La Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile fue pródiga en sorpresas políticas. El desencuentro sin retorno entre Argentina y Urugay por el conflicto de las papeleras. La incompetencia del Rey Juan Carlos como facilitador. El desproporcionado ¡por qué no te callas! del monarca. El recurso al chivo expiatorio, típico de líderes inmaduros como Hugo Chávez. El victimismo de Daniel Ortega.

LA CUMBRE IBEROAMERICANA CELEBRADA en Santiago de Chile fue pródiga en sorpresas políticas, y predecible en el comportamiento de alguno de los actores implicados.

La falta de entendimiento entre Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner viene de lejos, y, aunque últimamente intentaron aproximar posiciones, en Chile uno y otro cruzaron el punto de no retorno: Kirchner, reiteró su apoyo ante a los que se manifestaban contra Botnia; Vázquez, dando por teléfono el permiso para que la papelera empezara a funcionar.

«El Rey hizo el ridículo como facilitador (aunque en realidad el ridículo lo hicieron, sobre todo, Kirchner y Vázquez), y tal vez salió airoso ante Chávez. Pero esto no está tan claro» Con el episodio de las papeleras Kirchner no hizo sino poner la política exterior al servicio de la política interior, lo cual contradice la dinámica de integración, y confirma una visión de la política exenta de toda grandeza, y, francamente, muy peronista. Ante un país pequeño, pobre y acomplejado, debió ser sensible a las asimetrías existentes en el Mercosur, al margen de quien tenga razón jurídica, y La Haya lo dirá.

Kirchner, ya lo sabemos, no es diplomático: es áspero, mal educado, ineficaz para las relaciones internacionales, de las que se ocupó poco y mal. ¿Qué quiso decir sobre los empresarios españoles? ¿Qué tiene contra ellos? Debió explicarse mejor. Poco después, en su residencia de Olivos, acompañado de la presidenta electa, recibió a Zapatero, quien reiteró el compromiso de las empresas españolas con el futuro de Argentina. ¿Entonces?

EL PAPEL DEL REY

Si el episodio de la papelera finlandesa dejó mal parado al Rey (desde hace un año hacía su oficio de facilitador en el diálogo entre los vecinos rioplatenses mal avenidos), las palabras del venezolano sobre el ex presidente Aznar arrancaron de Juan Carlos unos gritos (¡Por qué no te callas!) que no son propios de un monarca. En España gustaron, claro, porque a la gente le da por tener reacciones primarias, emotivas, y no reflexivas. La verdad es que, si se hubiera quedado callado, algunos se lo hubieran reprochado. Pero una posibilidad intermedia era marcharse al escuchar las primeras palabras de Chávez, y delegar la responsabilidad de la réplica en Zapatero, como hizo cuando Ortega habló mal de Unión Fenosa. Y es que, callando o gritando, lo cierto es que en esas reuniones el Rey no termina de encajar: todos son presidentes de repúblicas, es decir, todos son elegidos, menos él, que aparece como un anacronismo político.

«El Rey metió la pata. Complicó la organización de la próxima cumbre, y su comportamiento traerá consecuencias para el año 2010, cuando se cumplan los doscientos años de la emancipación de aquellas repúblicas» En efecto, es un ámbito que no le corresponde: aquello no es una versión hispánica de la Commonwelth, y ante los presidentes de las repúblicas latinoamericanas, ya está el presidente Zapatero. No hace falta duplicar presencias.

Con más no se consigue más, y a veces, como ocurrió en Santiago, se hace el ridículo. Nunca hemos visto a Tony Blair viajar a reuniones acompañado por la reina. Además, en las cumbres iberoamericanas, esas reyertas de malevos deberían reservarse para los preparativos: en los despachos, los ministros, subsecretarios y cargos técnicos pueden llegar al insulto, y el agua no llega al río.

El Rey de España hizo el ridículo como facilitador (aunque en realidad el ridículo lo hicieron, sobre todo, Kirchner y Vázquez), y tal vez salió airoso ante Chávez. Pero esto no está tan claro, porque esas reacciones tienen un coste: tal vez ahora los Chávez, Morales, Correa y Ortega no quieran volver a verlo en una cumbre. Porque, ¿quién es el Rey de España para gritarle a un presidente latinoamericano elegido por los electores? Tal vez no falte quien le recuerde a Juan Carlos que no es Carlos V, ni Fernando VII.

Y es que, cuando pasen tres o cuatro años, en las cumbres habrá otros presidentes. Pero el Rey seguirá. Y es que el monarca es un producto de larga duración, y la excesiva exposición mediática, con comportamientos como el de Santiago, no le favorece.

El Rey metió la pata. Complicó a Enrique Iglesias la organización de la próxima cumbre, y su comportamiento traerá consecuencias para el año 2010, cuando se cumplan los doscientos años de la emancipación de aquellas repúblicas. Que se emanciparon, bueno es no olvidarlo, de la corona borbónica.

EL RECURSO AL CHIVO EXPIATORIO, TÍPICO DE LÍDERES INMADUROS

El presidente Ortega criticó a Unión Fenosa, como una mafia, (Página 12, Buenos Aires, 11/11/2007), y optó por endosar la responsabilidad en mayor proporción a la eléctrica española que a los que vendieron las empresas que ésta compró, que eran compatriotas de Ortega, adoptando una actitud victimista, típica de algunos presidentes latinoamericanos, poco propensos a mirar las responsabilidades de sus propios países, y expertos en el recurso al chivo expiatorio: la culpa de todos los males siempre la tiene el extranjero, sean empresas, gobiernos, Estados… Ellos nunca son responsables de nada. Su inocencia es candorosa. Absoluta. Y con esa capacidad de analizar sus propios males, así les va.

«Kirchner y Vázquez se comportaron como dos matones de barrio al frente de dos países que, bien mirado, son uno y el mismo, con dos administraciones distintas» Como dijo el diario ABC de Madrid en su portada, las empresas españolas y las de otros países con grandes inversiones en Venezuela saben ya cuál es el destino de sus esfuerzos. De hecho, la queja del presidente de la CEOE no fue sólo una defensa franca del empresariado español, sino una seria advertencia sobre las nefastas consecuencias que para la economía de todo el continente encierra la deriva populista y bolivariana, caracterizada por los tics caudillistas y la nefasta gestión de los recursos públicos” (ABC, 11/11/2007).

España es la cuarta en la lista de países que han adquirido empresas estadounidenses en los primeros diez meses de 2007 (El País, Madrid, 11/11/2007), y si en América Latina no hay unas reglas de juego previsibles y respetuosas, buscará otros mercados.

VÁZQUEZ Y KIRCHNER, EN EL VIEJO ALMACÉN

Volviendo a los rioplatenses mal avenidos, en Santiago Kirchner se interpretó a sí mismo. Y le hizo un flaco favor a su cónyuge y presidenta electa: debió resolver el problema, pero le deja una mala herencia. El señor Vázquez, por su parte, puede ir por la calle tranquilo: no tiene ninguna posibilidad de que algún transeúnte despistado le confunda con Winston Churchill. Lo suyo es la oncología. El universo, por lo que se ve, le queda grande. Y es que la soberanía, ejercida a tan pequeña escala, mueve a risa. Y a sospecha: tal vez la única soberanía en este lamentable episodio es la de Botnia.

Kirchner y Vázquez se comportaron como dos matones de barrio al frente de dos países que, bien mirado, son uno y el mismo, con dos administraciones distintas.

Cuando abandonen el cargo, podrán quedar una noche en San Telmo, en la esquina porteña entre la Avenida Independencia y Balcarce, en El Viejo Almacén, y, entre copa y copa, entonar juntos aquella letra depresiva de Gardel y Lepera: Si arrastré por este mundo, la vergüenza de haber sido, y el dolor de ya no ser…