos, no necesito hacerme con un poco del desvelado brillo del escritor de segunda categoría. No admirándolo, dificilmente puedo caer en esa tentación, tan infantil, y tan mediocre.
El brillo -si se persigue, y se alcanza o no-, se persigue de otra manera. Tengo, creo, unos 14 libros publicados, otros cuatro que espero publicar pronto, entre ellos dos novelas… No, estimado Carlos no van por ahí los tiros.
Lo que pasa es que, estimulado por un espectáculo mediático, y político, desproporcionado -insisto que parecía el entierro de Víctor Hugo-, no pude resistir la tentación de dar mi opinión.
¿Y por qué no habría de hacerlo? Cuando uno cree que tiene argumentos para abriela la mente a otros, con enunciados distintos, que permitan a esos otros abrir una puerta distinta, y tal vez cuestionar algo que estaba fuera de cuestión, y convertir en problemático lo que hasta entonces era aproblemático -por decirlo en jerga habermasiana-, uno no debe quedarse callado.
Un saludo desde Madrid.
Publicado por:
ML Fonseca
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 12:36 am
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Usted, Javier, claro esta, tiene derecho a emitir su opinion, y esta sera leida siempre y que la exponga con tanta elocuencia como siempre hace.
Pero, vamos… no hay acaso una incomodidad en el ensayo con respecto a las exequias funebres del pobre Benedetti? Quien menciono izquierdas y derechas fue usted. Y quejarse de los funerales de un autor que usted define como simpatizante de los soviets, y luego decir «bah, no era tan bueno…»; si, quizas apunta a lo que dice el compañero costarricense.
En fin… buena suerte con su «epater les gauches»!
PS soy su amiga, no su amigo
Publicado por:
Walter
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 2:22 am
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Simplemente brillante
Publicado por:
Carlos Fallas
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 4:25 am
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Ah bueno don Javier, nunca están demás las aclaraciones. Que bueno que va a pasar por acá, me gustaría saber a que actividad viene, o si es sólo de vacaciones. En todo caso si tiene el gusto contácteme y talvez podamos compartir un café en algún momento. Saludos.
Publicado por:
javier del rey morató
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 1:36 pm
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A mi amiga Fonseca, le diré que sí, que el que mencionó izquierdas y derechas fui yo, y lo hice con intención: sabía la reacción que tendrían algunos. Si yo la sabía antes de que se produjera, será que algunos saberes tengo sobre la cuestión, ¿no? Más de lo que confieso.
Honestamente: algunos siguieron el guión escrito por mí. Por algo será.
Pero, me pregunto yo, ¿por qué les duele que se critique lo que estiman de manera especial, y tal vez no precisamente por sus valores literarios, que son harto discutibles, como sabe cualquier especialista?
¿No será por razones ideológicas? ¿No influirá que, para algunos, ser -o sentirse- de izquierdas, conlleve ese tipo de reacciones emocionales, bastante desproporcionadas por cierto?
¿No será que la relación de causalidad no va del análisis literario al juicio razonado sobre una obra, sino de la ideología de izqueirdas al juicio derogatorio contra el que cuestione sus creencias, sus asuntos no cuestionables y nunca cuestionados?
Hay otra manera de ser -o de sentire, y definirse- de izquierdas, mucho más madura, por cierto.
¿Y no será que hay otra componente ideológica, que es el nacionalismo? La mezcla de una y otra ideología da reaciones muy interesantes, que se disparan automáticamente, como reacciones de laboratorio ante un líquido que funge como catalizador.
También la mezcla de la ideología de derechas y el nacionalismo -que es de derechas, o al menos a mí así me lo parece-, también da frutos peculiares, como sabemos los hombre del sigl XX.
Bueno, no sé, son cosas que se me ocurren en esta mañana de verano, y ante las que he aprendido a defenderme. Quiero decir: he aprendido a cuestionarlo todo, y también a mí mismo, y a no tomarme demasiado en serio mis opiniones, que son falibles, y que cada tanto tiempo me veo obligado a reevisar, y a actualizar.
A Walter, muchas gracias.
Y a Carlos, por supuesto que me gustaría verle. Voy por trabajo. A un encuentro sobre Comunicación Política, los días 22, 23 y 24 (creo) de julio. Allí pronuncio la lección magistral.
Lo organiza DEMUCA FUNDACIÓN, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional, del Ministerio de AAEE de España.
Hace años que tengo ganas de conocer Costa rica. Porque conozco América Latina -menos Colombia y Chile-, y conozco México, pero no he estado en ninguna de las repúblicas centroamericanas. Y tengo una curiosidad por Costa Rica que no me cabe en el cuerpo, y no veo el día de caminar por las calles de San José de Costa Rica, donde se celebra el Encuentro Regional.
Un saludo afectuoso a todos, porque todos me interesan, los que coinciden conmigo y los que no, porque de unos y otros recibo una información inestimable, y en algunos casos más de lo que ellos mismos quisieran comunicar.
Publicado por:
ML Fonseca
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 5:59 pm
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Pues caimos en su trampa, señor titiritero. Como dice el chapulin: no contabamos con su astucia.
Benedetti no es bueno ni malo por ser de izquierdas. Es un poeta mas o menos bueno con una novela importante. Y a alguna gente le gusta. So be it, como dicen.
No hay que cuestionar los gustos, o si? Los gustos son los gustos. Y si a los romanticones les gustan los poemitas amorosos cursi, vengan de la mano de un autor bueno -pero no inmenso-, vale, independientemente de otras consideraciones.
Saludos!
Publicado por:
Mariano Erro
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 7:46 pm
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Creo que no puede confundirse calidad con masividad, ni cariño popular con genio, que a veces significa justamente lo opuesto.
Un murguista formado por en la disciplina del Colegio Alemán (rara avis de murguista).
En poesía, tambien hay quienes dan lo que se quiere oír, como en la política, y saben esos tres o cuatro cuentos que siempre hacen reír, como los viejos contadores de de chistes.
Para cierta generación de la izquierda, junto con el Che, y Fidel: un santo. Para la derecha toda: un político en su tinta.
Para el Uruguay actual: parte del álbum de familia
Publicado por:
javier del rey morató
fecha: 03 | 06 | 2009
hora: 8:06 pm
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Fonseca, no, no soy un titiritero, y nadie cayó en mi trampa. Sólo que me resulta muy curioso los resortes automáticos de algunas reacciones, cuando lo único que hizo uno es cuestionar a un autor.
Claro que los gustos son los gustos, y no es incompatible ser un escritor menor y gustar a la gente. Pero yo no tengo especial interés en hablar de Benedetti, y a lo largo de mi vida sólo le dediqué unos párrafos, los de este artículo. Guardo todavía libros de él, algunos, como «Los Puentes Levadizos», comprado en el Río de la Plata en 1966.
Pero el rincón que ocupa en mi bibliioteca, sencillamente, no es venerado por mí, y no lo frecuento, como sí hago con el anaquel completo que ocupa Vargas LLosa, y el espacio nada despreciable que ocupa ese caribeño genial que es Gabo.
Interesante el comentario de Mariano Erro: parte del álbum de familia. Claro que con ello salimos de la literatura, y hablamos de otra cosa. Respetable, sin duda, pero otra cosa.
Un saludo afectuoso desde esta parte del mundo, en la que se nos viene el calor -«la caló», como dicen los andaluces-, terminamos las clases, y ahora uno sí, ya se puede encerrar en su biblioteca y en su despacho, a cultivar sus obsesiones de siempre, y hablar con sus fantasmas de siempre: los muertos memorables, esos que nos han dejado lo mejor de sí en lo que han escrito.
Publicado por:
José Luis Martinez
fecha: 04 | 06 | 2009
hora: 2:39 pm
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Estimado Javier, simplemente excelente.
José Luis Martínez
Publicado por:
javier del rey morató
fecha: 04 | 06 | 2009
hora: 5:39 pm
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A José Luis Martínez parece ser que el artículo le gustó. Pienso que lo entendió, sin asociarlo a presuntas intenciones perversas del autor, y uqe lo leyó sin asociarlo a los espacios de la política que tan nervioso le ponía a Ortega y Gasst: cuando le preguntaban si era de izquierdas, o si era de derechas, él tenía ganar de preguntarle a su preguntador si se había preguntado alguna vez qué era el hombre, y muchas otras preguntas.
Y el que se queda confinado en un tramo de ese arquetipo espacial, tal vez padece aquello que decía Ortega: una hemiplejia intelectual. Porque lo sano -lo propio de personas sanas, porque se puede estar enfermo de gripe, de cáncer o de ideología-, es desplazarse por ese espacio, y estar hoy en un tramo y mañana en otro, según los temas, las soluciones o alivios que sean posibles y el coste que tengan para otros valores esas posibilidades de solución o alivio.
Fernando Savater decía, en Salamanca, que por la mañana, cuando se levanta, tal vez es derechas, al mediodía de izquierdas, por la tarde de centro…
¿POr qué no nos dejamos de esas tonterías, y aceptamos la complejidad, y no una imagen sumaria de la política, y de los que escribimos?
Y, sobre todo, ¿por qué no dejamos que los juicios sobre la literatura se desprendan de las limitaciones del arquetipo espacial que todavía utilizamos para referirnos a la política?
Y, por último, esto otro: ¿por qué no se puede criticar a un autor, sin que otro se moleste? A mí me critican a un autor por el que siento preferencia, y me quedo atento a los argumentos, para ver qué puedo aprender de ellos, y para tener claro si estoy de acuerdo o no, y las razones de los uno y lo otro.
Pero hay gente que va por la vida con sus «santones», a los que no se puede tocar. Recuerdan a los católicos, cuando alguien critica la divinidad de de Jesús, o cuando cuestiona la virginidad de la madre de ese personaje.
Un saludo desde Madrid.
Publicado por:
javier del rey morató
fecha: 06 | 06 | 2009
hora: 2:22 pm
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Al que le interese seguir este tema -y no necesariamente desde la perspectiva de este articulista-, puede asomarse a EL PAIS de Madrid, de hoy, 6 de junio de 2009.
Se trata de un artículo de MANUEL RICO, titulado «LO INOPORTUNO Y LO INACEPTABLE».
Os paso la dirección:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/inoportuno/inaceptable/elpepiopi/20090606elpepiopi_4/Tes
Un saludo desde Madrid.
Publicado por:
ana
fecha: 08 | 06 | 2009
hora: 7:16 pm
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Precisamente porque su poesía representa la época.
Quizás el abandono del lenguaje poético por el coloquial.Una ,digamos,imposiciòn de la época que le toca vivir.